Palabras de Cristina Fernández de Kirchner en el acto en el que le fue otorgada la condecoración Manuela Sáenz por parte de la Asamblea Nacional del Ecuador. Quito, 29 de septiembre de 2016.
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Muchas gracias, muy buenos días a todos y a todas; señora presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador, querida compañera Gabriela; a su vicepresidenta también, este es el año de las mujeres me parece; señor ministro de Defensa, querido compañero Ricardo Patiño, que hemos compartido tantas Unasures, tantos momentos; querida compañera canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Delcy, muchas gracias por estar aquí acompañándonos; a los integrantes de los movimientos sociales, políticos, organizaciones sindicales, organizaciones juveniles, de mujeres, a todos los que hoy han querido acompañarnos en este momento.
Primero, quiero decirles que siento un inmenso honor de tener colgado en mi cuello esto que es nada más ni nada menos que la máxima condecoración que otorga esta honorable Asamblea Nacional, donde reside el poder popular de este, nuestro querido país, Manuela Sáenz, pero que, debo decirlo, no lo tomo en términos individuales, más allá de la generosa descripción que de mi persona hizo Gabriela y se lo agradezco mucho. No lo recibo en nombre propio, lo recibo en nombre de millones y millones de compatriotas, no solamente de mi país sino de la Patria Grande, que en este proceso virtuoso inaugurado por la región durante el siglo XXI, han vuelto a sentirse parte de su país, que por momentos los expulsaba, los negaba y los declaraba invisibles.
Y debo decirlo, que siento que no me la está entregando únicamente la hermana y querida República del Ecuador. Siento que es un reconocimiento para ese proceso histórico del siglo XXI de lo que yo llamo la Patria Grande. Esta es una condecoración que siento que la otorga la Patria Grande. Esa Patria Grande que Gabriela describió el impacto que tuvo en mi país, en la República Argentina, a partir de la asunción del presidente Kirchner en el año 2003. Siento que hoy aquí también están ellos, está Hugo, y están todos los compañeros y compañeras que han protagonizado momentos históricos en la región.
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Gabriela describió lo que fueron estos doce años y medio del siglo XXI, que comenzaron en el año 2003 y concluyeron en el año 2015. La verdad que yo pensaba hacer hincapié en algunas cosas pero la descripción que hizo ella, salvo algunas correcciones que no puedo evitar, sabés que tengo fama de maestra siruela en mi patria y que corrijo siempre a todos. Llegamos, Gabriela, no a un 6,6% de desocupación sino a un 5,9 en el tercer trimestre. Y no fue solamente el 94% la cobertura universal que logramos a partir de que logramos recatar la administración de los recursos de los trabajadores sino que llegamos a la cobertura universal más alta de toda América Latina del 97%, prácticamente cobertura universal. Y las universidades, que no fueron trece sino diecinueve, y que incorporaron, como vos señalaste, a miles de jóvenes primera generación de universitarios de su país. Podríamos seguir pero no es esto lo que hoy quiero hacer aquí frente a esta Asamblea Nacional.
Planteaste, porque este proceso que se dio en la Argentina, que se dio aquí en Ecuador a partir de las asunción de Rafael Correa, que se dio en el Estado Plurinacional de Bolivia a partir de la asunción del compañero Evo Morales, en la República Bolivariana de Venezuela a partir de la asunción de Hugo Chávez, el comandante Chávez que fue el primero en 1999, casi para inaugurar el siglo XXI. Y que tiene características en todas partes sustancialmente diferentes con las regionalidades, con las relaciones de fuerzas, con la conformación social de cada país, y que tiene características especiales también, y eso es lo que lo ha tornado posible porque la heterogeneidad es lo que caracteriza a los procesos democráticos, no que todos piensen y digan lo mismo sino que a partir de objetivos comunes como es la inclusión, la justicia social, la equidad, la igualdad, la lucha por la igualdad que en definitiva todas se condensan, como digo yo, en la lucha por la libertad. Qué tal Piedad Córdoba, ¿cómo estás? Bienvenida.
