Inauguración de estación de desgasificado al vacío en planta industrial de Ternium Siderar, en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Palabras de CFK. Lunes, 15 de Julio de 2013.
Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor vicepresidente de la Nación; señor presidente de Ternium, ingeniero Paolo Rocca; señor Gobernador De la provincia de Santa Fe, Jorge Obeid, que por ahí debe andar, acá está, ahí al lado, mira estoy ciega, ya no lo veo, estoy vieja, estoy abuela. Hoy es un gran día en lo personal y hoy es un gran día en lo institucional también; en lo personal quiero agradecerles todas las muestras de afecto y cariño por mi nieto, mi primer nieto. Realmente un momento de mucha felicidad y agradecerles también, en lo institucional, porque yo creo que los cascos blancos y verdes de la UOM, de la UOCRA, para que estemos todos los trabajadores en paz. El proceso de reindustrialización porque vale la pena – recién el presidente de Ternium recordaba al General Savio y a su abuelo, al fundador de la dinastía Rocca – y digo dinastía en términos de construcción, de industrialización del país, que han tenido un rol muy importante y si hay un gobierno político, que ha hecho de uno de sus ejes fundamentales la industrialización somos nosotros.
Me enorgullezco de decir que conduzco, hoy, este proyecto – como lo condujo, antes, mi compañero de vida – que dio vuelta de campana a la Argentina, a una Argentina cuya industria supo ser líder en América latina, en los años cincuenta, y que luego por los diferentes procesos políticos, fundamentalmente, que atravesó el país fue devastada.
Hoy, estamos aquí, en Siderar, en San Nicolás, en Ramallo, bueno todo che, qué cosas que son, Dios mío. Es todo, esto es Rosario, este es Ramallo, es San Nicolás, es todo, es un complejo. La Argentina somos todos, muchachos, desde Jujuy hasta La Quiaca, estamos inaugurando esta importante planta de separación de gases, que nos permite tener un acero mejor, de mayor calidad, de mayor valor agregado para toda la industria automotriz y para toda la línea blanca, que realmente ha crecido a niveles exponenciales, en esta República Argentina, en los últimos 10 años. Y nos permite, al mismo tiempo, sustituir importaciones; agregar nuevos puestos de trabajo; mejorar salarios y seguir agregando industria a la Argentina.
Pero también – simultáneamente – se está dando otro proceso que lo vemos reflejado también en las videoconferencias que hemos tenido con la Universidad de Quilmes, con la Universidad Nacional de La Plata y con el Centro Interuniversitario Argentino, a través del ministerio de Educación. ¿Por qué? Porque la industria necesita, hoy más que nunca, en el siglo XXI, de la investigación, de la industria de la investigación, la ciencia y la tecnología. Estos laboratorios, que estamos inaugurando en la Universidad de Quilmes, donde nuestros científicos han descubierto una vacuna contra el cáncer de pulmón, asociados la universidad nacional, pública y gratuita con el sector público y con la ciencia y la tecnología inaugurando nuevos laboratorios. Estos nuevos laboratorios que estamos inaugurando, también, en la Facultad de Ciencias Naturales, en la Ciudad de La Plata, dos plantas, más de 1.600 metros cuadrados; la ampliación y refacción del Hospital Odontológico, dependiente de la Facultad de Odontología, de la Universidad Nacional de La Plata, es el hospital odontológico más grande de la República Argentina, que atiende – gratuitamente – a más de 1.500 argentinos por día, en sus consultorios.
Además, estos convenios que estamos firmando para instalar centro y biblioteca, allí en Montevideo y Lavalle, en la Ciudad de Buenos Aires y también llevando a cabo la ejecución de cinco acuerdos, de cinco universidad argentinas: una privada y cuatro estatales con cinco universidades alemanas, a través de una cuerdo – que firmamos con la canciller Ángela Merkel – y que comenzó con la visita de Néstor Kirchner, al Instituto Max Planck, en Berlín, cuando Daniel Filmus era ministro de Educación de la República Argentina y que recuerdo que a los científicos de la Max Planck les llamó la atención que un Presidente quisiera conocer un instituto de ciencia. Porque cuando él llegó le dijeron: «es muy raro, los presidentes no les interesa la ciencia». Y no es que nosotros tengamos un espíritu investigativo, es que sabemos que somos y necesitamos a la ciencia para aplicarla al desarrollo industrial.
No va a haber mejor y más desarrollo industrial si no unificamos nuestras universidades con nuestros empresarios, con nuestros productores para lograr mayor valor agregado. Esta es también la gran transformación de la década. Lo que recién, Claudio Fernández, a quien repatriamos, junto a su familia de Alemania; lo conocí cuando aquí, en Rosario, cerquita, poníamos en marcha las nuevas instalaciones del Instituto de Biología Molecular, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario, que era un edificio viejo, que cuando llovía, los investigadores debían calzarse botas de gomas para poder ingresar. Hicimos un instituto nuevo, y hoy estamos haciendo un aporte de 5 millones de pesos, para comprar un espectrómetro nuclear digital, absolutamente de última generación, que permite seguir profundizando y constituye, hoy, a Rosario en la más importante plataforma en materia de biología molecular y es un gran orgullo.
