Bueno, para plantear, también, una cuestión de privilegio. Aunque debo confesarles a usted y a todos los colegas que… Que yo plantee una cuestión de privilegio, me hace sentir como medio estúpida, ¿no?, porque seguramente el que está escuchando, dice: “Claro, los privilegios que tienen los senadores, los diputados, los políticos”.
Bueno, miren, yo no sé. Es evidente, sí, que algunos otros senadores o senadoras, políticos, diputadas o diputados pueden tener privilegios. Pero lo que es esta senadora de la Nación, ex presidenta de la República, dos veces elegida por el voto popular, no es que tiene privilegios, ni siquiera tiene los derechos y las garantías que tiene cualquier ciudadano común en este país. Así que, en realidad, es un eufemismo esto de plantear, por lo menos desde mi punto de vista, desde mi banca, una cuestión de privilegio.
Y la verdad es que muchas veces, en este cuerpo, hemos hablado del lawfare. Pero siempre sonaba como algo lejano, doctrinario. Hablábamos de la articulación entre el poder político, el Poder Judicial y el poder mediático, para dejar afuera a los opositores o a los movimientos populares, lo que acaba de señalar muy claramente el señor presidente de nuestro bloque, el senador por Neuquén, Marcelo Fuentes.
Y la verdad es que, en la Argentina, siempre tenemos una capacidad para ir un poquito más allá de lo que hay en otras partes. Conocíamos el Lava Jato, la articulación de lo mediático, de lo político, pero en la Argentina le agregaron algo más. Además de armar operaciones políticas para dejar afuera a los dirigentes de la oposición, de la oposición en serio, de la oposición de los que nos oponemos a este modelo de entrega, saqueo y hambre; de esos hablo, de la oposición. El resto… El resto es cartón pintado. Es cartón pintado, señora presidente. Ustedes lo saben.
Entonces, digo que, en la Argentina, este lawfare fue recreado. Entonces, además de estigmatizar a dirigentes políticos opositores, en el medio, los funcionarios judiciales se dedicaron a hacer negocios y extorsionar a la gente. El argentino y los argentinos tenemos una creatividad reconocida por todo el mundo. Hasta hemos refundado, también, el lawfare. Le hemos agregado la extorsión, la recaudación por parte de funcionarios judiciales, además de la impugnación a los políticos opositores.
Y yo me preguntaba: hacer una cuestión de privilegio… Y ¿a quién se la hago? ¿A usted? ¡No…! ¿A este cuerpo?, que diligentemente, inmediatamente, trató los allanamientos que -todos ustedes saben- fueron absolutamente violatorios, no de lo dispuesto por este cuerpo, fueron violatorios de lo que se hace a cualquier ciudadano, que no se puede hacer en materia de allanamientos. No es que acá a ustedes les dijeron o me dieron el privilegio: “no le vayan a hacer tal cosa…” No, no, no. No solamente eso, sino que fueron más allá: hicieron los allanamientos a mis casas, ¡lo que no hicieron con nadie!, estos que están filmados, grabados, fotografiados, wasapeados pidiendo coimas y anotando en cuadernos, filmados en el balneario CR y que fueron encontrados en el allanamiento.
Digo, entonces: hacer una cuestión de privilegio, ¿a quién? Al presidente ni se me ocurre; ni se me ocurre. Y, digo, ¿a quién entonces? Se me ocurre que la cuestión de privilegio debería ser al más alto tribunal de la República, por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia. ¿Saben por qué? Por dos motivos: el primero porque es evidente que estamos ante el escenario que han descripto muy acertadamente quienes me precedieron en el uso de la palabra; pero, además, porque es de tal gravedad institucional que estamos viendo cómo desde el propio Poder Judicial, concretamente desde Comodoro Py, se está intentando quitarle la causa a un juez para que no investigue. Pero no solamente eso, sino que de la propia sentencia del juez se puede colegir la actuación de una embajada extranjera en esta cuestión. Esto solo ameritaría que la Corte interviniera porque, de acuerdo con la Constitución Nacional, cuando hay una cuestión en la cual está involucrada o podría estar involucrada una embajada extranjera, la Corte tiene competencia originaria y exclusiva. Hasta ahora, por lo que he leído en la sentencia del juez Ramos Padilla, la embajada de los Estados Unidos no ha contestado acerca de la veracidad de las chapas identificatorias, credenciales, etcétera, de agencias de seguridad de Estados Unidos de Norteamérica.
