Me hablaba del movimiento feminista la compañera de Italia. El movimiento feminista es una de las cosas más maravillosas que se está construyendo en la Argentina. Esa es una muy buena noticia, la mala noticia es que matan una mujer cada 30 horas en la República Argentina, esta es la mala noticia. La buena noticia es que se ha generado un movimiento feminista muy importante. Las tres movilizaciones más grandes de las que se tenga memoria en los últimos tiempos se produjeron en marzo en mi país. Una protagonizada por las mujeres, el día internacional de la mujer, el 8; otra protagonizada por los movimientos de derechos humanos el 24 de marzo y la tercera que fue convocada por la CGT y protagonizada por el pueblo, más allá de los propios dirigentes sindicales reclamando medidas contra el gobierno.
¿Qué es lo que pasa con las mujeres? ¿Por qué de repente se desata tanta violencia ahora? Y acá si se me permite, a pesar de que alguno pueda creer que esto es autoreferencial no tiene nada que ver pero, por ejemplo cuando a mí me tocó ejercer la presidencia durante dos períodos, yo nunca vi que se dijera ni se tratara a un presidente como se trató a esta presidenta en la República Argentina. Si me decís que pienso que es únicamente por nuestra tarea en los Derechos Humanos, no. Si me decís que creo que es únicamente por nuestra avanzada en recuperar instrumentos como la energía, como Aerolíneas Argentinas o como el agua, en nuestro país, tampoco. Creo que parte de la inmensa violencia que se ejerció sobre mi persona cuando era magistrada y que aún hoy se sigue ejerciendo es por mi carácter de mujer. ¿Por qué? Porque el patriarcado ha formateado un tipo de mujer que no se corresponde con el tipo de mujer que les habla. No porque sea una heroína ni mucho menos sino porque me salgo del formato de la mujer que tiene que ser… hablar o mostrarse pero que no puede pasar… que no puede pasar a ejercer el poder. No se tolera a una mujer con formas de mujer, que se peine como mujer, que se pinte como mujer, que se ponga tacos aguja o que use pantalones ajustados… que además se atreva después de todo eso a tomar decisiones, a dar órdenes y a ejercer el poder.
Esto es lo que yo realmente siento. Esa violencia simbólica del hombre contra la mujer que se atreve y que va por el lugar que es de él. Yo creo que muchos sintieron que yo iba por el lugar que era de ellos y, lo que es peor aún, también muchas congéneres que también formateadas en ese patriarcado consideran una adversaria, o alguien peligroso o una enemiga casi de género o de sexo que una mujer se atreva a lo que ellas consideran o les han metido en la cabeza que no pueden atreverse jamás. Por lo tanto debe ser eliminada porque es una competencia que no es buena. O es un ejemplo que no debe mostrarse ni a ella ni a sus hijas ni a sus nietas.
Porque, a ver… y esto para culminar, para terminar, esto lo dije una vez en una reunión de género en Naciones Unidas en Roma que el hecho de que seamos el 50% de la población debería no reducirnos a tener que soportar sobre nosotras conductas de minoría. ¿Cómo se puede ejercer sobre el 50% de la población del mundo conductas de violencia simbólica, verbal y la última que es la física? Pero primero hay una violencia simbólica, después hay una violencia verbal y finalmente sobreviene la violencia física.
¿Cómo se puede hacer esto? Compañeras de género, y acá permítanme dirigirme a las compañeras de género… Tenemos un problema dentro de nuestra propia agrupación, dentro de nuestro propio partido y tenemos que trabajar fuertemente en eso porque yo estoy absolutamente convencida que esa es una de las batallas que primero tenemos que dar para realmente volver a ser la mitad del mundo. Pero siento sinceramente que en Argentina hubo, digamos, una aceleración de la violencia sobre la mujer porque la primera violencia que yo sentí sobre las mujeres la sentí sobre mí misma a partir del año 2007 cuando asumí la presidencia. Y la tuve durante los 8 años que fui presidenta y la sigo sufriendo todavía aún que soy ex presidenta. No se perdona que una mujer haya hecho lo que hizo. Me parece que esto es, y no significa un auto elogio, para nada, nada más alejado de mí misma, simplemente un análisis del género.
Y debo decir que a esta forma de pensar me ayudó también mi hija. Mi compañero que ya no está, al principio cuando yo sostenía que era también una cuestión de género él me decía: noooo, no es una cuestión de género. Finalmente terminó reconociendo que sí, que parte o gran parte o todo radicaba en que yo era mujer. Porque, por ejemplo, en el tema de Derechos Humanos, quien impulsó y trabajó en todo su gobierno y se desarrolló toda la tarea fundamental en materia de Derechos Humanos fue, por ejemplo, durante su gobierno. Sin embargo sobre él nunca se ejerció el grado de violencia simbólica y verbal que se ejerció sobre mí.
Y debo reconocer también que mi hija que es una militante… Mi hija de 26 años que es una militante feminista fue la que también terminó de abrir mi cabeza que no la tengo del todo abierta todavía con respecto a esto.
También debo ser sincera porque, por ahí, se me escapa un comentario, se me escapa un análisis, se me escapa una miradita que es todavía de una mujer formateada en una sociedad patriarcal. Me pasa todavía. Si me pasa a mí ¿cómo no le va a pasar al resto o gran parte de las mujeres? Pero debo agradecerle a mi hija que es la que, de a poco, me está sacando las malezas y los yuyos malos de la cabeza ayudándome a pensar. Porque realmente lo que sucede es eso: el mundo, o por lo menos, los sectores de poder no le gustan las mujeres que pueden ser competencia y sobre todo cuando lo hacen desde una ideología que poco tiene que ver con lo que es la ideología de los sectores dominantes y además lo hace sin perder las formas de mujer. Resulta ser que parece ser más peligrosa.
De repente, si me hubiera cortado el pelo a lo varón o anduviera vestida de otras formas se podría considerar casi como un par de ellos. O sea esas mujeres que se asexuan a partir de que llegan al poder. Bueno, no es mi caso. Cada vez me pinto más porque, además, como tengo más años me tengo que pintar más para disimularlos y me voy a seguir pintando cada vez más así que realmente lamento desilusionarlos pero pienso seguir siendo mujer.