Hola. Bueno muchas gracias. Muy buenas tardes, noches a todos y a todas. Bueno recién cuando las autoridades de la Feria del Libro me pidieron que estampara mi firma, una vez más en el libro. En el que lo hacen todos los que la visitan, me encontré con la firma de Néstor allá por el dos mil cinco creo, cuando presentó un libro sobre poesías de detenidos desaparecidos y me encontré también con mi firma cuando todavía era senadora. Y ahora vengo otra vez como Senadora pero ya no vengo a presentar un libro es una experiencia única, porque ahora vengo como autora del libro.
Y la verdad que yo quiero empezar por lo que normalmente está al final de los libros que son los agradecimientos. En primer lugar un agradecimiento por supuesto a las autoridades de la Feria del Libro, que además es el primer año que lo preside una mujer. Con lo cual, la verdad, yo siempre digo y creo mucho en las señales, pero bueno. Autora y presidenta, está bueno. Y, no, no. No, por favor. No. No, la primera presidenta mujer, yo ya fui presidenta, ella es la primera presidenta mujer de la Feria del Libro en lugares naturalmente siempre reservados a los hombres y donde las mujeres comenzamos a tener presencia.
Bueno, nada. Quería agradecer también a la Editorial, a Juan que bueno me recibió muy bien. Quiero también agradecer a los miles y miles que han comprado el libro en momentos difíciles, porque me consta que además muchos lo hacen juntando las monedas o juntándose entre dos o tres para poder comprar el libro.
Y también quiero agradecer a quien me dio la idea de escribir un libro, que está en primera fila, es Alberto Fernández, a él también le quiero agradecer. A él quiero agradecerle la idea de escribir este libro. La verdad que cuando él vino y me dijo que a él lo angustiaba. Lo angustiaba por ahí las cosas que se decían de mí, de Néstor, de los chicos, de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra relación como pareja. Me dijo, yo que los conocí a los dos juntos y los vi, me da mucha angustia que se escriban esas cosas, esas mentiras y vos tenés que salir a decir. A contar eso y tantas otras cosas.
Y bueno, ahí empezó la idea de este libro y debo confesar que la experiencia de leer un libro es maravillosa pero experiencia de escribir un libro es impresionante. A los que como a mí les gusta la palabra, como saben, no es ninguna novedad, el libro te da la posibilidad de la palabra perfecta como le digo yo. Porque cuando uno habla en un discurso, uno ha escrito discursos o los ha pronunciado o ha escrito documentos. Pero el libro te permite la palabra perfecta porque es como que lo mirás, lo corregís, lo pensás, lo volvés a mirar, lo volvés a leer. Pero al mismo tiempo que el libro te da la palabra perfecta también te da. También se independiza en un momento dado el libro de voz, o por lo menos eso es lo que me pasó a mí. Yo cuento mi experiencia, no pretendo que sea una experiencia para todos, es la mía.
El libro se independiza un poco de mí, de quién lo escribe y comienza a demandarse otras cosas, porque originalmente el libro iba a ser “Néstor y yo” y yo le agregué “y nuestros hijos también”. Iba a ser “El Memorándum de entendimiento con Irán”, “Bien de familia”, que era nuestro patrimonio y dos o tres temas más. Y después el libro fue independizándose, creciendo y ocurriendo también. El libro fue ocurriendo, porque yo lo empecé a escribir en abril. En abril del año pasado y recién en diciembre tomé la decisión de que tenía que terminarlo y presentarlo hoy nueve de mayo. Y se fue independizando y fue incorporando otras cosas y fue creciendo en mí la necesidad, no sólo de aquella cosa que me había planteado Alberto originalmente, sino al contar la historia mía y de Néstor, me empecé a acordar lo que había vivido allá cuando nos casamos, el país, nuestra vida, los hechos que fueron sucediendo y me di cuenta que, sumado eso al hecho inédito de haber estado casada con un presidente y después yo misma ser presidenta en dos oportunidades, más todo lo que pasó en el país, y lo que está pasando. Me planteé que era muy mezquino, muy egoísta, muy mediocre y muy chato escribir una cosa de uno nada más y me pareció que tenía que escribir cosas que le sirvieran a otros y que le sirvieran a todos también. Que nos sirvieran para reconocernos en la historia de lo que vivimos como argentinos y como argentinas durante tantas décadas, desde las distintas posiciones, desde los distintos lugares que todos y todas siempre tenemos.