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Pero señalaba Gabriela momentos históricos. Yo realmente no sabía que Pinochet había sido condecorado por la República de Ecuador, me acabo de enterar aquí sentada. Me gustaría buscar las crónicas mediáticas de aquella época, porque deben haber estado los mismos periódicos, los mismos canales, las mismas radios. Hagamos un concurso a partir de hoy, les propongo un concurso, yo me voy a ir el sábado, el domingo, pero tú lo puedes organizar Gabriela. Hagamos un concurso para que todos investiguen e intervengan y les cuenten a todos los ecuatorianos y a todos los hermanos de la Patria Grande qué dijeron esos medios de comunicación, esas dirigencias políticas, cuando Ecuador condecoró a un genocida como Augusto Pinochet.
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Y esto tiene que ver también con otro recuerdo que traía Gabriela de reconocimiento hacia nuestro país, hacia la figura de mi compañero, y fue cuando nuestro compañero presidente del Ecuador, Rafael Correa, tuvo aquel intento destituyente. Lo recuerdo muy bien, yo estaba en Olivos y no podía hablar por teléfono y comunicarme con él. Finalmente logré comunicarme telefónicamente con él, porque era necesario que el presidente del país que tenía problemas en Unasur fuera el que pidiera la convocatoria a la Asamblea y a la reunión de la Unasur. Y ahí fue cuando pude hablar con Rafael y decir vamos a convocar a la Unasur en la Ciudad de Buenos Aires. Y así lo hicimos, y así paramos ese intento destituyente.
Como también lo hicimos con respecto al compañero Evo Morales. Estaba Hugo que me llamaba por teléfono, Hugo Chávez, y me decía “Cristina, lo quieren sacar a Evo”. Esto quiero contarlo porque quiero que quede registrado en las crónicas históricas. “Lo quieren sacar a Evo”. “Pero Hugo -le digo- yo lo llamo, me da su secretario y no me atienden el teléfono, me dejan esperando quince minutos y yo no puedo…”. En ese momento presidía la Unasur Michelle Bachelet por Chile. Bueno, finalmente no podía comunicarme, estuve dos o tres días intentando comunicarme, Hugo me seguía machacando la cabeza, ya me había ido yo el fin de semana a Calafate y me seguía martillando la cabeza: “Lo quieren destituir, lo quieren destituir”. “Pero si no me atienden el teléfono”, “pero es que no se lo pasan”. “¿Cómo no se lo van a pasar, Hugo?”, le digo. Y entonces “dile a tu embajador”, me dice, “dile a tu embajador que vaya él hasta el Palacio del Quemado”. Y ahí tomé el teléfono, lo llamé a nuestro embajador de la República Argentina y le digo “haceme el favor, ándate hasta el quemado, pero vos, con tu teléfono, y hasta que no des con Evo Morales y que te pongan con él no parás”. Bueno, teníamos muy buen embajador también, y llegó al Quemado y por ahí me llama una voz del otro lado del teléfono jadeante diciendo “Acá estoy”. Una hora había pasado aproximadamente de las instrucciones. Ahí pude comunicarme con Evo que me pasó el teléfono y le digo “compañero, hace tres días que quería hablar con usted y no podía, sus secretarios me pasaban el teléfono y me dejaban en el teléfono”. Silencio del otro lado, y le digo “Evo, ¿convocamos a una reunión?”, “Convoque compañera”. Y ahí junto a Michelle Bachelet se convocó a aquella histórica reunión en la Casa de la Moneda, donde además se obtuvo la Declaración de La Moneda, donde la totalidad de los presidentes de la Unasur intervinieron en lo que era un incipiente golpe contra Evo Morales.
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De aquellos tiempos a estos tiempos. Señalaba Gabriela el avance de lo que ella denomina los restauradores del orden neoconservador. Es algo innegable en la región, y tal vez la muestra más evidente de esta modificación en la relación de fuerzas haya sido que no hayamos podido detener el golpe institucional que sufrió nuestra compañera Dilma Rousseff en la República Federativa del Brasil. Debemos admitirlo como cuadros políticos, tal vez en otro momento esto no hubiera sucedido porque la relación de fuerzas existente en el continente hubiera impedido que esto llegara a término.
