En el día de la fecha la República Argentina selló un acuerdo para regularizar la deuda en default con el Club de París. Luego de una prolongada negociación, el Gobierno y los países miembros del Club arribaron a una solución acordada y mutuamente beneficiosa.
La deuda total con el Club asciende a los 9.700 millones de dólares, se cancelará en un plazo de entre 5 y 7 años, con una tasa de interés efectiva del 3% al 3,8% (dependiendo del plazo), un pago inicial en concepto de capital de 650 millones de dólares en julio de 2014 y de 500 millones de dólares en mayo de 2015. Adicionalmente, el esquema incluye pagos mínimos por año, junto con pagos adicionales en función del nuevo flujo de inversión extranjera directa que reciba el país.
El acuerdo ratifica la posición argentina respecto de la sostenibilidad de los compromisos financieros asumidos y permite manejar el perfil de vencimientos de deuda de los próximos años con absoluta racionalidad. De hecho, el acuerdo prevé menores esfuerzos financieros por parte de la República en los años 2015 y 2017, años de fuertes vencimientos de deuda, exhibiendo una responsabilidad en las decisiones en materia de deuda soberana que no han tenido anteriores gobiernos que sobre-endeudaron al país.
De esta manera, el Gobierno de Néstor Kirchner primero, y de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner después continúan afrontando una deuda que no contrajeron, pero que otrora condicionó las posibilidades de crecimiento económico del país y hoy, a la inversa, permitirá potenciar inversiones de carácter estratégico que garanticen la continuidad del proceso de reindustrialización iniciado en 2003. En línea con los principios que fijó Néstor Kirchner al iniciar el arduo proceso de normalización financiera del país hace más de 10 años, la Argentina vincula sus compromisos externos con el crecimiento real en la capacidad de pago del país, priorizando el mercado interno, el empleo y el ingreso de los argentinos. Para los acreedores, el crecimiento sostenible es la mejor garantía de pago que pueden recibir.
Por último, y no por eso menos importante, hoy Argentina rubrica un acuerdo con el Club de París sin la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que cual constituye otro hito en materia de la absoluta confirmación del carácter soberano en materia de política económica.
¿De dónde surge la deuda con el Club de París?
La cifra de 9.700 millones de dólares que Argentina adeuda a los miembros del Club de París surge del trabajo llevado a cabo entre la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de la Nación y cada una de las agencias externas acreedoras. Esta cifra es el resultado de la estricta aplicación de cada uno de los contratos firmados oportunamente y no está sujeta a interpretación alguna de las partes. Dichos contratos obran en la Dirección de Administración de la Deuda Pública de la Oficina Nacional de Crédito Público.
Si bien es cierto que parte de la deuda con acreedores del Club de París proviene de operaciones anteriores al año 1983 que fueron realizadas por gobiernos de facto, la totalidad de esta deuda fue completamente consolidada y reconocida por el gobierno democrático del Dr. Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983. Posteriormente, en febrero de 1985 en París, y luego de firmar un acuerdo de Stand-By con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno radical concilió y legitimó el stock de deuda actual con el Club de París en la así denominada Ronda I. Dicho monto fue incorporado al Presupuesto Nacional y a partir de 1986 los montos aparecieron sucesivamente en todas las leyes de Presupuesto sancionadas por el Honorable Congreso de la Nación. De hecho, la deuda fue reconocida y revalidada en 1985, 1987, 1989, 1991 y 1992.
Entre algunas de esas deudas, se encuentran proyectos de inversión estratégicos para el país, como ser Atucha I, Yaciretá, Hidronor y varias obras de sanidad.
¿Qué es el Club de París?
El Club de París es un foro informal de acreedores oficiales y países deudores. Su función es coordinar formas de pago y renegociar deudas externas soberanas.
¿Cuándo y cómo nace el Club de París?
La primera reunión del Club de París fue en 1956 y tuvo como objetivo tratar los problemas de pago de la deuda externa de la República de Argentina. En este sentido, se podría decir que el Club de París fue un “invento argentino”.
¿Argentina “inventó” el Club de París?
Hacia 1955, entre los mayores logros del Gobierno del General Perón se encontraban el crecimiento basado en la industrialización, la inclusión social y el desendeudamiento. El golpe de Estado del ´55 interrumpe este proceso con el objetivo de instaurar un proyecto liberal de apertura comercial y sobreendeudamiento de la economía. Para ello, aquella dictadura toma un crédito por 700 millones de dólares con el objetivo de restaurar el comercio internacional, fundamentalmente con Europa, intentando financiar las importaciones provenientes del viejo continente, en el marco de un proyecto de apertura comercial y financiera de la economía. Los supuestos efectos positivos de ese proyecto, decían, permitirían cancelar el crédito en solo un año.
Sin embargo, ya en 1956 estaba claro que como consecuencia de las propias políticas de ajuste y apertura que aplicó el Gobierno militar, Argentina no podría honrar su deuda. En ese contexto, el Club de París nace no solo para renegociar la deuda argentina, sino para confirmar que los procesos de apertura comercial y financiera tienen siempre el mismo final: la quiebra del país y el consecuente default.
¿Qué más pasaba en Argentina en 1956?
