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Estas imágenes que acabas de ver fueron el testimonio más acabado, más práctico de las cosas que están sucediendo en la República Argentina, en el Poder Judicial, y con algunos personajes de ese Poder Judicial en relación a una formidable persecución política -por momentos ridícula- de la que soy objeto.
Fuimos al Juzgado Federal para entregar el escrito donde este 25 de noviembre a las 11 de la mañana estábamos a disposición para hacer los dos trámites administrativos: huellas dactilares e informe socioambiental, que el único lugar donde se puede hacer es aquí, en Río Gallegos. Estuvimos con el secretario penal, el Dr. Aguirre, le dimos el escrito donde nos colocamos a derecho. y me llamó la atención algo: el miedo que evidenció el secretario, como pudieron ver en las imágenes. “No me comprometa”. Qué feo que en la justicia, o en el Poder Judicial, los funcionarios que son los encargados de resguardar los derechos y garantías de los ciudadanos, cuando un ciudadano se presenta, no importa si fue presidente, un ciudadano se presenta para hacer dos trámites y el funcionario judicial piensa que lo pueden comprometer. ¿Comprometer ante quién? ¿Ante qué intereses? ¿Ante un gobierno que lo sancionaría o lo perseguiría? ¿Por qué “no me comprometa”? Me llamó la atención y también me pone en órbita en cuanto a que si hacen estas cosas con gente de alta visibilidad pública como tiene un expresidente, obviamente, ¿qué le sucederá al ciudadano común cuando va al mostrador de un juzgado o al mostrador de una dependencia policial?
Hablando de dependencia policial, fuimos también después a la Policía Federal, porque el secretario me dijo que cuando ellos tienen que tomar las huellas dactilares los envían a la delegación de la Policía Federal de Río Gallegos, así que fui a la delegación de la Policía Federal. Me atendió un oficial muy atentamente y me explicó que ellos toman, cuando el juzgado se los ordena, las huellas digitales, un juego de tres fichas de huellas digitales, y además hacen el informe socioambiental. Le pregunte cómo lo hacían, si era con el viejo método.
Escuché algo que me llamó la atención en los medios de comunicación, como que yo no quería ir porque no quería que me sacaran las huellas digitales. Miren, ésta sería la segunda vez que me sacan huellas digitales, la primera fue en enero de 1976: estaba presa a disposición de las Fuerzas Armadas por presunta infracción de la Ley 20.840; también estaba preso Néstor, estábamos separados pero estábamos presos.
Así que… que ningún periodista se haga los rulos pensando que me van a intimidar, o me voy a avergonzar, o me van a humillar poniendo huellas digitales. En aquel momento me tomaron huellas digitales presa, incomunicada, sola en una celda y en un contexto institucional un poquito más complicado. Ya prácticamente las Fuerzas Armadas habían tomado no todavía el gobierno pero sí el poder. Así que todas esas especulaciones, análisis -berretas por cierto- de que me molesta eso, olvídenlo.
Pasando a otra cosa, le pregunté al oficial cómo era el método y es el mismo que en el 76: te pintan los dedos y los pones. En realidad es la tercera vez, porque la primera vez fue cuando me enrolé y me sacaron el documento, que como vos sabes, cuando te sacan el documento te entintan los dedos, vas y tocas el pianito. La segunda vez fue en enero de 1976, faltaban apenas dos meses para el golpe de Estado, el país estaba tomado por las Fuerzas Armadas; de hecho yo estuve presa a disposición de las Fuerzas Armadas. Y la tercera vez sería ésta. Así que, como no hay dos sin tres, no se hagan problema con esto.
Lo que sí quiero demostrar con esto es que por dos trámites meramente administrativos de los cuales uno solamente puede hacerse aquí en Santa Cruz, en Río Gallegos, en mi casa, donde estoy ahora, me querían hacer viajar, me quería hacer viajar Bonadío 2.550 km. Pero que hoy estaba disponible para hacer lo que él quería acá en Río Gallegos, como de hecho lo demostré yendo al Juzgado Federal, poniendo el escrito ahí y dando testimonio de cómo se hacen las cosas. Dos trámites administrativos de la única persona que en la causa de “dólar futuro” vive fuera, o a más de 2.000 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Puede parecer una cuestión menor pero todo esto refleja el estado del Poder Judicial y de las garantías y derechos constitucionales en la Argentina. Y la refleja no solamente en este hecho menor -si se quiere-, ridículo -si se quiere-, también el hecho de que esté presa Milagro Sala, pese a que la ONU, nada más ni nada menos que la ONU haya dicho que tiene que ser puesta en libertad inmediata, porque su detención ha sido arbitraria.
Marca la realidad de lo que estamos viviendo hoy: un Estado autoritario y arbitrario. Fijate que no digo dictadura. No es una dictadura, no se pueden mezclar las cosas. Pero no es un Estado de Derecho, es un Estado autoritario y profundamente arbitrario.
Los hechos de hoy: ya hoy podría tener Bonadío mis huellas y mi informe socioambiental, y poder ir rumbo al juicio oral en “dólar futuro”, que es lo que queremos, lo que yo quiero, ir a juicio oral. Quiero defender nuestras políticas y fundamentalmente exponer el grado de corrupción y complicidad en amplios sectores del Poder Judicial.
Bueno, nada, muchísimas gracias y discúlpenme, pero bueno, era la cosa práctica que uno tiene que explicar. Porque muchas veces las palabras o las escrituras no son suficientemente claras, pero ustedes vieron las imágenes, bajarse en el Juzgado Federal, ponerse a disposición, ir a la delegación de la Policía Federal… Eso es todo lo que tendría que haber hecho hoy en el día de la fecha para que se pudieran cumplimentar los dos últimos trámites, y luego vendrá la acusación del fiscal, que dicho sea de paso, sería bueno que Bonadío le pase la causa al fiscal para que pueda hacer la acusación e ir rumbo al juicio oral.
Ustedes lo vieron, no demandó todo más que media hora acá. Él pretendía para hacer esto que yo estuviera hoy sin falta a las 11 de la mañana en Buenos Aires, a 2.500 km. de aquí. Le propuse el 1 de diciembre, tampoco aceptó. Bueno, me parece que huelgan las palabras. Yo creo que los argentinos son suficientemente inteligentes para sacar sus propias conclusiones.
Gracias, buenos días.
Cristina