Hubo otros intentos como bien señalaba Gabriela durante mis dos períodos como presidenta. Yo creo que la derecha conservadora y restauradora de los viejos privilegios y de esa América Latina mera exportadora de materias primas, con millones de excluidos, intentó también un final para mí similar al de Dilma. Estoy absolutamente convencida que el proyecto era destituirme para que no pudiéramos terminar nuestros períodos de gobierno en el cual habíamos sido mayoritariamente elegidos y por lo tanto tener un relato mediático, la construcción de una imagen mediática.
Porque creo que como cuadros tenemos que ver cómo se está trabajando ahora, lo estábamos charlando con Gabriela en su despacho antes de ingresar. Cómo se está trabajando en la restauración de ni siquiera lo que fue los 90, creo que es pre a los 90.
Yo digo que en mi país es pre peronista, porque quieren un modelo que no sea industrializador, en donde la gente trabajadora, las clases medias, tengan una sensación de culpa por lo que lograron en estos años. Y los que no tengan esa sensación de culpa y por lo tanto se resignen, tengan la convicción de que lo que lograron en estos años de construcción no se debe a procesos económicos y políticos como los que tuvieron lugar en la región sino que se debe a su impronta personal, a su esfuerzo personal. Entonces, si no logran hacerlos sentir culpables porque los educaron durante mucho tiempo que el pobre tiene que morir, que el hijo del obrero no tiene por qué ir a la universidad, entonces le crean la imagen y la fantasía de que todo lo que lograron, los avances, el trabajo, las paritarias libres durante doce años y medio en las que mi país los dirigentes sindicales y los trabajadores pactaban libremente salarios siempre por encima de la inflación, todo eso se pierda. Y entonces el esfuerzo de cada uno sea eso, un esfuerzo individual, que no dependa…
Es más, comienzan a crear un sentido común desde los medios hegemónicos de comunicación que si nuestros gobiernos, que obviamente tienen una percepción diferente a cómo el Estado debe intervenir en la sociedad y en la economía, que al contrario, que si no logran más progresos de los que ya han logrado es porque tenemos un Estado que es demasiado interventor en la economía, que no deja liberadas las fuerzas de la economía, las fuerzas productivas, para que todo crezca. O sea, la creación de sentido, la disputa del sentido común, en una articulación entre los medios hegemónicos de comunicación y, como decía Gabriela, sectores judiciales que persiguen y judicializan a los líderes de la región. Lo vimos claramente y lo estamos viendo con lo que está pasando también en el Brasil.
¿Qué es entonces…? Y también, lo charlábamos con Gabriela, intercambiábamos experiencia, y me decía cómo, y quiero referirme a un episodio de aquí, de vuestro país, que el FMI había venido y había dicho que había -4% de inflación, esto en la Argentina les va a parecer gracioso, -4% de inflación, vino y dijeron que había -4% de inflación. Esto valió para que la oposición en Ecuador quiera instalar que hay una crisis económica, que es el peor año de los últimos treinta y no sé qué otras cosas más. Quieren crear la situación de crisis. Esto en nuestro país no lo pudieron hacer. Quieren instalar la construcción de crisis, luego tuvieron que corregir y decir que era -2, de crecimiento económico, caída de la actividad, que había crisis.
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Entonces van construyendo la sensación de que hay una crisis, pese a que cuando muchas veces se interroga a la gente en términos individuales, ¿a usted cómo le va?, “a mí me va bien”, te contestan. ¿Y al país qué le parece a usted? ¿Cómo va? “No, el país no va bien”. Logran disociar a nuestros compatriotas de su suerte personal de a cómo le va el país. Pero yo le pregunto a los ecuatorianos, a los brasileros, a los argentinos, a los chilenos, a los bolivianos y a cualquiera cuándo le va bien a la gente, a la mayoría, a las grandes mayorías nacionales y populares, cuando en el país cae la economía o hay endeudamiento o le va mal al país. Si le va mal al país le tiene que ir mal a la gente. Si te está yendo bien a vos, es porque al país también le está yendo bien, más allá de la dificultades que pueda haber en todo proceso político económico, más aun ahora en momentos de caída del precio de los commodities, donde hay un claro intento de los países desarrollados a volver a modificar los términos de intercambio económico que permitieron un crecimiento exponencial.
