Reapertura del Ingenio La Esperanza, en la localidad jujeña de San Pedro, donde realizó la apertura de la zafra 2013. 01 de agosto de 2013.
Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor Gobernador de la provincia de Jujuy; señor Gobernador de la provincia de Salta; señores empresarios, que hoy nos acompañan, empresarios argentinos, que han decidido hacer una apuesta importante, que es aquí donde empieza la Patria, aquí donde por esas cosas raras del destino – yo creo mucho en el destino, en el destino de los pueblos, de las naciones, pero también de los hombres y las mujeres – y decía que por esas cosas del destino esto que tenía que venir a hacer, hoy, aquí y que alguien decía era la primera vez que un Presidente llega aquí, al ingenio «La Esperanza», él también cuando fue Presidente era un Presidente que llegaba por primera vez a muchos lugares. Y la verdad que llegar también luego de haber pospuesto – y vos los sabés Eduardo y vos también Yahuar – y que justamente haya coincidido en el Día de la Pachamama, no puede ser casualidad, no puede ser obra del azar.
Ustedes saben – yo creo mucho en las señales – hoy cuando Salustriana, a quien había conocido a través de una videoconferencia, en la inauguración de un gasoducto – si mal no recuerdo, ¿no, Eduardo? – Salustriana que no conoce el subte y que lo sigue sin conocer y la vamos a llevar a conocer el subte. Yo creo que el Ingeniero se lo va a mostrar sin ningún problema. Salustriana es argentina, igual que todos. Como argentinos son aquellos que desde Loma Blanca bajaron, el otro día, a Tecnópolis para hacer ver a todos los argentinos de la diversidad cultural, pero de la unidad nacional de reconocernos todos y cada uno como argentinos.
En el homenaje, que hoy hacía a la Pachamama, este collar con productos de la tierra, en una ceremonia similar que también… ese fue un golpe al corazón – Eduardo – lo de la película de él, hace diez años, haciendo también el homenaje a la Pachamama, otra señal importante de que los argentinos que tenemos convicciones, que tenemos ideales, pero que sentimos además la inmensa responsabilidad sobre nuestras espaldas… Las de él eran más anchas y más fuertes porque eran las de un hombre; las mías son más pequeñas y tal vez no tengan la fuerza porque soy mujer, pero les aseguro que voy a poner todo lo que haya que poner para que esta Argentina y para que esta empresa, el Ingenio «La Esperanza» sigan adelante.
Conmueve el ruido del Ingenio, conmueven los cascos de los más de 1.000 trabajadores que dependen de esta empresa. Una empresa, que tampoco es casualidad… «si los pibes para la liberación», a lo largo y a lo ancho del país están, le guste a quien le guste, ustedes son presente y futuro de la Argentina. Decía que este ingenio – recién con Eduardo recordábamos la fecha – cuyo concurso fue en 1995, en pleno auge del liberalismo en toda América latina y nuestro país tampoco estuvo ausente de esas políticas dictadas desde afuera, y luego la quiebra en el año 2000, otra fecha simbólica. Juan Manuel también se sonríe y se acuerda conmigo de las cosas que pasamos… se desmoronaba la Argentina, como hoy se desmorona el mundo en otras regiones por la aplicación de lo que recién decía Hugo Sigman: un Estado ausente. Y ausente no sólo de las necesidades de los trabajadores y de los que más lo demandan, sino también ausente de los empresarios, de los hombres que producen, que trabajan en la tierra, o como él, un empresario de la biotecnología y también de la industria farmacéutica, parece ser que a los gobernantes del mundo sólo pareciera interesarle que no se caiga un banco, o las finanzas, sin darse cuenta que es necesario ponerle el hombro a la producción, al trabajo, a los hombres de empresa que arriesgan, que invierten. ¡Qué haríamos sin ellos, qué haríamos, qué haríamos si todos se dedicaran únicamente a contar dinero y no a pegar ladrillos y no a invertir en ciencia y tecnología! ¡Qué haríamos si solamente tuviéramos hombres que miran lo que tienen depositado en la cuenta y no los trabajadores que tienen a su cargo y que tienen que pagarle el sueldo, cada sueldo a fin de mes!
Este es el mundo al que hemos llegado por ceguera, por avaricia, por ambición y, ¿saben qué? Creo que en el fondo por inmensa estupidez.
Por eso, creo que en este ingenio La Esperanza, se combina lo que necesitamos y lo que recién decía Hugo Sigman, ingenio e inteligencia de los trabajadores y sus dirigentes sindicales, de los empresarios, de los gobiernos, saber que tenemos que reconvertirnos, saber que no solamente con la producción del azúcar vamos a sacar la empresa adelante. Lo dije yo en Tucumán el día 9 de julio; el día anterior se habían encendido las calderas de este ingenio.
