abril 2, 2014
Hemos sembrado en tierra fértil
Soy de la generación y de la escuela de los que dicen lo que piensan, lo que creen, y lo que creen que le va a hacer bien a la Patria.

 

Cristina Fernández de Kirchner le habla a la militancia en el Patio de las Palmeras de Casa Rosada en el Día de los Veteranos y los Caídos en Malvinas Argentinas, 2 de abril de 2014.

Quiero agradecerles la presencia multitudinaria de todos ustedes, hoy aquí, acompañándonos a todos los argentinos en un día muy especial, en un día que nos producen sensaciones ambivalentes, contradictorias por todo lo que vivimos.

 

 

Yo quiero contarles algo que no conté. Me voy acordando a medida que voy hablando. A medida que voy hablando me voy acordando de cosas. Quiero contarles una anécdota que tiene que ver con Malvinas y que tiene que ver con la historia en general.

La última vez, antes del golpe del 24 de marzo de 1976, que estuve en la Plaza, fue el 17 de octubre del año 74. Perón había muerto el 1° de julio y me acuerdo, yo ya salía con Néstor. En realidad no estábamos saliendo todavía, estábamos ahí, me estaba….como decíamos en aquella época, me estaba arrastrando el ala pero todavía no pasaba nada.

Entonces, se venía el 17 de octubre, el primer 17 de octubre sin Perón, porque, claro, había habido varios 17 de octubre sin Perón en la patria, pero con Perón en España, mandando mensajes, cartas, con Perón vivo, era otra cosa. Yo sostenía que había que ir a La Plata. Néstor que andaba medio enojado con lo que pasaba, decía: Yo a La Plata no voy.

Bueno, le digo, yo voy. Ese día se había decretado o se iba a decretar la nacionalización de las bocas de los expendedores, y entonces estábamos discutiendo en la estación de trenes de La Plata, que vamos, que no, que yo sí….Bueno, mirá, si vos no querés ir no vayas, yo voy. Me subí al tren y fuimos.

Bueno, ahí fuimos con el tren. Ese día los trenes eran gratis, llegamos a Constitución, nos fuimos a la Plaza caminando, empezamos a recorrerla. Me acuerdo que nos encontramos con un grupo de compañeros, uno de ellos es hoy Diputado nacional, se debe acordar, no sé si estará hoy por ahí o estará en 3 Arroyos, Cuto Moreno, nos encontramos ahí en la Plaza y esa vez fue la última vez que fui a la Plaza de Mayo en esa etapa, 17 de octubre de 1974.

¿Y cuándo volví? Esa es la gran pregunta. Por esas cosas de la vida en junio del 82 yo estaba aquí en Buenos Aires, y el 14 de junio, el día de la rendición de la caída de Puerto Argentino, yo estaba en La Plata, con mi mamá y con el nene, le dejé a Máximo, a su amigo Máximo, se lo dejé a mi mamá, a la abuela para que lo cuidara como  hacen todas las mamás. A esa altura mi mamá o mi suegra cuidaban al nene. Me tenía que venir a Buenos Aires, me tenía que venir por cuestiones administrativas.

Miren ustedes cómo es el manejo de la información. Creo que vine en un Río de la Plata desde La Plata. Cuando salí estaba todo normal. Cuando llegué acá y tomé un taxi en Constitución para ir hasta el estudio de un amigo mío que quedaba cerca por acá, de Plaza de Mayo, ya se había rendido y se había caído Puerto Argentino o estaba a punto de caer, ahora que me acuerdo.

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Llego al estudio de mi amigo y ahí comienzan a decir que se había rendido Puerto Argentino. Seguimos charlando y al rato viene la secretaria y me dice: está empezando a ir gente a la Plaza.

¡Ah! Dije, yo me voy a la Plaza. Largué todo y me vine; serían las 3 ó 4 de la tarde, no más. Había un pequeño grupo que se ve que eran militantes bien organizados en el centro, que era el que largaba las consignas, y cada vez que aparecían los medios de comunicación, en aquel entonces eran todos estatales, pero aparecían los medios y se tiraban monedas, los insultaban, quemaban diarios. Yo vi quemar La Razón. Agarraban los diarios y los quemaban, porque se habían sentido estafados y engañados.