Esto fue lo que hicimos y esto es lo que estábamos haciendo en la República Argentina hasta el 9 de diciembre del año 2015, fortaleciendo ese mercado interno, no había despidos, teníamos un régimen prácticamente de plena ocupación, paritarias libres, una política de subsidios en los servicios públicos que era estigmatizada, y muchas veces los propios beneficiarios criticaban la política de subsidios.
No quiero ni contarles la que se armó cuando se decidió el tarifazo. Ahí se dieron cuenta que la política de subsidios era una política destinada a agregar valor indirecto a sus salarios, a estimular la demanda y a sostener la actividad industrial de las pequeñas y medianas empresas que si no no pueden sobrevivir. Todos los grandes paises también subsidian. Es curioso, es curioso escuchar a nuestros industriales por allí quejarse contra China por los precios que tiene China. ¿Y qué se creen, que China no tiene una política de subsidios y de ayuda a todos sus empresarios y a todas sus empresas? Es lo mismo en todas partes.
No hay nada nuevo escrito después de Adam Smith y Marx. Todo se dijo, todo se dijo. Lo que hay, sí, son procesos virtuosos como los que hemos encarado nosotros, sin atenernos a reglas escritas, sin el dogma, con las contradicciones que tienen nuestras sociedades pero también debemos saber que estas contradicciones cuando no las resolvemos adecuadamente terminan resolviéndose a favor de los que quieren volver a un país para pocos. Y esto también lo tiene que saber los empresarios.
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Ayer me fue a recibir el vicecanciller cuando llegué, gran cuadro político, que te añora y quiere volver contigo, pero está bien con el otro ministro igual, con el canciller, no hay problemas, pero te añora, te ama Ricardo. Y me decía, la infraestructura, uno podía ver las carreteras, algo similar ocurrió en la Argentina, infraestructura económica, infraestructura social, educativa, infraestructura científica y tecnológica. Del año 1990, doce años, al 2002, se invirtió en infraestructura en mi país 18 mil millones de dólares, era mala palabra porque la inversión en obra pública era tomada como gasto por el FMI. En los doce años del 2003 al 2015 107 mil millones de dólares en materia de inversión para infraestructura, de todo tipo, económica, social, educativa, sanitaria, tecnológica. Tenemos dos satélites orbitando en el espacio que cubren el territorio, hechos, diseñados y ejecutados estos dos satélites, Arsat 1 y Arsat 2, por científicos argentinos en nuestro país.
Entonces, me decía ayer charlando el vicecanciller, yo le decía cuando él me hablaba de la infraestructura y yo le decía, en nuestro país en el año 2003 cuando Néstor asumió como presidente había 12 mil empresas constructoras. En el 2015 cuando yo me fui había, según dactos del IERIC, no es una organización gubernamental, 24 mil empresas constructoras. Yo le decía esto, y el vicecanciller me decía “¿Pero usted sabe una cosa? Acá pasa lo mismo, pero muchas veces los empresarios, que se han cansado de ganar dinero durante nuestras gestiones, son críticos y quieren otro modelo”, que es el que después viene y literalmente -y perdonen la expresión- termina reventando todo lo que es la incipiente industria nacional, a partir de la apropiación, una vez más, del sentido común.
¿Qué es apropiarse del sentido común? Hacerle esto que yo les comentaba recién, que una persona cuando es interrogada acerca de su situación personal y lo que espera para el futuro, “Bien, a mí me va bien y me va a ir mejor porque…” y “al país no, al país le va mal”, cuando en realidad todos los indicadores y todo lo que sucede a su alrededor es producto de lo que ella puede apropiarse, con esfuerzo, con capacidades propias, sin lugar a dudas, ahí está la diferencia también en una sociedad, en cómo cada persona, cada empresa, aprovecha estos procesos virtuosos donde hacemos del mercado interno y fundamentalmente de una cuestión que viene discutiéndose hace mucho tiempo que es si primero está la inversión o si primero está la demanda.