Yo no creo en los neutrales, se habrán dado cuenta, creo que para neutrales están los suizos. Los argentinos no somos neutrales y bueno, yo no soy neutral, nunca lo fui, ni lo quiero ser, ni lo voy a ser además. Quiero sí, y me siento profundamente argentina y me parece que después de todo lo que he vivido es necesario también trasmitir vivencias, experiencias, sobre todo porque pocas veces en la historia se da, y lo explico en el libro, el traspaso, la terminación de un gobierno de una determinada orientación política que puede cumplir con tres mandatos, nada más ni nada menos. Cuando en la historia nuestra no es precisamente generosa en este aspecto y al mismo tiempo por ahí sucederle otro gobierno de otro signo y de repente poder experimentar en ese lapso tan corto, porque en definitiva estamos hablando de muy pocos años. No estamos hablando en términos históricos. Poder experimentar y poder corroborar o sentir, bueno. Cuando hiciste esto, cuando pensaste esto, cuando dijiste esto. Se decía que si hacías esto ibas a tener éxito.
Por eso el libro lejos de plantear enfrentamientos o peleas, creo que es una interpelación, pero una interpelación a todos. Una interpelación a las dirigencias, no solamente políticas, sino sociales, sindicales, empresariales, culturales, intelectuales. Es también una interpelación a la sociedad. En alguna parte del libro, o en algunas partes del libro interpelo mucho. Quiero decir algo que es lo que pienso y lo que siento, como siempre, puedo estar equivocada, seguramente, pero déjenme decirlo al menos.
Yo la verdad que después de todo lo que hemos vivido, de todo lo que hemos pasado, yo no creo en sociedades maravillosas y perfectas que den malos dirigentes ni viceversa, yo creo que hay algo, ¿no? De reflejo arriba de lo que hay abajo y viceversa también. Con nuestros defectos, nuestras limitaciones y entonces quise transmitirle fundamentalmente a los jóvenes, que es mi gran apuesta, mi gran esperanza lo que me tocó vivir, lo que estoy viviendo y lo que están viviendo los argentinos también. Son momentos difíciles, muy difíciles. Yo tengo registro de muchas crisis, como lo cuento en el libro, registro la primera crisis allá en el setenta y cinco, en la que uno la vivía como no protagonista, porque obviamente tenía identificación política pero, ¿qué podía protagonizar uno en aquel vendaval del mundo y de nuestro país? La primera crisis, el famoso Rodrigazo, lo que vino después, la noche de la dictadura, luego la democracia, la híper, luego el 2001, antes el Bonex, y entonces mi idea fue que yo tenía que contar y transmitir lo que había vivido, las cosas que pasaban. Porque hay como una cosa en la cual nos quieren presentar la realidad o la historia como hechos inconexos y como si ninguno tuviera que ver con lo otro, y como si las cosas sucedieran casi como sucede una tormenta, o como sucede viento, frio o calor. Y es cierto que la meteorología reconoce estos patrones de imprevisión pero lo cierto es que la política y la economía no tiene estos patrones de improvisación ni de imprevisión. Reconoce en decisiones, en conductas, en decisiones y conductas que ojo, no son únicamente dirigenciales, son también sociales. Los argentinos somos difíciles y las argentinas también, somos difíciles y creo que muchas veces también como todos no solamente aquí en nuestro país, nos movemos a partir de la información con la que contamos o con la que creemos contar o con la que nos quieren contar, que es otra cosa, ¿no?
