El pasado 3 de febrero, mi hija Florencia Kirchner fue citada a prestar declaración indagatoria en la causa conocida como “Los Sauces. Se la acusa de haber formado parte de una supuesta organización delictiva que habría iniciado sus actividades en mayo de 2003.
En mayo de 2003, Florencia Kirchner, mi hija, contaba con tan sólo 12 años de edad…
Incluso, a la fecha de constitución de Los Sauces S.A., mi hija recién había alcanzado a cumplir sus 16 años. Su relación con dicha sociedad se inicia tras el fallecimiento de su padre, en el carácter de heredera forzosa.
En las últimas horas nos han informado que, en el marco de la descomunal campaña de persecución mediático-judicial, Bonadío intentará privar a mi hija Florencia Kirchner de su libertad en la causa denominada “Los Sauces”.
Todo esto viene ocurriendo mientras los problemas de los argentinos se siguen agravando con motivo de las políticas del actual Gobierno, situación que pretende ser ocultada y manipulada a través de la actuación coordinada de una alianza política, mediática y judicial…
En el mismo sentido, la violencia del discurso de apertura de las Sesiones Ordinarias por parte del Presidente de la República, en el cual llegó a la situación inédita de referirse a un dirigente sindical, cuyos hijos han sido amenazados de muerte por la actividad gremial de su padre, manifestando: “Baradel no necesita que nadie lo cuide” (sic) cuando se le había otorgado custodia por orden judicial. Revela una actitud de menosprecio por parte de la más alta magistratura a los derechos, garantías y seguridad de las personas, y el modus operandi de un Gobierno en relación con todo lo que considera “opositor”…
Como lo he dicho en muchas oportunidades, no tengo ni tendré temor alguno en enfrentar cualquier cargo que se me formule, incluso si para ello debo padecer la pérdida de mi libertad ambulatoria. De la otra, estos jamás me podrán privar…
Estos hechos de inusitada gravedad y otros de similar magnitud se detallan en el escrito de exención de prisión que esta mañana presenté en representación de mi hija Florencia, reflejan el increíble deterioro del Estado de Derecho desde el 10 de diciembre de 2015.