Los que creamos y creemos en el mercado interno sabemos que primero está la demanda. Nadie invierte en un país que no consume, más en un mundo como el de hoy donde hay excedentes económicos producidos por todas las empresas en todos los países del mundo. ¿Quién va a venir a invertir a un lugar donde se cayó el mercado interno? Las inversiones extranjeras que nosotros logramos venían producto de las sugerencias que le hacíamos a muchos de que si querían participar en el mercado interno deberían también instalarse y producir en la Argentina, porque de esa manera generaban los más de seis millones de puesto de trabajo que Gabriela mencionaba y que tenía directa vinculación también con la desocupación, y que tiene directa vinculación con el nivel salarial.
Si no hay baja desocupación, si no hay gran demanda de mano de obra con valor agregado e industrial está claro que por más lucha sindical que den los mejores dirigentes sindicales, no van a lograr mejores salarios, por una razón muy sencilla: se produce la precarización laboral de hecho, producto de alto nivel de desempleo, de falta de trabajo y del temor de la gente a quedar sin trabajo que termina aceptando inclusive ganar menos. Sí, esto está pasando, hay gente que ha aceptado que le reduzcan el sueldo para no perder el trabajo. Impensable durante nuestra gestión, impensable porque teníamos un 5,9% de desocupación, impensable porque había demanda de mano obra e impensable porque había un Estado y un gobierno que jamás hubieran permitido una cosa como esa.
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A ver, no podemos echarle la culpa a la derecha que haga estas cosas porque eso es, me parece que tenemos que analizar qué no hemos hecho nosotros para lograr esto. Y lo charlaba con Gabriela porque es una cosa regional, y yo creo que tiene, vuelvo a reiterar, lo que pasó en Brasil con Dilma cuatro años atrás no hubiera sucedido, la relación de fuerzas lo hubiera impedido. Se modificó la relación de fuerzas en la región, claramente.
Charlando con Gabriela en su oficina le decía, ¿sabés lo que pasa? Y me comentaba una anécdota que también se las voy a contar porque creo que refleja lo que quiero decir cuando hablo de creación de sentido común. Me acuerdo cuando Rafael, lo charlábamos, lanzó la creación del impuesto a la herencia y la plusvalía, que recibió un ataque feroz de los medios, que además crearon sentido común y yo le dije, sin saber lo que había pasado, le digo seguro que crearon sentido común negativo y adverso en los sectores más humildes de la población diciendo que ese impuesto a la herencia le iba a quitar la casa, la única casa que tenía tal vez una persona para dejarle a sus hijos, y no hubo forma de hacerle ver que tal vez la creación de ese impuesto era dirigido a los que mayor patrimonio hereditario tenían y era en beneficio de los más humildes.
Pero esto es el fenómeno contemporáneo de lo comunicacional, de las redes sociales, de la articulación en los medios concentrados y hegemónicos de comunicación, que tampoco y pese a haber aprobado por una mayoría muy diversa en el Parlamento, y debe ser la ley más democrática que se haya tenido en la República Argentina, se discutió en asambleas a lo largo y a lo ancho de todo el país, no logramos ponerla nunca en su totalidad en marcha en lo que hace a los medios concentrados de comunicación. Esa fue una batalla perdida, que tuvo gran impacto también en lo posterior.
Pero refiriéndome a los compañeros de la región. Nosotros tuvimos una gran integración política, pese, como decía Hugo o el propio Evo… Me acuerdo en la asunción de Evo, yo no fui pero fue Néstor, y Evo en su primera asunción en La Paz dice que bueno, que la región estaba cambiando porque había un militar en Venezuela, un obrero en Brasil, una mujer en Chile, a Néstor le dijo creo que un intelectual, “el gran loro blanco” lo llamaba Evo a Néstor porque los dos tienen nariz muy grande, nada más que Evo es pueblo originario y Kirchner más europeo no debe haber en este continente.
Entonces, digo, teníamos una gran integración política, pero no tuvimos una integración comunicacional ni tuvimos una integración económica. Integración comunicacional, ¿a qué me refiero? No articulamos lo que estaba pasando en cada uno de nuestros países porque lo que dicen los sectores conservadores restauradores aquí es exactamente lo mismo que dicen en todos los otros países. Cuando uno veía los carteles agraviantes y sexistas contra Dilma Rousseff eran los mismos carteles agraviantes y sexistas que se paseaban en las movilizaciones de Buenos Aires. Es más, logramos a través de unas fotos mirar que había gente que se trasladaba de la Argentina a Brasil a participar en las marchas de “Fora Dilma”, y participaban en la “Fuera Cristina” en la Argentina. En Brasil, por distintas circunstancias, pudieron avanzar. En la Argentina no lo hicieron, tuvieron que aguantarme hasta el 9 de diciembre, hasta el último día gobernando.