Todo lo que estamos haciendo, a través de tres ministerios, en todo lo que hace al desarrollo universitario: el ministerio de Planificación, que es el que desarrolla toda la infraestructura, los nuevos laboratorios, las nuevas facultades, los nuevos espacios refaccionados, como el Hospital Odontológico; el ministerio de Educación, que hace el aporte desde la Secretaría de Políticas Universitarias, que conduce tan bien Martín Gil; el ministerio de Ciencia y Tecnología, a través de la conducción de Lino Barañao; la actividad planificada y articulada del Estado, junto también con el ministerio de Industria .- a través del INTI, que es el que desarrolla toda la parte de investigación y validación tecnológica – es en definitiva un país el que hemos puesto en marcha desarrollando todas sus potencialidades; los que invierten, los empresarios, la parte privada que, como hoy, están haciendo esta inversión de 63 millones de dólares, que hemos visto recién y que hemos pulsado el botón para tener más y mejores aceros. También está la colada continúa, que me han prometido que para enero la vamos a tener. No me voy de vacaciones, me quedo acá para inaugurar esa bendita colada continúa, que nos va a permitir aumenta la producción de acero.
Porque lo comentábamos recién con el ingeniero Rocca y lo comentaba, además, el otro día, en lo que yo imagino, veo y pienso va a ser la nueva configuración o re-configuración del mundo, que nos obliga a nosotros a prepararnos para los tiempos que vienen. Porque se viene – tal vez – una nueva división internacional del trabajo y tal vez quieran asignarnos a nosotros, a la América del Sur, a la organización latinoamericana, a la América del Sur, fundamentalmente – gran productora de energía, de alimentos, de comodities- de vuelta a la reprimarización de nuestras exportaciones. Y esto es lo que no debemos permitir. Pero esto no se impide únicamente con palabras y discursos, sino con políticas públicas destinadas a profundizar en la inversión tecnológica de tal manera que tengan que recurrir a nosotros porque tenemos mejor desarrollo tecnológico y tenemos mejores recursos humanos para poder producir esa renovación tecnológica. Y la verdad que me siento muy orgullosa.
El otro día repasaba números… para que se entienda de lo qué estamos hablando y de lo que pasa también en la región, y cómo tenemos que integrarnos y complementarnos y se entienda algunas ventajas competitivas que tenemos, aquí, en la Argentina. Comparábamos – y hoy lo venía comentando en la Van, cuando veníamos en el helicóptero – la Argentina, por ejemplo, tiene 3,8 médicos cada 1.000 habitantes, solamente Cuba nos supera; los otros países tienen entre 1,7 y 1,8. Eso es que de grandes economías que ni siquiera tienen un médico por pueblo. Todo esto y así lo podemos reproducir en todas y cada una de las áreas.
No es casualidad, lo he dicho en infinidad de oportunidades, que tengamos tres premios Nobel en ciencias duras. Y, precisamente, esto debe ser el aliciente y el orgullo que tenemos que tener los argentinos, pero no para conformarnos con lo que hemos logrado, sino para ir por mucho más.
Necesitamos mayor valor agregado, necesitamos más ciencia, más tecnología, más producción, más industria. Porque esto es lo que produjo millones de trabajos nuevos que no existían en el año 2003 en la República Argentina y que lo hemos hecho con el esfuerzo de lo público y lo privado y, también, la competitividad argentina. La competitividad que tenemos que lograr por producir más y mejor, por ser más capaces en lo tecnológico, competitividad que también el Estado nacional asegura.
Todavía recordamos cuando se crearon tablitas para descontar salarios; todavía recordamos ahorros forzosos; todavía recordamos cuando se quedaron con los ahorros de los argentinos o cuando querían crear nuevos impuestos.
Este Gobierno, ha ayudado a la competitividad argentina con la virtualidad y con la virtuosidad de la producción y del trabajo. No hemos creado ni hemos gravado…no hemos creado impuestos.
Y tenemos que lograr, amigos, que todos los gobernantes en todos los niveles, provinciales y municipales, comprendan que la competitividad también tiene que ser esto. No puede ser que cuando alguien requiera más recursos, bueno, cree un nuevo impuesto, una nueva tasa, una nueva cosa y, entonces, tengamos finalmente, afectada la economía.
Y también, un Gobierno que ha subsidiado y va a seguir subsidiando, como no lo ha hace ningún otro gobierno en la región, energía y transporte, porque tampoco podemos ignorar que todo esto ha contribuido a la competitividad de los argentinos.
