Hola. Buenas noches. ¿Cómo están todos y todas? Discúlpenme pero se hizo un poco tarde. Aerolíneas demoró un poquito el vuelo pero acá estamos. Quería saludarlos y agradecerles a todos y a todas el aguante. Agradecerles a todos los que se acercaron hoy aquí al Instituto PATRIA para hacer un homenaje a un querido compañero como fue el Presidente Hugo Chávez.
Y además, ¿saben qué me gusta? Esto de recordar a la gente cuando nace. Tenemos que terminar con esa necrofilia de acordarnos de los muertos, tenemos que acordarnos de las personas importantes vivas, vitales, transformadoras, porque creo -por ahí es demasiado sutil lo mío- que en esta costumbre de acordarnos de los grandes cuando se mueren es que en el fondo nos quieren convencer de que nunca más van a volver en cada uno de nosotros. Y la verdad que yo creo que tenemos que acostumbrarnos a recordar así a todos los grandes. Ojo, estoy hablando no de gente perfecta, de gente grande que quedó en la historia.
Nos han vendido siempre que todo tiene que ser perfecto y la verdad que absolutamente nadie es perfecto, yo la menos perfecta de todos, que nadie los convenza nunca de que es perfecto. Lo que se convierte en algo perdurable, lo que se convierte algo que vale la pena acompañar, seguir, comprender, no es porque sea perfecto, sino porque en todas sus imperfecciones, precisamente, se eleva por esas imperfecciones y puede lograr que un país y que una sociedad vivan mejor.
Con todos nuestros errores, con nuestras imperfecciones, con nuestros desaciertos, siento –y hoy lo siento con mucha fuerza y mucha certidumbre- que en estos 12 años y medio que vivimos juntos, desde el 2003 al 2015 hemos hecho lo mejor que hemos podido por todos los argentinos, y estoy segura de que en algún momento, a solas, cuando nadie nos ve, y podamos cada uno reflexionar, todos vamos a coincidir en que fueron 12 años y medio en los que avanzamos mucho. Avanzamos como país y también avanzaron los argentinos, porque es mentira que un país pueda llegar a ser grande con el sufrimiento de sus habitantes. Que nadie nos venda que para ser felices tenemos que sufrir, no es cierto: para ser felices tenemos que vivir bien y tener gobiernos que nos hagan vivir bien.
Que nadie los convenza. Porque cuando nos hablan de sacrificio siempre nos hablan del sacrificio del pueblo, nunca nos hablan del sacrificio de ellos; los que siempre se sacrifican son los trabajadores, las clases medias, los comerciantes, los pequeños y medianos empresarios. Mucho tiempo nos dijeron que si hacíamos tal o cual cosa en algún momento iban a llegar las cosas, y no, las cosas no llegan por derrame, las cosas llegan por construcción, por convicción, por un proyecto que se centra en el pueblo, que es el conjunto de los argentinos, que viven de su esfuerzo y de su trabajo, y que necesitan que para que ese esfuerzo y ese trabajo puedan traducirse en progreso, el acompañamiento de políticas públicas. Sin políticas públicas, por más que te rompas el lomo, te levantes a las 6 de la mañana, trabajes todo el día, si no tenés el acompañamiento del Estado no vas a ninguna parte.
Así que quería saludarlos y darles un abrazo muy grande. Gracias.
Los quiero mucho. ¡Fuerza!
Necesitamos que los distintos dirigentes responsables de las organizaciones, también organicen cursos de formación sobre política internacional, sobre historia internacional.
Ustedes se dieron cuenta que prácticamente, salvo cuestiones catastróficas o muy evidentes, parece como que la Argentina fuera un planeta solo en el mundo, que no existiera el resto, porque no hay una sola noticia internacional de nada, de las económicas ni hablemos.
Tenemos que prepararnos, tenemos que saber, porque al que no estudia, al que no sabe lo que pasa y cómo se fueron produciendo los acontecimientos, lo llevan de la nariz. Sobre todo, en un mundo, donde los medios de comunicación y, fundamentalmente también, las redes sociales han adquirido una gran importancia, el problema es la selectividad de la información.