Pero a partir de eso y de que no pudieron construir lo que construyeron en Brasil se dedicaron a construir y articular desprestigio, descalificación, agravio, entre medios de comunicación, entre un sector del Poder Judicial, y como no pudieron plantear una crisis en enero, plantean escenarios post crisis a casi diez meses después de haber devaluado, tarifazo, despidos, salarios a la baja, desmantelamiento de todos los programas sociales desde Conectar Igualdad, como el que vos habías mencionado, pasando por las cooperativas de trabajo, por todo lo que era un entramado social destinado a sostener a los sectores más vulnerables, a los cuales no habíamos podido llegar.
Porque esta es otra limitación también, el proceso de industrialización, para que finalmente termine incorporando a toda la población, necesita no doce años, necesita décadas y décadas.
¿Por qué? Porque durante los períodos más grandes, más largos, la gente no tenía trabajo, no podía estudiar, no se capacitaba, no se invertía en el país, con lo cual es necesario que estos procesos virtuosos tengan duración en el tiempo, no en los dirigentes pero sí en las políticas, que estas políticas puedan ser consecuentes en el tiempo.
Un trabajador, por ejemplo, que se incorporó al mundo productivo de 27, 28 años, no vivió esa Argentina. Los jóvenes, cuyos padres ahora porque tienen trabajo, pueden ir a la universidad, no vivieron la época en que los profesionales en mi país terminaban manejando un taxi porque no tenían profesión como arquitectos, como médicos, o se terminaban yendo del país como muchísimos científicos.
Entonces, todos esos procesos necesitan, para llegar a toda la población, mucho tiempo. La industrialización tiene que tener décadas. ¿Ustedes qué se creen, que cómo fue por ejemplo o cómo es en China, donde todos los años van incorporando entre treinta o cuarenta millones de personas? Una Argentina en un país de 1400, y todavía tienen una porción considerable de su población, nada menos que la República Popular de China, hoy el líder, el gigante económico del mundo, todavía tiene amplios segmentos de la población que no han podido sacar o retirar todavía de las zonas rurales porque tienen planificación a muy largo tiempo.
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Y esto es lo que necesitaba nuestra América del Sur, mayor integración económica también. Cuando uno mira la economía del Mercosur observa que el 80% del intercambio comercial es fuera de la zona, y solamente no llega al 20% el comercio intrazona. Y nos encontramos entonces que de repente en Ecuador, en Bolivia, en Argentina, compramos cosas a otros países que pueden provenir de los propios países que integran la región. No hemos tenido, ¿pero por qué? Porque también muchas veces hay líneas de crédito que solamente son canalizadas hacia determinados países, y obviamente colocan sus productos a partir de una línea de financiamiento crediticio. No hemos podido construir el Banco del Sur, que era la gran apuesta que la región tenía para lograr esta permanencia de las políticas.
No, no, de ningún modo, están armados, articulados, tienen un cassette que viene de otra parte. Simplemente los articulan desde alguna embajada o desde algún sector para que funcionen armónicamente en toda la región y tengan el mismo discurso en toda la región.
Entonces, lo que Rafael Correa denomina el nuevo Plan Cóndor, o el Plan Restaurador, que me gusta mucho cómo lo ha denominado, yo lo denomino el plan de siempre, el que tuvieron en los 200 años de historia y que salvo determinados períodos, siempre mucho más breves que los otros, logramos quebrar.
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Durante este siglo fue creo la experiencia latinoamericana, concretamente en América del Sur, porque quiero situarme en nosotros, en América del Sur, fue la experiencia política regional de gobiernos progresistas, incluyentes absolutamente, incorporando a millones de conciudadanos y conciudadanas al consumo, a los bienes de la educación, de la salud, a poner tener una casa o un auto.
