abril 15, 2014
En la dictadura nadie se peleaba ni estaba dividido, ahí no había división, ahí había supresión
Creo que nunca, y sobre todo últimamente, hemos podido discutir seriamente un proyecto de país desde nuestras diferencias, que las tenemos y que las vamos a seguir teniendo.

 

Yo quería decir algo respecto hoy porque leí entre uno de los que lo criticaban que había contribuido a la división de los argentinos Ernesto Laclau.

La verdad que quiero detenerme especialmente en esto porque la estupidez humana y la ignorancia no reconocen límites.

Esto es como cuando nos dicen a nosotros que con nuestro discurso en otras oportunidades, dividíamos a los argentinos.

Hoy quiero decirles algo a todos los argentinos: los argentinos, lamentablemente, hemos estado divididos desde el 25 de mayo de 1810. Y quiero que me dejen 5 minutos o 10 minutos de reflexión entre nosotros. Más que de achacarnos cosas, de pensar un poquito en voz alta.

25 de mayo de 1810, Primera Junta, primera división entre saavedristas y morenistas, pelea a muerte, divisiones, a Moreno lo asesinaron en alta mar, lo envenenaron, ahora estamos un poquito más civilizados, por lo pronto tomo mi agüita siempre por cualquier cosa pero…entre saavedristas y morenistas. 1816, se va a cumplir el bicentenario dentro de poco de la independencia y en la independencia los delegados porteños, fundamentalmente a instancias de ellos, impidieron el acceso de los representantes de José Gervasio de Artigas de la Banda Oriental y por eso, la Banda Oriental es hoy un país diferente a la República Argentina. Pero José Gervasio de Artigas muriendo diciendo “yo, Gervasio Artigas –en su testamento- argentino”. División.

Luego fue Lavalle y Dorrego, el fusilamiento, unitarios y federales, pelearon de manera feroz durante décadas, culminó en Caseros con la derrota de los federales, digamos, representados por la figura fundamentalmente del brigadier general don Juan Manuel de Rosas y un federal como Justo José de Urquiza, bueno, ahí me hacen así algunos de la platea, no quiero entrar en polémicas.

Pero, bueno, después vino la pelea final entre los federales, Urquiza fue desplazado, la guerra de la Triple Alianza, y vino luego la pelea entre los que habían ganado, mitristas, alsinistas pelearon a muerte aquí. Luego vino la pelea entre los que era el régimen conservador y la incipiente unión cívica, los radicales, a los tiros, de cuando los radicales eran revolucionarios. O sea, sí, lo digo con todo respeto, sí, los radicales tiraban tiros con Leandro N. Alem, la Revolución del Parque, Hipólito Yrigoyen, en el segundo intento en 1905 hasta obtener la ley de sufragio universal contra el régimen…esas eran las palabras, contra el régimen. Luego ganan los radicales, luego se pelean entre los radicales y se devienen entre personalistas y antipersonalistas. Yrigoyen, irigoyenistas, antiirigoyenistas, alvearistas, irigoyenistas, lo terminan metiendo preso también a Hipólito Yrigoyen. Luego se van los radicales, se pelean en el 35 en la Convención y surge FORJA. Vienen los peronistas, que estuvieron tranquilos durante el gobierno de Perón; se va Perón, sí pero…hasta que hicieron bastantes cosas después, hicimos. Se va Perón y surgen las divisiones entre los neoperonistas, los del peronismo sin Perón, y los que querían peronismo únicamente con Perón. También hubo tiros, hubo muertes, hubo divisiones entre los argentinos.

Para esto, los radicales también ya se estaban dividiendo entre alfonsinistas y balbinistas; esto persistió hasta que Alfonsín gana en 1983. En 1972 pierde contra Alfonsín; después vino el 73, los peronistas volvemos a pelearnos entre ortodoxos e infiltrados, zurdos y fachos.

Después viene la dictadura, de eso mejor no hablar porque nadie se peleaba ni estaba dividido, ahí no había división, ahí había supresión, que es otro problema.

O sea, que siempre hemos tenido divisiones los argentinos. Y ustedes me preguntan si estoy contenta. No, yo no estoy contenta, porque yo pienso que esta es una de las claves por las cuales hemos fracasado. No por Ernesto Laclau ni por los kirchneristas, que venimos a instalar. No, no, en absoluto.

¿Saben por qué? Porque, yo lo que creo es que nunca, y sobre todo últimamente, hemos podido discutir seriamente un proyecto de país desde nuestras diferencias, que las tenemos y que las vamos a seguir teniendo.