El 19 de abril de ese año, por decisión de Aramburu y con el apoyo intelectual del Dr. Raúl Prebisch, Argentina hacía su ingreso al Fondo Monetario Internacional.
No casualmente, en años anteriores el ex presidente Juan Domingo Perón se negaba terminantemente a ingresar a este organismo, asegurando que era un instrumento de sometimiento de los países centrales para imponer políticas a los países periféricos. Diez años después de la decisión de Aramburu, Perón reafirmaría su postura desde el exilio afirmando que “Advertí que en él (el FMI) participarían la mayoría de los países occidentales, comprometidos mediante una contribución al Fondo, desde donde se manejaría todas sus monedas, se fijaría no solo la política monetaria, sino también los factores que directa o indirectamente estuvieran ligados a la economía de los asociados (…) He aquí alguna de las razones, aparte de muchas otras, por las cuales el gobierno justicialista de la República Argentina no se adhirió al Fondo Monetario Internacional. Para nosotros, el valor de nuestra moneda lo fijábamos en el país, como también, nosotros establecíamos los cambios de acuerdo con nuestras necesidades y conveniencias (…) Ha pasado el tiempo, y en casi todos los países adheridos al famoso Fondo Monetario Internacional se sufren las consecuencias y se comienzan a escuchar lamentaciones. Este Fondo, creado según decían para estabilizar y consolidar las monedas del ‘mundo libre’, no ha hecho sino envilecerlas en la mayor medida” (fragmento tomado del Museo de la Deuda Argentina).
Pero, ¿qué relación tiene el Club de País con el Fondo Monetario Internacional?
A pesar de ser un grupo informal y de negociar “caso por caso”, históricamente el Club de París ha preferido reestructurar deudas de países en default que acuden con un programa de rescate firmado por parte del Fondo Monetario Internacional. Por esta razón, a lo largo de la historia los acuerdos del Club de París han significado para los países deudores la renuncia a su soberanía política y a su independencia económica. La misión del FMI siempre ha sido la misma: “garantizar”, mediante sus políticas de ajuste, el repago de la deuda acordada con el Club.
Sin embargo, la Argentina ha mantenido desde 2003 una actitud soberana y responsable en todos los procesos de renegociación. Una actitud que difiere profundamente con la visión del FMI: el país debe, primero, crecer, para de ese modo, garantizar las condiciones de un desarrollo sostenible que fortalezcan la capacidad de repago y de sustentabilidad de los pasivos.
La historia reciente muestra lo correcto de la posición defendida en todos los foros internacionales por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner: las políticas de ajuste del FMI, solo llevan al colapso y la quiebra. Como sostuvo el presidente Néstor Kirchner ante la ONU en 2003 “nunca se supo de nadie que pudiera cobrar deuda alguna a los que están muertos”.
¿Esto quiere decir que Argentina someterá nuevamente su política económica a las decisiones del FMI?
De ninguna manera. El acuerdo al que se arribó con el Club de París no implica intervención alguna por parte del FMI y respeta los principios de justicia social, independencia económica y soberanía política que guían al país desde 2003.
Hasta la actualidad, el Club de París contaba con 4 estándares para la renegociación de sus acreencias:
Términos clásicos: es el tratamiento base, ya aplicado a 59 países, y requiere un programa apropiado con el FMI.
Términos de Houston: para países altamente endeudados, de ingresos medios y bajos.
Términos de Nápoles: para países altamente endeudados de ingresos bajos.
Términos de colonia: para países altamente endeudados de ingresos bajos, que requiere elegibilidad previa del FMI y el Banco Mundial.
Dadas sus características, Argentina debería haber recibido los términos clásicos, que es el trato que recibió en todos los acuerdos previos con el Club de París, en los años 1956, 1958, 1962, 1965, 1985, 1987, 1989, 1991 y 1992.
Sin embargo, una vez más Argentina hace historia en materia de renegociación de deuda, puesto que es la primera vez que un país de ingresos medios logra acordar la cancelación de su deuda con el Club en un plazo de 5 años, extendible hasta los 7 años, y con una tasa de interés del 3%.
La sostenibilidad de este acuerdo queda garantizada por la decisión soberana por parte de la República Argentina de conservar el absoluto manejo de su política económica, sin someterse a las recomendaciones del FMI, sometimiento al que se le puso un punto final con la decisión del Presidente Néstor Kirchner en 2006 de cancelar anticipadamente la deuda con este organismo.
Un acuerdo con el Club de París que no comprometa la soberanía política de la Nación no es de manera alguna moneda corriente. Sobran los ejemplos históricos donde el cierre con el Club significó importante concesiones en materia de política económica. Ejemplos de nuestra propia historia: la liberalización del comercio exterior que condicionó el acuerdo de 1956, o el plan de estabilización acordado con el FMI en el acuerdo de 1958.
Al contrario, el presente acuerdo resulta beneficioso para ambas partes. Mientras que los acreedores podrán cobrar su deuda, la República Argentina no sufrirá las restricciones que actualmente existen hacia las agencias de crédito a la exportación de los países miembros del Club para las inversiones extranjeras que recibe nuestro país.
El acuerdo constituye un paso más para garantizar la continuidad del proceso de crecimiento con inclusión social, gracias a los efectos beneficiosos que tendrá la desaparición de dicha restricción sobre la inversión, el crecimiento y el empleo.