Y cada uno con sus modalidades, porque todos partían de lugares diferentes, ninguno partía del mismo lugar y ninguno partía tampoco con los mismos grupos sociales ni con los mismos sectores sociales. Entiéndanme, cada uno con sus particularidades, pero cada uno con sus particularidades lograron incorporar a millones de suramericanos a la vida digna, o a la vida, porque en definitiva si tengo que vivir sin poder tener mi casa, un auto, o que mi hijo si no quiere ser obrero como yo pueda tener derecho a una universidad, no es ningún lujo, es el mínimo derecho que el Estado debe asegurarle a cada uno de sus ciudadanos.
Digo entonces que en este siglo XXI ha sido, y en los 200 años, el período más homogéneo y más extenso. No sucedió lo mismo en el siglo XX, en el siglo XX en mi país, salvo el breve interregno de Hipólito Yrigoyen que fue otra cosa, fue la incorporación del voto, del sufragio universal y obligatorio, gran conquista, nunca permitan que el voto sea optativo. El voto debe ser obligatorio porque es en defensa de la Patria, de la Nación y del pueblo. Esa gran conquista de los revolucionarios radicales de arrancarle a lo que ellos denominaban y llamaban el régimen, el voto, el sufragio universal, obligatorio y secreto, fue un breve interregno, muy breve, brevísimo. Digamos que en términos de incorporación económica y social, lo distintivo sin lugar a dudas en el siglo XX en nuestro país lo protagonizaron Perón y Eva Perón desde 1945, tal vez un poco antes él en el 43, hasta el golpe del 55.
Vemos entonces que han sido muy breves los períodos en los cuales ha habido un auge, y además en ese momento tampoco había otros países, no pasaba lo mismo en otros países, tal vez fue el Brasil de João Goulart, el Chile de Ibañez, pero no había esa integración que logramos nosotros, pero que nos faltó.
Nos faltó, nos faltó en lo político, nos faltó en lo comunicacional, y cuando hablo comunicacional no me refiero, por favor, a los focus groups o a esas encuestas o un coaching para ver cómo tengo que hablar o qué tengo que decir. Por Dios, los cuadros políticos no necesitamos de coaching ni de focus groups ni de esas cosas, porque un coaching, un focus group o un encuestador o un sociólogo avezado te puede ayudar en una elección, pero después tenés que gobernar y ahí no hay coaching ni focus groups ni sociólogo. Ahí tenés que saber qué es lo que vas a hacer con el país y con los millones que viven adentro. Y si creés que podes volver a un país donde solamente vivan bien cinco, seis, siete millones y el resto la ñata contra el vidrio, no hay coaching, no hay focus groups ni sociólogo que te ayude.
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No sé en qué tiempo, no soy Pitonisa ni pronosticadora ni nada por el estilo, pero lo que quiero situarme es en un análisis de por qué suceden las cosas que suceden. Además, en un marco global también donde tenemos que discutir cosas muy importantes. Y quiero finalizar con esto, porque Gabriela hizo mención a nuestra lucha contra los paraísos fiscales, contra los fondos buitres, hizo mención a esa histórica votación de la resolución marco para una legislación global en materia de reestructuración de deudas soberanas que obtuvo el voto de 136 países con inestimable apoyo del G77 + China. No se podría haber logrado eso jamás si no hubiéramos trabajado fuertemente en ese grupo. Y Ecuador, querida Gabriela y Ricardo, acaban de ser elegidos por unanimidad para el próximo año el pasado día viernes para presidir el G77 + China.
Los ciudadanos deben saber… entiendo que hay una propuesta del gobierno de Ecuador de incorporar a la boleta de elecciones la pregunta a cada ecuatoriano, a cada ecuatoriana, si un candidato que tiene cuentas o fondos en paraísos fiscales puede presidir la república -se imaginan lo que pienso-, pero sin querer inmiscuirme en cuestiones internas. Yo quiero decirles a cada ecuatoriano y a cada ecuatoriana que cada peso que alguien tiene en un paraíso fiscal es un peso, un dólar, o como quieran llamarlo, que le sacaron a la educación, a la salud, a la infraestructura, a la vivienda y a los derechos de cada uno de los ecuatorianos y ecuatorianas que viven acá. Y esto no lo digo yo, lo dicen importantes académicos especialistas en materia de sociedades y de derecho comercial de mi país. Los paraísos fiscales han sido creados para delinquir. El que tiene fondos en un paraíso fiscal es porque no paga impuestos de mínima, como mínima. No hay posibilidades de legalidad y legitimidad en paraísos fiscales.
