Agustín y la vida real. Hoy al mediodía lo voy a recibir.
El domingo por la tarde alguien me dice: «Dra. ¿vió el video del nene que la quiere ver?». ¿De qué me hablás? Miro la pantalla de la compu y aparece Agustín. Campera azul. Súper abrigado. Chiquito. Terco. Adorable. Va de la mano de su papá y dice algo que me mata: «Yo quiero ver a Cristina en la vida real». Está claro que van a la plaza de Mayo para la fiesta del 25.
«Hay mucha gente, no la vas a poder ver. Mejor vamos a casa y la vemos por la tele». Agustín se enoja: «Qué me importa, yo la quiero ver igual. No la quiero ver en la tele la quiero ver en la vida real».
Agustín que no debe llegar a los cuatro años, distingue perfectamente, entre la vida real y la tele. Qué notable ¿no? Hay algunos que no se dan cuenta de la diferencia durante toda su vida. Una lástima, no saben lo que se pierden.
Pido que por favor averigüen si pueden comunicarse con el padre. Positivo. Hoy al mediodía Agustín me ve en la vida real, antes de la inauguración de la Bienal de Venecia desde el Museo del Bicentenario, también en tiempo real.
Además también recibo a Mara nieta de desaparecidos .Tiene seis años, va a primer grado. El pasado viernes Zannini hablo en la cena que había organizado H.I.J.O.S . Eran más de 700. Habían venido de todo el país, también para el acto del 25 de Mayo, el de la década ganada, entre ellos estaba Mara. Me había escuchado en un discurso en el que decía que las netbooks las comprábamos con el aporte de los trabajadores. Lo encaró a Carlos y le dijo: «Vos la ves a Cristina?». Zannini: «Si, claro…»
«Dale este dibujo mio , y este dinero que lo junte para que ella pueda seguir comprando las netbooks».
Carlos me cuenta que Mara le vende sus dibujitos a sus compañeritos para juntar plata para las compus. Con la carta ademas del dibujo vienen un poco mas de treinta pesos en billetes muy ajados de 2$ de 5$ y monedas. El dibujo son tres personas presas tras las rejas. Casi me largo a llorar …
Por Agustín, que por suerte no confunde la vida real con la televisión. Y por Mara, que nunca conoció a sus abuelos , pero quiere ayudar a comprar netbooks.
Ellos dos solos bien valen toda la década.