Yo por ejemplo en el libro, en la última parte, en el epílogo hablo del populismo, ¿no? Y de esta cosa del gobierno populista y bueno es como que tenemos el cartelito si pusiéramos acá, yo sería una populista y la verdad es que hay una base social en la Argentina que es compleja, no es solamente una cuestión ideológica, tiene que también… porque ustedes vieron que en el libro yo siempre hago apelación a que las ideologías y los sistemas de creencias se apoyan en cuestiones que tienen que ver con la condición humana, con los sentimientos más profundos que se conocen desde Adán y Eva hasta acá en toda la historia. Entonces digo que muchas veces se etiquetan o se ponen cosas y por allí ustedes habrán escuchado, bueno “planeros”, “choriplaneros”. Y lo digo sin ánimo de confrontación ni discusión, simplemente para reconocer una parte del libro nada más, que me parece que es importante y la verdad que cuando Néstor Kirchner asumió como presidente de todos los argentinos en medio de una crisis muy importante en 2003. Recibimos el gobierno… veníamos de la crisis brutal del 2001 y recibió el gobierno aquel presidente, por ejemplo entre otras cosas de deudas, etcétera, etcétera, no voy a entrar en eso sino a lo que voy, con dos millones trescientos… De acá lo veo a Carlos Tomada, nuestro Ministro de Trabajo desde el 2003 a 2015 y me acuerdo que como lo señalo en el epílogo, ¿Te acordás Carlos cuando te llamé por teléfono para confirmar el número? Porque no sabía nada. No sé si te lo imaginaste, tampoco. No, nadie se lo imagino. Y bueno, lo llamo para confirmar el número y bueno me confirma que aquel tres de junio había firmado el pago de salarios de dos millones trescientos mil planes Jefes y Jefas de Hogar, que era el instrumento, un instrumento importante que había tenido el anterior gobierno que encabezaba el Doctor Duhalde y como Ministro Roberto Lavagna para paliar la terrible crisis del 2001. Y cuando nos tocó entregar en el año 2015 el gobierno, de aquellos dos millones trescientos mil planes solamente había doscientos siete mil que eran Ellas Hacen y Argentina Trabaja porque habíamos generado millones de puestos de trabajo, porque habíamos generado millones de puestos de trabajo que permitieron a esos planes de Jefes y Jefas de poder encontrar una ocupación. Y sin embargo el actual gobierno cuya base social principal no le gusta. No, sin silbidos ni nada, porque no vale la pena y porque quiero decir algo también sobre esto que no es solamente lo que nosotros pensamos. Ay los que tienen plata o, no, hay gente también humilde, trabajadora, seguramente ustedes conocen a alguna mujer que se levanta a las cinco de la mañana en el conurbano bonaerense para venir a trabajar en casas de familia acá en capital y no está de acuerdo porque dice porque si yo me tengo que levantar y trabajar tanto otros cobran esto sin hacer nada.
Creo que es una discusión que hay que darla y creo que es una cosa que tenemos que analizar, qué cosas operan para que una sociedad pasen estas cosas, sin enojarnos los unos con los otros, simplemente tratar primero de comprender, de entender para después resolver. Es imposible resolver bien sino se entiende ni comprende la magnitud, la densidad y la profundidad de los problemas, pero sí es importante conocer y tener la información correcta porque por ejemplo el gobierno que yo dejé con doscientos siete mil planes sociales hoy tiene cuatrocientos sesenta mil, casi medio millón de planes. Muchos más que los que tenía el gobierno de los “choriplaneros y planeros”. Y entonces me parece que mucha gente decide sobre información que no es correcta. No tienen tampoco la culpa de no tenerla, pero estas son las cosas que me llevaron a describir experiencias y creo que sinceramente compatriotas estamos en un momento muy especial de nuestro país, de nuestra historia, en el que es necesario aportar este tipo de debates y discusiones. Y sinceramente como lo digo.
Y el tema “Sinceramente” realmente es un título que me pareció cuando lo vi que era lo que yo digo cada dos minutos, sinceramente me pareció tal cosa, sinceramente me pareció la otra. Yo creo sinceramente que es el aporte que puedo hacer y dar para que entre todos los argentinos y las argentinas podamos en serio construir algo diferente. Algo diferente a todo porque lo que para algunos puede ser disconformidad con lo que pasa desde lo ideológico, disconformidad con lo que pasa desde un lugar histórico o desde una posición determinada, para muchos argentinos y argentinas es el sobrevivir todos los días y cuando digo sobrevivir lo digo en términos literales. No en términos literarios y entonces es necesario que todos pongamos ese esfuerzo para hacerlo sin clichés o lugares comunes.