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Creo entonces que esta importante resolución que obtuvimos en el marco de Naciones Unidas, y Gabriela, no creo que, pese a decisiones que se tomaron luego en mi país, esto esté perdido. Al contrario, porque el tema del endeudamiento y las nuevas crisis recurrentes globales que van a venir producto del endeudamiento de los países no se terminaron hoy, van a seguir y se van a profundizar, porque es la forma en que los países desarrollados tienen de transferir sus propias crisis endogámicas hacia la periferia del mundo. Esto tienen que entenderlo, por eso el G20 se constituyó allá por el año 2008. Me tocó participar en la primera reunión, cuando todavía Bush era presidente de los EEUU y ya había sido electo Barack Obama pero él participó en la primera reunión del G20. Y yo creo que se formó a partir de la crisis de Lehman Brothers pero luego se extendió como una mancha de aceite a todo el planeta y que aún persiste. El FMI dice un año va a haber tanto crecimiento de la economía mundial o del comercio, y a los dos o tres meses lo vuelve a ajustar siempre a la baja. Entonces me acuerdo que en aquellas reuniones del G20 se introdujo la cuestión de los paraísos fiscales. La introdujo el entonces presidente de Francia, Sarkozy, y también yo que lo planteamos en el mismo G20. Y a partir de ahí siempre fue una constante intentar lograr que hubiera una legislación global en la materia que impidiera el tema de los paraísos fiscales. Pero claro, cuando vemos quiénes son los que tienen los mayores paraísos fiscales sabemos por qué hay paraísos fiscales y seguirá habiendo en el globo.
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Creo entonces que el rol del Ecuador presidiendo el G77 + China va a ser vital en lo que hace a reestructuración de deuda soberana y en lo que hace a paraísos fiscales. Esta crisis que no se termina de ir, que empezó en el año 2008 y que se va a seguir profundizando, porque es una crisis que se repite también hoy ya en los países centrales con la concentración del ingreso. En EEUU el 1% de la sociedad agrupa prácticamente el 45 o el 50% del PBI norteamericano. El sueño de la clase media, el american dream, que era la clase media que crecía y progresaba, también se está haciendo añicos junto con otros sueños también de superación de los conflictos raciales en el país más poderoso de la tierra.
Por eso también nuestro reclamo de Malvinas que no es un reclamo argentino, se ha convertido a Dios gracias en un reclamo y en una necesidad y una demanda regional y global, porque hay que decirle no al colonialismo, cualquiera sea su signo, aún un colonialismo militar y territorial, casi demodé en los tiempos que corren, pero de gran importancia estratégica porque militariza nuestro Atlántico Sur. Darle también las gracias a la Asamblea Nacional del Ecuador y al pueblo del Ecuador por la solidaridad permanente en esta causa que, reitero, es también causa de los ecuatorianos.
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Entonces, querida Gabriela, quiero agradecerte este gesto de esta maravillosa condecoración, pero quiero que cada hermano que vive en el rincón más alejado de nuestra Patria Grande, la América del Sur, sepa que hubo mujeres como Manuela Sáenz, por favor no pretendo compararme a ella, en absoluto, que hubo otras mujeres, militantes, como recordaba Gabriela cuando era joven -me recordó que soy un poco más grande que ella además, lo cual está muy bien- que luchábamos por la igualdad, por la libertad, por un país libre, justo y soberano; recordarles que cuando nosotros no estemos, cuando yo no esté, va a haber otras Gabrielas, otras Cristinas, tal vez con distintos lenguajes, tal vez no sean iguales a nosotras pero que las semillas que plantaron San Martín, Bolivar, Belgrano, no fueron tiradas al viento, florecen, germinan, con todas las dificultades que le ponen, cuando nos someten a sequía, cuando nos ponen trabas, cuando nos impiden, pero que siempre, porque están en la esencia del ser humano, está en la esencia de la condición humana.
Muchas gracias por todo, a todos y a todas.
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