Es más, una de las personas que ya ha declarado en la causa ha dicho que D’Alessio lo llevó en una camioneta y que en la parte delantera de ese vehículo iban dos personas de la embajada. Pero, además, entre las múltiples carpetas que se le encontraron, se le encontró una referida al ciudadano Etchebest, el empresario que fue extorsionado, redactada en inglés. Es curioso. Me llama la atención porque cuando el periodista Daniel Santoro… ¡Qué increíble! ¿No? Todo hace juego con todo en la Argentina, lo he dicho toda mi vida, no es de ahora. ¡Todo hace juego con todo! Cuando el periodista Daniel Santoro, el periodista de… investigación… de Clarín publicó en la tapa que nuestra ministra de Defensa, la doctora Nilda Garré, y Máximo Kirchner, mi hijo, tenían cuentas millonarias en dólares en cuentas offshore, el Departamento de Justicia de Estados Unidos tardó casi dos años en informar acerca de que todo esto era falso. Sin embargo, fíjese qué curioso, qué diligencia, este empresario Etchebest, que iba a ser involucrado si no pagaba la coima de 400 mil dólares en la causa de las fotocopias de los cuadernos, ya tenía redactado en inglés un informe acerca de su estado patrimonial, del de sus hijos que viven en Estados Unidos, etcétera, etcétera. ¿Quién se lo habrá dado? ¿O lo habrán traducido entre Stornelli…, en tiempo récord? Porque estamos hablando no de una cosa que sucedió hace dos años; estamos hablando de una maniobra extorsiva que había empezado a fines de enero y ya tenían la carpeta en inglés.
¿En serio que la embajada de Estados Unidos no tuvo nada que ver? La verdad es que me cuesta creerlo.
Pero digo entonces, señora presidenta, que no estamos ante una cuestión únicamente, como bien han señalado los que me han precedido en el uso de la palabra, de un fiscal o de un juez. No, no. Está claro que es un sistema, es un entramado, porque además también el juez descubre, en estas mismas actuaciones, una cosa similar, absolutamente igual a la que pasó en un juzgado en lo penal económico; y también con un protagonista, el mismo protagonista periodístico, que era el que escribía sobre la mafia de los contenedores en Clarín. Entonces, digo que estamos ante un sistema muy perverso de extrema gravedad constitucional e institucional. Mire, yo soy senadora o fui senadora… – sí, ya termino, señora presidenta, ya termino– desde el 10 de diciembre de 1995. Ríos de tinta, ríos de tinta sobre la mayoría automática de la Corte, sobre el manejo de los jueces, etcétera, etcétera, etcétera. En mi vida, en mi vida, como legisladora nacional he visto y he escuchado algo similar a lo que nos ha tocado ver y escuchar, ver y escuchar no de arrepentidos sino ver y escuchar en los chats, en las fotos, en las filmaciones. Exactamente lo que yo muchas veces digo, una suerte de proyección que algunos hacen de las cosas que hacen ellos sobre otros.
Entonces, digo que esto no es casual. Esto no es solamente… Puede ser que el ciudadano común, con todos los problemas que tiene, se sienta alejado de estas cuestiones. Pero todos tienen que saber, cada argentino y cada argentina tienen que saber que estos sistemas se arman no solamente por cuestiones económicas o de oposición interno política sino para imponer modelos económicos y sociales de sojuzgamiento.
Siempre fue así. Era así en la dictadura, cuando los metían en la ESMA, pero además de meterlos en la ESMA por subversivos les robaban el lavarropas, la heladera, le hacían firmar una escritura a la madre. Siempre fue así. Siempre detrás de estos sistemas perversos y delincuenciales está la instauración de un modelo económico de despojo, de saqueo, de hambre y de miseria para el pueblo argentino.
Por eso, señora presidenta, realmente no tengo demasiadas esperanzas en esta cuestión de privilegio, pero, eso sí, como legisladora de la Nación siento la responsabilidad de estar sentada en esta banca no para cobrar un sueldo ni para calentarla, lo que no me interesa, sino para decir lo que está pasando en la República Argentina.
Muchas gracias, señora presidenta.