El otro día estaba viendo una película que seguramente todos ustedes vieron, “Lincoln”, y uno veía a los demócratas subidos en las bancas gritando “yo quiero que los negros sigan siendo esclavos” y demás. ¿Ustedes vieron que algún diputado -porque vieron que acá no hay nadie de derecha, acá son todos del centro para la izquierda, no tenemos a nadie de derecha- de la oposición se levante y diga “yo no estoy de acuerdo con que le den a la gente, a los negros, a los morochos que les den una casa, una computadora, no quiero acuerdo con que…no estoy de acuerdo con esta política de derechos humanos porque creo que tienen que estar en libertad”? Y yo sé que muchos lo piensan, sé que muchos lo piensan pero no se animan a decirlo.

Y la verdad que lo que es admirable de los países desarrollados, es cómo han defendido su postura. Ver a esos representantes de los 11 estados secesionistas en Estados Unidos decir cosas que acá nadie se animaría a decir, porque no es correcto políticamente o porque la encuestadora salta y le dice “no digas eso porque te escrachan”.

Y este es el grave problema, que no discutimos sinceramente entre nosotros. Porque si discutiéramos más sinceramente, podríamos saldar mejor nuestras diferencias y no con estas cosas de “estoy de acuerdo con estas cosas pero vamos a cambiar las otras”.

A mí me gustaría que me dijeran con qué cosas se está de acuerdo en serio. A ver: ¿no estamos de acuerdo con los convenios de trabajo, libres paritarias sin techo y sin piso? Bueno decirlo. No, hay que decir “no, no se puede ganar tanto, hay que tener un menor poder adquisitivo”. ¿No se está de acuerdo con que cada año se reúna el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil? ¿No estamos de acuerdo con la asignación universal por hijo, el plan PROCREAR, con el plan PROGRESAR? ¿No estamos de acuerdo con que, por ejemplo, tengamos esta política en materia de derechos humanos? ¿No estamos de acuerdo con que hagamos infraestructura, escuelas, universidades?

En fin, a mí me gustaría saber cuáles son los puntos de diferencia. No con que hay delitos. Y claro que todos queremos que no haya delito. Pero quién quiere que haya delitos, por favor, esa es una tontería. ¿Quién quiere que aumenten los precios? Tampoco nadie quiere que aumenten los precios. No, las políticas en serio.

A mí me gustaría saber cuáles son las cosas que mejorarían, cuáles las que dejarían, cuáles las que cambiaría. ¿Qué harían con Aerolíneas Argentinas? ¿Qué harían con YPF que ahora la hemos recuperado con el 51 por ciento y que estamos haciendo fuertes inversiones? ¿Qué harían con los trabajadores, permitirían estas paritarias libres donde siempre los salarios han ido, cualquiera sea lo que se mida, por arriba de la inflación?

Entonces, me parece…Yo creo que lo que tenemos que lograr entre todos los argentinos, y esta es una oportunidad magnífica, de ponernos de acuerdo y decir con valentía las cosas que haríamos, porque le va a ser mucho más fácil a la gente poder decidirse y no equivocarse. Porque después te pasa que con el tiempo dice “pero yo no sabía”.

Bueno, es cierto, porque como dijo alguna vez alguien, “si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me hubieran votado”.

Bueno, yo lo que creo y lo que necesitamos los argentinos para poder, no echarle la culpa ni a Laclau ni a nadie, sanar nuestras divisiones, es poder abordar estas discusiones con seriedad, por parte de quienes tienen o quieren asumir mayores y mejores responsabilidades institucionales. Creo que le haríamos un inmenso favor a nuestra propia historia y a nuestro propio país.

Cristina.

 

 

 

Necesitamos que los distintos dirigentes responsables de las organizaciones, también organicen cursos de formación sobre política internacional, sobre historia internacional.

Ustedes se dieron cuenta que prácticamente, salvo cuestiones catastróficas o muy evidentes, parece como que la Argentina fuera un planeta solo en el mundo, que no existiera el resto, porque no hay una sola noticia internacional de nada, de las económicas ni hablemos.

Tenemos que prepararnos, tenemos que saber, porque al que no estudia, al que no sabe lo que pasa y cómo se fueron produciendo los acontecimientos, lo llevan de la nariz. Sobre todo, en un mundo, donde los medios de comunicación y, fundamentalmente también, las redes sociales han adquirido una gran importancia, el problema es la selectividad de la información.

 

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