Ayer recibí la noticia por parte, desde Roma, de mi abogado, que la Corte de Apelaciones de Roma había confirmado una sentencia condenatoria contra un periódico italiano que había vertido difamaciones y mala fe -así dice la sentencia-.
Cuando tomé la decisión de demandarlo no lo hice con afán persecutorio; al contrario, ustedes saben que fue esta Presidenta la que envió al Parlamento argentino la despenalización en materia de injurias para que ningún argentino tuviera que estar preso por lo que dijera, así fuera la burrada o la mentira más grande del mundo. Hay que permitir que se digan las mentiras y las burradas más grandes del mundo. Lo que pasa es que cuando dicen las mentiras y las burradas más grandes del mundo se tienen que hacer cargo y resarcir económicamente, que es donde más les duele: el bolsillo.
Y la verdad que cuando hice la demanda lo único que quería era que pidieran disculpas, no quería otra cosa. Que pidieran disculpas y que las publicaran en el mismo diario donde publicaron eso, que se habían equivocado. Porque lo hicieron ¿por qué con mala fe? Yo quiero recordarles que en esa oportunidad viajé como Presidenta de la República Argentina a Roma a una conferencia de la FAO en la lucha contra el hambre, y el titulo era «La Presidenta de la República Argentina -una cosa asi- que asistió a la Convención Internacional de la Lucha contra el Hambre, salió a comprar joyas a no sé qué joyería famosa por cientos de miles de euros». Era claro que no era contra mí, era contra la Presidenta de la República Argentina, era contra los 40 millones de argentinos.
La demanda no fue personal de Cristina Fernández de Kirchner, de ningún modo, demandé como Presidenta de la República Argentina en nombre de los 40 millones de argentinos. ¿Saben por qué? Y también por qué no decirlo, porque también tenia cierto tufillo misogino, porque se supone que porque una es una presidenta, y es mujer, y es coqueta, y le gusta arreglarse, tiene que ser tilinga. De un hombre cuando van a otros lados nadie publicaría nada. Es lo que dije el otro día en la Convencion Internacional sobre Igualdad de Género convocada por el Presidente de China con motivo de los 20 años de Beijing en la ONU. La discriminación sexista contra las mujeres, que tambien se da.
Por eso mi afán no fue persecutorio, al contrario, yo pedi que se disculparan nada más, y cuando estuvo la sentencia de primera instancia no quisieron disculparse y quisieron negociar, y yo dije «no, yo quiero la disculpa, no quiero plata, quiero la disculpa de la equivocación», y no, se negaron, pues entonces seguimos el juicio, porque era todo mentiras, y yo creo que la mala fe y la difamacion deben ser castigadas.
Ustedes me dirán «pero y Cristina, todo lo que dicen acá, insultan, agravian»… La verdad que no tengo demasiadas esperanzas de que en mi país algún sector del Poder Judicial pueda condenar a alguien cuando insultan o agravian a un político. Pero no importa, llegará algún día en que habrá justicia y en que entonces cada uno podrá decir, como puede ahora y podrá siempre, por suerte, decir lo que quiere, pero cuando es mentira, que se haga cargo de que ha sido una mentira, una infamia y con mala fe.
Entonces, ayer tuve una gran alegría, porque el Hospital de Niños de mi ciudad natal, donde nací, donde me iban a vacunar, el Hospital de Niños Sor María Ludovica va a recibir 40 mil euros que le van a venir muy pero muy bien.