El sable corvo de San Martín tiene una larga historia. Hemos decidido trasladarlo al Museo Histórico Nacional, el lugar que resguarda los tesoros de nuestro pasado. En este espacio, destino de su donación original, quedará en exhibición permanente bajo custodia de los Granaderos a Caballo para que todos y todas puedan conocer el célebre sable corvo de José de San Martín. La espada que liberó a medio continente.
El 5 de diciembre de 1835, desde su exilio en Francia, el general San Martín escribió una carta a su yerno Mariano Balcarce, que estaba en Buenos Aires junto a su esposa e hija del Libertador, Mercedes San Martín de Balcarce:
“Lo que sí les encargo se traigan es mi sable corvo que me ha servido en todas mis campañas de América y servirá para algún nietecito si es que los tengo. En cuanto a lo demás ya les tengo escrito con extensión en la suposición de que deben venir contando no volver a América hasta después de mi muerte”.
Nueve años después, en su testamento fechado en París el 23 de enero de 1844, y en ocasión de librarse en la Argentina la llamada “Guerra del Paraná”, para resistir la invasión anglofrancesa, el general San Martín dispuso: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sud le será entregado al general de la República Argentina Dn. Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
Los herederos de Juan Manuel de Rosas, custodios del sable de San Martín, lo cedieron al Museo Histórico Nacional.
El sable que el general José de San Martín nunca quiso empuñar en contra de sus compatriotas.
Restituimos el sable de San Martín al Museo Histórico Nacional, donde queda en exhibición permanente para el pueblo.
Custodiado por los Granaderos y el pueblo, el sable de San Martín vuelve al Museo Histórico Nacional.
Ver más | Facebook