Cuando algunos…Me acuerdo que una vez mantuve una reunión, no importa, en un país vecino y había industriales que invierten mucho en la República Argentina de distintas actividades, y uno de ellos decía: «Bueno, pero el tema de los salarios…» y otro decía: «Bueno, pero el tema del transporte» y, entonces, yo los uní a los dos y le digo: «Usted me pide que aumente el transporte y usted se queja de que le piden aumento de salario. ¿Sabe qué pasa? Si yo aumento el transporte, a ustedes les va a ir a pedir inmediatamente aumento de salarios, porque la macroeconomía de un país es eso, es el equilibrio permanente entre todos los intereses, de los trabajadores, de los empresarios para que funcione la máquina».
Porque esto es una máquina, es un mecanismo de relojería y todos tenemos que estar atentos de que no se desacomode ninguna pieza para que el reloj siga dando la hora. No solamente a un empresario o a un sector, que todos puedan tener hora en su reloj, los 40 millones de argentinos. De esto se trata conducir un país, gestionar un país.
Y también, la infraestructura. Lo charlábamos recién cuando veníamos con Jorge Obeid desde Rosario que me estaba esperando, la terrible inversión que ha significado con más de 3.000 millones de dólares en la provincia de Santa Fe, en todo el sector de Rosario, que se ha hecho merced, precisamente, a estas políticas de incentivo y totalmente diferenciadas.
Y si a esto le agregamos todo esto que acabamos de ver en las universidades, todos miran televisión, todos escuchan gurúes y economistas que durante mucho tiempo nos dijeron que los modelos eran otros países y de repente nos enteramos que miles de jóvenes salen a la calle a pedir educación pública y gratuita porque si no, hipotecan sus vidas y no pueden estudiar. Y en este país, la educación universitaria pública, es gratuita desde 1949. No es casualidad que tengamos médicos, que tengamos ingenieros, que tengamos la capacitación que no se tiene en otros lugares de nuestra región. Esto también tiene que ser profundizado y tiene que se entendido.
Pero también es bueno saber porqué hoy pueden ir a la universidad. No basta con tener un edificio universitario para que los pibes vayan a la universidad. Para que los pibes vayan a la universidad, primero, hay que diversificar las ofertas de manera tal que si vos vivís en Jujuy, en Misiones, en Chubut, en La Pampa no tengas que venir, como teníamos que hacer en mí época, a La Plata, a Córdoba o a Buenos Aires a estudiar porque eran muy pocas las universidades. Por eso hoy tenemos 48 universidades nacionales, por eso durante nuestro Gobierno se crearon 9 universidades.
Pero para que además puedas ir a la universidad, no solamente tenés que tener una universidad que tengan acceso si sos el hijo de un trabajador cerca de tu casa. Primero, tenés que tener una casa donde haya trabajo, una casa donde tu viejo, por lo menos, tenga trabajo o vos consigas trabajo y puedas trabajar y estudiar o tener una beca como las que damos del Bicentenario para que puedan estudiar porque todo es un clima.
Entonces, como verán, se trata, no de cosas que parecieran piezas de un rompecabezas aislado, se trata simplemente, concebir al país como un todo y, entonces, industria, finanzas, ciencia, comercio, trabajadores, estudiantes, producción en el campo, funcionando mancomunadamente y contribuyendo a un modelo de país que cada vez agrega mayor valor a su producción.
Ese es el desafío que tenemos. Eso es lo que tenemos que seguir profundizando. Porque si no hacemos eso, primero, serán los puestos de trabajo que construimos; luego, los beneficios que se lograron en estos años, pero, finalmente, luego, terminan también viniendo por los pequeños y medianos empresarios que durante muchísimo tiempo no tuvieron ninguna oportunidad.
Y también, para que nadie se olvide y más allá de los prejuicios, también mantener toda una infraestructura que ha permitido y también una administración, una flotación administrada de nuestro tipo de cambio que ha permitido que la producción agropecuaria también se convierta en algo valioso y no se rematen los campos como sucedía allá en el año 2003 porque no se podían pagar las hipotecas de los productores en el Banco Nación. Todo esto lo saben todos los argentinos, todos los argentinos, no estoy cotando historias de hace 200 años; estoy contando historias de hace apenas 10 años.
Que tenemos errores, muchos; que tenemos equivocaciones, muchas. Pero, ¿saben por qué? Porque no andamos trabajando de comentaristas en los programas de televisión o en los diarios, sino porque trabajamos los 365 días del año, recorriendo el país de punta a punta, localidad por localidad, provincia por provincia, reconociendo las necesidades de todas y cada una de las regiones del país para construir un país más justo, más equitativo, más solidario y que sea para los 40 millones y no solo para unos pocos.
Muchas gracias, mucha suerte y sigamos adelante con todo, por todo y junto a todos.
Muchas gracias.