Hoy inauguramos el Pabellón Argentino en la 34ª Edición del Salón del Libro de París, evento del que la República Argentina es Invitada de Honor. Francia 20 de marzo de 2014.
Señor Primer Ministro de la República de Francia; señora Ministra de Cultura; señora Ministra de la Lengua Francesa; señores y señoras escritoras de la delegación que nos acompaña desde Argentina; escritores, editores franceses; miembros de la Cámara del Libro; titular de este maravilloso evento literario que significa la Semana del Libro de París, un evento literario a nivel global: mi primer agradecimiento, porque en realidad, yo no soy la invitada de honor. El invitado de honor es mi país, la República Argentina, yo solamente la estoy representando como la Presidenta de los 40 millones de argentinos y quiero agradecer a la France, precisamente que haya designado a mi país, la Argentina, como la invitada de honor de la edición de este año 2014 de la Semana del Libro en París.
Evidentemente, como señalaba el Primer Ministro, nos unen muchísimos lazos, que van desde la historia. Porque cuando el otro día escuchaba La Marsellesa, yo decía que es un himno universal porque está vinculado con las ideas libertarias que pusieron fin a una etapa, la monarquía, el clero, la nobleza para venir e ingresar definitivamente la modernidad y, por lo tanto, es una letra que podemos identificar a nivel universal y que tuvo que ver en la historia de nuestro país, en nuestras ideas libertarias, en nuestros jóvenes jacobinos, como Mariano Moreno; French y Beruti; Bernardo de Monteagudo, que fueron los pensadores de la Revolución de Mayo y que abrevaron, precisamente, en esos postulados de la Revolución Francesa, de los escritos de Jean-Jacques Rousseau y de todas las ideas libertarias que eran del mundo.
Por eso, creo que hay un vínculo que se da antes de la cooperación literaria y que tiene que ver simplemente con el devenir histórico. Por eso, para nosotros, luego de los vínculos que tenemos con nuestra patria de origen, España, es con Francia donde culturalmente tenemos mayor grado de vinculación. Y así lo demuestran nuestros propios escritores, nuestra propia historia.
Usted recién hacía referencia a que hoy se cumplen, o sea, en este año, mejor dicho en el 2014, en octubre, para ser precisamente el 3 de octubre, en el 50 aniversario del primer acuerdo de cooperación cultural y científica que firmara el General de Gaulle, Charles de Gaulle, para los que no lo saben el General Charles de Gaulle fue recibido en nuestro país por el General Perón, quien manejaba y conducía el movimiento político, ordenó recibir al General de Gaulle en la Argentina como si se tratará de él mismo y las juventudes políticas – fundamentalmente la Juventud Peronista – se lanzó a la calle en inmensas manifestaciones, el peronismo estaba proscrito gritando: “¡Perón, de Gaulle tercera posición!” y “¡Perón, de Gaulle un sólo corazón!”. Miren de dónde nos viene la historia a los franceses y a los argentinos y eso que acá hay algunos que nunca fueron peronistas ni lo serán, pero que reconocen la historia. A ver, lo importante no es cómo se piensa, lo que no se puede hacer es desconocer la realidad y la historia. Y la historia y la realidad están más allá de las ideas y debemos reconocerla. También como no pensar mirando desde aquí a Estela de Carlotto, a Marta Vázquez, a “Taty” Almeida, a Susana Rinaldi, a Miguel Ángel Estrella, como no pensar también en esa Francia de Francois Mitterrand y Danielle Mitterrand que tanto lucharon por los derechos humanos y que tantos argentinos rescataron de las garras de la dictadura.
Miguel Ángel Estrella, eximio concertista, cuyo pecado era tocar conciertos en los cañaverales tucumanos a los humildes changos tucumanos, esto bastó para ser considerado con un enemigo de la dictadura, tuvo que ser arrancado por Danielle Mitterrand de las manos de la dictadura porque sino no estaría todavía entre nosotros deleitándonos con su música y su arte inigualable. Por eso también un gran agradecimiento a esa Francia que recibió a miles y miles de exiliados. Susana Rinaldi también representa esa cantidad de artistas que tuvieron que irse amenazados del país porque si no tal vez tampoco estuvieran aquí. Recuerdo cuando conocí a Danielle Mitterrand, me recibió en su casa de Saint-Germain-des-Prés, ya estaba solita y ella sola me preparó un café, no encontraba el café en la alacena de su cocina y yo la ayudé. Te acordás Miguel Ángel, vos me llevaste, yo le ayudé a encontrar el café y luego a preparar el café y luego, juntas también – fue la última vez que la vi – visitamos la ex ESMA en nuestro país, junto a otros organismos de derechos humanos, ex centro clandestino de detención y hoy sitio y espacio para la memoria.
Por eso venía a esta semana del libro, acompañada por una delegación muy importante, recién veíamos a uno de los principales caricaturistas –Rep – hacer una magnífica caricatura de la vida de Cortázar. De Cortázar también, este año es el centenario del nacimiento, de uno de nuestros más grandes escritores. Julio Cortázar.
Para mí el cuento que más me gusta de Julio Cortázar, más allá de su novela magnífica y más conocida: “Rayuela”, me gusta muy especialmente: “La autopista del Sur”, para mí ese cuento es un adelanto a la post-modernidad, es un adelanto a la soledad, a la interconexión, a esa modernidad que se choca, se mezcla y no nos deja reconocernos los unos con los otros en esta suerte de Babel en que muchas veces parece convertirse la globalización, y la describió mucho tiempo antes de la post-modernidad. Por eso, también, los intelectuales tiene ese rol indispensable de marcar camino y de ver pensamientos e ideas que todavía no se han hecho carne y realidad en la sociedad.