Y se empezó a amontonar cada vez más gente, más gente obviamente, a eso de las 6 de la tarde, que es la salida de las oficinas, estaba la Plaza repleta de bote a bote. Había colgado al principio, frente a la Casa de Gobierno en uno de los balcones, esas alfombritas rojas como que alguien iba a hablar, por ahí se asomaba algún militar y cada vez que se asomaba era una rechifla generalizada impresionante.

Yo decía, quién será el loco que se va a animar a salir a ese balcón. No salió nadie, por supuesto. A las 6 de la tarde la Plaza estaba repleta de hombres, mujeres, mujeres con chicos que los habían ido a buscar al colegio, oficinistas, yo me encontré con algunos amigos y compañeros allí en la Plaza, y esa vez fue la vez que volví a la Plaza, el 14 de junio de 1982.

Luego, dieron la orden de que la Plaza fuera desalojada, porque las consignas eran cada vez más fuertes, más duras y como la gente cada vez se reunía más, y más, y más…hubo represión y tuvimos que correr porque empezaban a lanzar gases y demás.

Pero fíjense las cosas. La última vez fue un 17 de octubre y la primera vez fue el 14 de junio de 1982. La historia se va enlazando, y uno aprende de la historia. No hay mejor aprendizaje, no hay mejor formación para un político que haber vivido o haber sido parte de la historia. Hay cosas que no se aprenden en los libros, no te las enseña ni te las replica nadie, las vivís de la experiencia personal, y la verdad que recuerdo ese día que después terminamos en la 9 de Julio, llorando, con pañuelos en la boca, porque hay que ponerse enseguida pañuelos en la boca…bueno…

Bueno, y así vino inmediatamente la apertura política; el 1° de julio se levantó la veda, porque estaba prohibido hacer política en la Argentina; prohibido.

Por eso, cuando yo escucho algunas voces que dicen o que quieren confundir a la gente de que hay autoritarismo, por Dios, en la Argentina estuvo prohibido hacer política, no decir soy esto, soy lo otro, estaba prohibido. Se levantó la veda el 1° de julio y se convocó, obviamente se podía afiliar.

Me acuerdo que nos íbamos a afiliar enseguida con Néstor y mi primer acto político militante que me causó un accidente terrible automovilístico, fue unos días antes del 26 de julio, porque estábamos haciendo una pegatina por la misa de Evita en Río Gallegos. Veníamos a la madrugada, habíamos salido un grupo muy grande a hacer pegatina, y fuimos a hacer después un operativo de seguridad, contar que estuvieran todos los que habíamos salido y llevando una compañía en el auto, y me acuerdo que me di la piña con el auto en Gallegos, resbalé en la helada y me di una piña. Así que la primera piña también que me dio el auto y casi me mato, fue también militando. Así que mirá las cosas que te enseña la militancia política y de experiencia.

Bueno, nada, contarles que las cosas no se construyen ni en 1, ni en 2, ni en 3 días. Es más, esas son las que menos duran. Las cosas que más perduran son las cosas que se construyen con historia, con perseverancia, con acciones, con militancia, y también, por qué no, con mucho coraje para decir que no cuando hay que decir que no y también atreverse a ser aunque sea uno sólo a decir que  no, también atreverse aunque sea uno sólo a decir que no. Sobre todo, en épocas de encuestas donde vos no sabés lo que opina un político, porque seguramente se reunió antes con su asesor de imagen, para que le digan qué es lo que tenía que decir.

Bueno, yo no soy de esa generación. Soy de la generación, yo soy de la generación y de la escuela de los que dicen lo que piensan, lo que creen y lo que creen que les va a hacer bien a la Patria y el país.

 

Cristina Acto Malvinas

 

Por eso, te da mucha tranquilidad de conciencia, de poder mirar a los ojos de todos los argentinos y decirles que nunca le prometimos nada. Es más, nunca le prometimos nada y dimos cosas que nunca nadie imaginó que iban a pasar en la República Argentina.

Por eso, la construcción….Me pregunto…y hay ejemplos para dar. Si uno miraba las encuestas allá por el año 2003, cuando él se lanzó a esa quimera de gobernar la Argentina, los derechos humanos creo que no figuraban en ninguna encuesta. Sin embargo, allí estuvimos con  la bandera de Verdad, Memoria y Justicia.