Va a ser una empresa difícil; lo que no va a ser, es una empresa imposible porque los imposibles solamente son para los mediocres, para los que no tienen fuerza, para los que no tienen coraje.
Vamos a hacerlo, yo solo les pido a todos esfuerzo, comprensión y articulación entre el gobierno local, el provincial, el nacional, los empresarios y los trabajadores.
Decía recién el doctor Sigman, que es necesario saber que no solamente vamos a poder producir azúcar para levantar esto que necesitamos la diversidad, alconafta, la producción apícola, la inmensa extensión de la actividad forestal con todas sus posibilidades. Y cada uno de estos 3 empresarios tiene una especialidad, una experiencia que aportar a este emprendimiento.
Nosotros vamos a estar siempre, como lo dije hace unos días cuando inaugurábamos una fábrica de lavarropas al sur de la provincia de Buenos Aires, en Cañuelas, donde solamente antes había caballos, vacas y dulce de leche, estábamos inaugurando una empresa de lavarropas. Y una empresa que antes importaba todo y que ahora los produce aquí para los argentinos.
Hemos vuelto a adquirir capacidad de consumo porque hemos vuelto a tener trabajo y esperanza. Esperanza y trabajo que nos habían robado durante décadas. Autoestima, la autoestima que sé que en el pueblo jujeño, que no les viene de ahora, les viene desde la época de los Incas, está en el ADN de cada uno de ustedes, está en esa Bandera Macha que fundó Belgrano y le entregó al pueblo boliviano y que recién, hermanos de Bolivia, me vinieron a entregar. Está en el ADN de ese pueblo milenario que cuando en Europa andaban con taparrabos y cazando en los bosques, habían descubierto la astronomía, las matemáticas y tenían complejos cultivos y socialización de la tierra y de la producción.
Lo tienen ustedes jujeños, lo tienen ustedes, ¡qué les voy a hablar de sacrificio! De qué puedo hablarles de sacrificio yo que soy tercera generación de argentinos. Mis abuelos bajaron como tantos otros de los barcos a principios de siglo, con una mano atrás y otra adelante.
¡Qué les voy a hablar a ustedes que hace 200 años, cumpliendo las órdenes del general Belgrano, quemaron sus casas y sus cultivos para que no pasara el invasor, para defender a la Patria! ¡Cómo no los voy a creer capaces de grandes empresas, de grandes sacrificios!
Por eso, no me tienen que explicar nada, no me tienen que contar nada. Decía recién el Gobernador, cuando enumeraba los logros de esta década, cada una de las cosas que sabemos que hemos logrado y así como yo no le tengo que contar a ustedes las cosas que hemos hecho en esta década porque son los logros constantes que están viviendo en mejor educación, en mejor salud, en viviendas, en trabajo, ustedes tampoco me tienen que contar ni agradecer nada. Porque la patria todavía les debe mucho, les debe mucho todavía.
A este Norte argentino, que cuando veníamos en helicóptero veíamos las torres de la línea de alta tensión de 500 kilowatios, la línea NEA-NOA, que parecía casi un mito y que él decidió que se construyera y que permitió en esta década que el NEA-NOA tuviera tasas de crecimiento superior inclusive a la media nacional y que hoy estén por debajo de la desocupación nacional.
Estos son logros de la década, sí señores. Que se entere el resto de los argentinos: NEA y NOA están por debajo de la línea de desocupación de la media nacional y es un orgullo para nosotros.
Pero todavía falta mucho y por lo que falta, es por lo que vamos a seguir trabajando todos los días, por el hermano y la hermana que todavía no hemos llegado, por lo que me escribieron el otro día de Palpalá, que me dijeron que ya les llegó el aula digital móvil, por los chicos como Eyén, que bajó de Laguna Blanca para deslumbrar a los argentinos y conocer Tecnópolis.
En nombre de todos estos años, en nombre de estas centurias de años, querido pueblo jujeño, yo me comprometo en este Día de la Pachamama, a seguir dando de mí lo mejor que tengo que es trabajo, esfuerzo y compromiso, con mis errores, con mis equivocaciones, con mis debilidades, con todo, pero con el amor inmenso y profundo también de una madre. Yo me siento madre de todos ustedes y abuela de todos sus hijos y me comprometo a ayudar, a trabajar como siempre lo he hecho desde muy joven para cambiar la patria y nuestro destino como Nación.
Gracias Jujuy, gracias La Esperanza, gracias San Pedro, gracias a todos y a todas.
¡Qué Dios, la Virgen y la Pachamama los ayude y los lleve con ustedes!
Gracias