Por supuesto que nadie en épocas de discursos de unidad, de grandes acuerdos entre sectores políticos, dirigenciales, sociales, sindicales o iglesia, nadie puede estar como les digo en desacuerdo con estos enunciados pero permítanme decirles que va a ser necesario algo más: Un contrato social de todos los argentinos y todas las argentinas. Con metas verificables, cuantificables, exigibles. Miren yo me acuerdo el pacto social de Perón y Ber Gelbard, un gran dirigente empresario, nos hacen también falta empresarios de esta magnitud. Nos hacen falta dirigentes empresarios que piensen a la empresa como un instrumento de desarrollo del país y no solamente como un instrumento de su desarrollo personal, que está bueno, porque para eso sos empresario y para eso querés ganar plata pero tenés que entender que para que tu empresa sea más grande y ganes más plata tienen que ganar todos y tienen que comer todas. Sino es muy difícil. Sino es muy difícil.
Entonces creo que, yo me acuerdo de, lo digo en el libro, sin que nadie se enoje, ni se ofenda por favor. Muy lejos estoy de querer ofender a nadie pero creo que el último gran dirigente que tuvo el país fue José Ber Gelbard y me acuerdo de aquel pacto, aquel pacto social que fue bombardeado. Un momento difícil del país, un momento de violencia política sí, pero yo tengo muy presente ese doce de junio cuando a la mañana es algo que se oculta normalmente. Todo el mundo se acuerda del Perón que dijo “Llevo en mis oídos la más maravillosa música que es la palabra del pueblo argentino”, pero antes de ese Perón que nos regalan siempre, hubo otro Perón que habló por la radio esa mañana denunciando que no se estaba cumpliendo el acuerdo social, denunciando que había especuladores que medraban con la miseria y con el hambre del pueblo y que él había venido a contribuir a la Patria pero que si estas conductas, de agiotismo, creo que inclusive, yo no lo recuerdo exactamente pero creo que en su discurso hasta mencionó la palabra del agiotismo y de lo que se estaba haciendo y que él estaba dispuesto a renunciar. Es por eso que la gente sale a la calle, porque nadie les explica a los que no vivieron esta etapa porque salió la gente a la calle. ¿Por qué? ¿Qué fueron a despedirlo a Perón? No, Perón había hablado muy enojado por la mañana en la radio diciendo que el sector empresario no estaba respetando el acuerdo social y que si era necesario él no estaba dispuesto a seguir de esta manera. La gente ante el temor de la renuncia de Perón salió a la calle y esto es el doce de junio.
Yo estoy absolutamente convencido de que Recchimuzzi le pregunta acá a la salida, no estoy hablando en cualquier lugar, acá a la salida, porque salió la gente ese día el doce de junio o para despedir a Perón. Y no es que no sepan. Imaginensé el resto. ¿Con esto qué quiero decir? Que aún con la magnitud, el volumen y la envergadura de un Perón, que había sido el firmante de ese pacto, de un José Ber Gelbard, pasaban estas cosas. Por eso digo que es necesario un contrato social de los argentinos y las argentinas. Yo creo que si tuviera que ponerle un título le pondría “un contrato social de ciudadanía responsable” porque cuando uno dice un contrato social de ciudadanía responsable involucra a todos. Desde el empresario, ciudadano en su ámbito y en su actividad y con su responsabilidad, por un dirigente sindical, por un dirigente intelectual por un ciudadano que trabaja de operario por aquellos también que hoy son cooperativistas o tienen un plan de trabajo porque no han podido conseguir un trabajo pero que es necesario que todos pongamos el esfuerzo para crear trabajo genuino por ejemplo y que el compromiso sea de todos. Obviamente no hay mayor compromiso primero que el del Estado de generar las políticas y segundo de los empresarios también para generar ese empleo con la convicción de que no hay posibilidades en este mundo tan difícil que hoy tenemos, de generar crecimiento económico sin mercado interno fuerte.
