El despliegue de fuerzas de seguridad fue una provocación (como tantas otras).
Usaron todo un destacamento móvil de Gendarmería, casi 600 hombres, y con el despliegue logístico que sería necesario para lugares inhóspitos, no para CABA. Por ejemplo, el camión blanco con ducha, camas y sala de primeros auxilios (que lo compró nuestro gobierno, obvio).
Los gendarmes rodearon la camioneta de Madres con los uniformados en muestra de torpeza, estupidez y provocación.
Control político de las fuerzas implica conducción y conocimiento de la fuerza que tenés que conducir. Nada de esto se vio ayer. El secretario de estado del Ministerio de Seguridad, Oroquieta, no es operativo y no tenía idea del escenario presente. Eso sí, estaba muy preocupado por obstruir el ingreso de ex funcionarios o legisladores. Pensar que después dicen que quieren organizar un «comando unificado» de fuerzas federales. Para eso se necesita no sólo coordinación sino conducción. Ayer ambas brillaron por su ausencia.
Es el caos en que están convirtiendo a la PFA con el traspaso a CABA. Los que estuvieron ayer son los de la Federal no traspasada, cuyo Jefe es el comisario Roncaglia. Con el traspaso partieron a la mitad el cuerpo de Infanteria, así como otros cuerpos, sin otro criterio que «mitad para cada uno». Se notó, más allá de la clara intención de reprimir a los militantes, una falta de actuación de la línea de la PFA, dispersa, sin lógica de intervención, lo que los convirtió en una manga de forajidos.
La falla en la conducción política es lo que más resalta. Quieren mostrar una conducción y una autoridad de la que carecen. Creen que se construye con discursos mediáticos y en los canales de televisión.
Los policías estaban armados. En nuestro protocolo de intervención en manifestaciones públicas los policías no llevaban armas de fuego. No quiero ni imaginar si alguno hubiera sacado un arma durante el forcejeo del cuerpo a cuerpo de ayer o si en la misma situación alguien se la manotea y la empuña.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmó que el operativo «salió perfecto». Golpes, palazos y hasta la denuncia de una diputada por agresiones.
Después me enteré que bajaron a militantes del Tren Mitre por cantar.
Sólo a Macri se le puede ocurrir poner a alguien como Patricia Bullrich al frente de las fuerzas de seguridad.