Cuando decidimos retomar la política de la industrialización del país, a fondo, cuando decidimos que la educación iba a ser lo más importante.

Fíjense que nunca nos vincularon al peronismo con la educación. Al contrario, parece que los argentinos con aquel viejo mito de alpargatas sí, libros no, nos habían relegado la educación y parecía que a los peronistas no nos importaba la educación, que los que tenían la educación o los dueños de la educación.

Sin embargo, fuimos nosotros los que levantamos todas las huelgas docentes que se pagaban con papelitos y pusimos a la educación argentina, sus universidades, a sus científicos en un lugar en donde nunca estuvieron.

Fíjense, donde siempre estaba ese mito de que al peronismo no le importaban los científicos, fue precisamente el gobierno que comenzó en el año 2003, y luego cuando inauguramos el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el otro día cuando me entrevistaba con Rabinovich y me trajo esa foto maravillosa de él con Néstor hace 10 años no lo podía creer.

Por eso, creo que hemos reconstruido cada uno de los mitos no sobre Néstor o Cristina, sino sobre un movimiento político y social que hoy excede al peronismo, que involucra también a otras fuerzas políticas, a otras identidades históricas y que yo definiría como el gran movimiento nacional, popular y democrático.

Y sí agradecer, como lo  hice en el Congreso, la recuperación de la democracia como un valor muy importante que nosotros por distintas experiencias históricas que las puedo explicar también. No creíamos, claro, en la democracia, teníamos razones para  no hacerlo. Nos habían tirado abajo cuando bombardearon esta Casa de Gobierno en el 55, nos habían tirado abajo el nivel de democracia cuando fuimos proscriptos durante 18 años.

O sea, teníamos razones para  no creer en la democracia. Pero una vez que entendimos – porque no somos tan brutos como piensan, somos inteligentes – una vez que entendimos que la democracia era el reaseguro para poder garantizar esa continuidad de ese proyecto de inclusión en educación, en trabajo, en universidad, en científicos, en fábricas, en consumo, en capacidad, en viviendas, en mejorar la calidad de vida de nuestra gente, también lo incorporamos. Por eso, hoy somos algo más que lo que éramos. Fuimos sumando.

Y eso es, de eso se trata la política, de ir sumando todo lo positivo y lo que equivocamos rectificarlo. Y bueno…también equivocarse es aprendizaje. Es imposible no equivocarse.

Así que nada, agradecerles. Gracias, muchas gracias por estar acá. Gracias por este….cuiden el Patio de Las Palmeras que lo estamos reconstruyendo. Miren todas las pinturas que estaban cubiertas desde hace más de un siglo.

Estoy poniendo esta Casa de Gobierno porque es el símbolo del pueblo para que los disfruten todos los argentinos, porque es el fenómeno cultural de los argentinos. Esto es parte del patrimonio cultural de los argentinos.

En realidad, yo les agradezco infinitamente el amor, el amor de todos estos años y estoy absolutamente convencida de que hemos sembrado en tierra fértil.

Muchas gracias, muchas gracias a todos y a todas. Los quiero mucho. Acá dentro del corazón para siempre. Gracias.

 

 

Necesitamos que los distintos dirigentes responsables de las organizaciones, también organicen cursos de formación sobre política internacional, sobre historia internacional.

Ustedes se dieron cuenta que prácticamente, salvo cuestiones catastróficas o muy evidentes, parece como que la Argentina fuera un planeta solo en el mundo, que no existiera el resto, porque no hay una sola noticia internacional de nada, de las económicas ni hablemos.

Tenemos que prepararnos, tenemos que saber, porque al que no estudia, al que no sabe lo que pasa y cómo se fueron produciendo los acontecimientos, lo llevan de la nariz. Sobre todo, en un mundo, donde los medios de comunicación y, fundamentalmente también, las redes sociales han adquirido una gran importancia, el problema es la selectividad de la información.

 

Más Patio Militante:

 

No importa el nombre, lo que importa es que podamos volver a construir una gran mayoría con justicia, igualdad, la libertad, la industria, los trabajadores, y todas nuestras soberanías. No hay una sola soberanía, la soberanía es territorial, es económica, política y social, si no, no es soberanía.
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