También, hoy, homenajeamos a Joaquín Lavado, “Quino”, el padre de Mafalda. Mafalda está directamente vinculada a mi juventud, Mafalda era la que decía lo que ningún diario decía y lo hacía de una manera que no podía ser censurada. Hoy, mi hija, es increíble cuando uno puede distinguir el arte de lo otro, de lo que no es arte, cómo se transmite de generación en generación y puede ser interpretado aún cuando no haya contemporaneidad con los personajes. Yo tengo 61 años y me acuerdo de los cuadritos de Mafalda, de algunas historietas memorables, como aquella del 29 de junio, el día siguiente del golpe de Onganía, y la cara perpleja de Mafalda, se preguntaba: “¿Y eso que llamaban la Constitución o la democracia?”, no lo recuerdo muy bien, pero en un solo cuadro y una sola pregunta pudo simbolizar lo que significaba eso.
Y hoy, mi hija, de 23 años, que no conoció esa época, que vivió siempre gobiernos de libertad, de democracia y de participación, se fascina con Mafalda igual que lo hizo mi hijo de 37 años. Con lo cual, nos revela también lo que es el arte.
Así que, vaya nuestro homenaje, de todos los argentinos, un homenaje universal también a ese gran artista que es Quino, Joaquín Lavado.
Se mencionó también aquí a muchísimos otros. Yo quiero mencionar especialmente en este año a uno, tal vez el último poeta vivo que teníamos, de lengua hispanoamericana, Juan Gelman, que ha fallecido hace poco y que estuvo exiliado en otro gran país como es México, Premio Cervantes, y también gran escritor, y también a Oesterheld, desaparecido también durante la dictadura, creador de esa maravilloso personaje, El Eternauta, a Jorge Luis Borges, a Sábato, a todos los hombres y mujeres que en distintas visiones políticas e ideológicas, tuvieron algo en común…la posibilidad de transmitir ideas, pensamientos y de conmover.
Porque, ¿qué es la principal función del arte? El arte conmueve, te conmueve y te mueve sentimientos, te genera sensaciones. Esto es, a mí criterio, la interpretación más genuina del arte. Si el arte no te choca, no te promueve sensaciones, sentimientos, no te conmueve, bueno, está en discusión si realmente es un ejercicio teórico o si es arte.
Y también, quiero comentarles algo porque me gustaría que, ya que es de aquí, editores franceses y editores argentinos, quería transmitirles…Ustedes saben que antes de venir aquí a Francia, yo estuve almorzando con el Papa, con Su Santidad, y le comenté que venía aquí a la Feria del Libro y me dijo algo…me pidió casi algo, que yo también comparto porque habíamos charlado mucho también de un autor argentino que está creo aquí mencionado, un autor argentino que ya murió pero que fue ocultado, ignorado, invisibilizado y que es de origen francés: Leopoldo Marechal.
Leopoldo Marechal, su abuelo vascofrancés, su apellido era Marék Chal, y él en el año 1930, lo argentiniza y lo convierte –todo seguido- en Marechal, y como era un hombre muy identificado con el peronismo, fue muy invisibilizado, muy ocultado y el Papa me decía “qué bueno que sería que se acordaran de ese gran autor argentino Leopoldo Marechal”. Ambos compartimos el gusto por su obra, para nosotros dos más importante, que es “Megafón, o la guerra”, él me dijo que tiene un ejemplar, se llevó un ejemplar de ese libro a Santa Marta, donde vive, y me decía que sería bueno recordarlo.
Así que, vaya como pedido de Su Santidad, que podamos recordar a ese gran argentino, a ese gran escritor que fue Leopoldo Marechal y que podamos editar sus obras para que sean conocidas por más argentinos.
Finalmente, quiero agradecer la presencia de tantos argentinos que se han acercado, que viven aquí en Francia, que están estudiando en Francia, que viven aquí en Francia que se han acercado con tanto cariño, que tanto quieren a Francia y que tanto quieren también a su patria. Quieren a Francia porque los acogió cuando estaban en peligro, cuando su patria sentían que los abandonaba y los dejaba de lado, les soltaba la mano, como decimos nosotros y, entonces, como decía mi abuela, es de bien nacido ser agradecido.
Y yo quiero decirle, señor Primer Ministro, en nombre de todos los argentinos, el eterno agradecimiento de mi país a la acogida que ustedes tuvieron para miles y miles de argentinos y argentinas que encontraron su segundo hogar, su segunda patria aquí en Francia.
Felicitarlos por el rol que Francia sigue teniendo en el mundo de la cultura, en el mundo de los derechos humanos. No puedo olvidar cuando en París firmamos Francia-Argentina, como países signatarios casi en primer lugar, el Tratado Contra la Desaparición Forzada de Personas que nos convierte a Francia y a Argentina en pioneros en esta materia. Y la verdad que a nosotros no nos gustaría ser pioneros en esta materia porque es a costa del sufrimiento y de la sangre de nuestros hijos, de nuestros amigos, de nuestros parientes, pero volvemos a agradecer a Francia el rol que ha tenido en todo esto.
Y, bueno, nada, desearles a todos los escritores franceses, argentinos y de todas las nacionalidades que hoy exponen en este evento toda la suerte del mundo y agradecerles, una vez más, este inmerecido honor de estar aquí ocupando el lugar de invitados de honor de la Semana del Libro Francés.
Muchas, pero muchas gracias a todos.