Me acuerdo, miren… me acuerdo cuando impulsábamos el consumo y el mercado interno y nos decían que no teníamos que recalentar la economía, como si uno tuviera un switcher donde lo bajo un poquito, lo subo un poquito. Miren lo que está pasando en Estados Unidos, la economía vuela, tienen el índice de desempleo más bajo desde hace cincuenta años. Teóricamente debería la Reserva Federal subir la tasa de interés para precisamente que la economía baje. No. Algunos se dieron cuenta que tenían que volver a generar trabajo industrial adentro del país para volver a generar riquezas. Sería bueno que aquellos que viajan tanto para allá y escuchan tanto las cosas que le dicen allá imiten lo que hacen allá. Imiten lo que hacen allá. Pero bueno.
Yo no sé mi querida presidenta cuánto dura la exposición de alguien que… Porque ustedes saben que lo mío puede ser muy largo y la verdad que no, que no quiero que sea tan largo, quiero sinceramente que este libro le sirva a los argentinos como un instrumento de discusión de debate, no porque tenga la verdad sacrosanta ni el Talmud. No es ni el Talmud, no es la Biblia y no es el Corán, eso lo tengo absolutamente claro para discutir para debatir y a partir de la experiencia porque lo que decimos ahí no lo decimos en un congreso de Filo, lo decimos después y con todos los que los quiero a mis queridas amigas y amigos y compañeros y compañeras de Filosofía pero esto no es teoría: es práctica y experiencia dura, dolorosa, con equivocaciones, con aciertos pero con la convicción absoluta de estar haciendo, de acuerdo a lo que uno piensa y siente, lo mejor.
Por eso me puse muy contenta. Me sorprendió porque cuando estábamos con Juan, Juan me hablaba de veinte mil o treinta mil libros que sería un éxito. ¿No es cierto? La verdad Juan, dale. No tengas
Juan Ignacio Boido: Estábamos hablando con una escritora novel, era el primer libro de alguien no le puedo decir, vas a vender trescientos mil o es un fracaso.
Cristina: La verdad que, sinceramente, si querían acariciarme el alma, lo han hecho. Quiero agradecerles a todos los que me han acariciado el alma, lo han logrado con creces. Así que nada, como dije, empecé por el final con los agradecimientos y ahora finalizo con lo que normalmente está al principio del libro.
Cantos del público.
No. No era con eso. Estamos en el salón Borges, ¿no? Son incorregibles, ya lo dijo Borges son incorregibles.
Pero bueno nada, quería contarles porque razón había decidido en diciembre ya, con tanta antelación presentar el libro el nueve de mayo. Hoy hace cuarenta y cuatro años que en la Plata en el registro civil número uno, ahí en la calle cuarenta y uno, que no sé dónde está ahora, Néstor y yo nos casábamos. Sí. La verdad que hace cuarenta y cuatro años nos casábamos en el Registro Civil tipo seis de la tarde, ya haría unas dos horas y media, ya estábamos en viaje a la casa de mi tía en City Bell donde íbamos a hacer. ¿Está por ahí el Negro Cuto Moreno? ¿Está por ahí Cuto? ¿No? No sé si está por ahí. ¿Está en Tres Arroyos? Bueno, porque era uno de los que estaba en la fiesta esa noche. Quería ver si tenía algún testigo también pero bueno. Y cuando decidí que quería dedicarle este libro a Néstor ya era tarde. ¿Cómo fue? No te avisé a tiempo, pero bueno no importa, era el nueve de mayo, era hoy y la verdad que se lo dedico a él. Pero ojo, no se lo dedico a él como político, ni como presidente, ni como estadista. Néstor no necesita que nadie lo… Él ya está en la historia. Yo se lo quería dedicar a él como mi compañero, al Néstor hombre, al Néstor padre de nuestros hijos, porque él se lo merecía. La verdad que uno cuando está en esto que es la política está cazumbrado y tiene que estar acostumbrado a que lo critiquen, hasta que inventen también porque no es nada nuevo. Pero siempre creo hay determinados límites, ¿no? Qué son los de las personas en su vida, después si no te gustó la política podés decir cualquier cosa pero hasta negar lo que era evidente, lo que lo conmovió acá a Alberto. Alberto estaba indignado con estas cosas y fue eso lo que me motivó a escribir este libro que empezó siendo una reflexión sobre algunas cosas e intento ser, no sé si lo habrá logrado, pero intentó ser, una reflexión sobre nosotros: los argentinos y las argentinas.
Muchas gracias y, sinceramente, de corazón: gracias a todos y a todas.