Cierre de campaña de Unidad Ciudadana. Gonzalez Catán, La Matanza, Provincia de Buenos Aires. 10 de agosto de 2017.
 
 

 
 
Muchas gracias, les propongo algo, quiero hacer con todos ustedes un trato, yo les pido una sola cosa: cuando comience a compartir con ustedes esta tarde las cosas que quiero decirles, les pido que cuando por ahí mencione un nombre o alguna situación que por ahí no los haga felices, se queden tranquilos, no griten. Sí señor, hay que aguantarse, porque si hay gente que está aguantando cosas peores, nosotros tenemos que aguantar todo. Entonces yo les pido un trato, y quiero que ustedes lo respeten: que cuando yo describa alguna situación o haga alguna referencia a alguien o a algo, escuchemos, y sí cuando estén alegres y tengan algo que aprobar, que expresemos alegría, ni bronca, ni rabia, ni odio, eso dejémoslo a otros, nosotros únicamente expresemos alegría.
 
 
En principio quiero agradecerle a Verónica Magario que nos haya recibido y que estemos haciendo este cierre aquí en La Matanza. Quiero agradecerle a estos estudiantes universitarios de primera generación de universitarios en sus familias que hoy nos acompañan. Agradecerles y decirles que tengan mucha fuerza, mucha esperanza, ustedes no solamente son el futuro sino que son el presente de la Patria y me gusta mucho que estén aquí. No están ustedes acompañándonos a nosotros, estamos nosotros acompañándolos a ustedes. Vamos con los pibes.
 
 
Y bueno, situarnos un poquito dónde estamos. Cuando charlando con Verónica me contó de este lugar hace tiempo, me contó que la sede de González Catán de la Universidad Nacional de La Matanza, ubicada en esta barriada, capaz de albergar a 3 mil alumnos, y que la municipalidad había terminado a puro pulmón –estamos en el auditorio de esta modernísima sede, me gustaría que las cámaras pudieran enfocar las instalaciones, está lista para ser utilizada, hasta las palmeras y las florcitas tiene-… Y cuando le pregunté cuál era la razón de que en una barriada tan popular y en la que hace falta –como hace falta en todo el conurbano bonaerense, y con los resultados que tuvimos en las universidades próximas a los chicos para que pudieran estudiar-, y bueno, me dijo que el Ministerio de Educación de la Nación no reconocía las partidas para poder poner en marcha esta universidad que, reitero, está lista, terminada, pero está vacía y cerrada.
 
 
Y acá, claro, cuando hablo de una universidad vacía y cerrada y del Ministerio de Educación de la Nación, voy a referirme por primera vez en la campaña… Ustedes vieron que yo no hablé de ningún candidato pese a que todos los candidatos y candidatas me recuerdan todos los días como en un rezo, yo no he hecho mención a ninguno, pero no puedo dejar de mencionar a quien es el ex ministro de Educación de la Nación y actual candidato a senador por el gobierno, por Cambiemos, el candidato del presidente y de la gobernadora. Y la verdad que no ha hecho bien su trabajo, no lo ha terminado. Alguien me decía que es sectarismo, o porque es un municipio de otro signo político, yo creo personalmente que tienen una matriz de pensamiento y de ideas que puede observarse a lo largo de esta campaña. Podemos pasar por cuando estuvieron en Holanda y visitando la Casa de Ana Frank hicieron una curiosa asociación entre el nazismo y las diferencias políticas que podría haber en una sociedad, o hace poco tiempo cuando presentaron como fórmula para combatir la desocupación la instalación de fabricas de cervezas artesanales, antes drones, o con la mujer, cuando confundieron femicidio con aborto y #NiUnaMenos e hicieron allí una ensalada.
 
 
Pero hubo una expresión esta semana que me llamó la atención. Las otras las había leído, había escuchado comentarios, pero cuando alguien me comentó lo que habían dicho en la entrevista en la cual el candidato a senador enumeraba los logros de la gestión y me dijeron que planteaba como logros de la gestión un metro de asfalto, una sala, un pibe preso todas las semanas. Entonces pedí verlo, juro que pedí ver el video porque no podía creerlo y pensé que podía haber una edición, y no, vi el video, estaba la gobernadora al lado mirándolo sonriente, y la verdad que yo pensé que podían haber editado la voz, peor no.
 
 
Es que más allá de las preparaciones, más allá del armado de discursos, hay momentos en que la gente muestra su verdadera matriz de pensamientos, de ideas, lo que piensa, y creo que este candidato lo ha blanqueado a lo largo y a lo ancho de la campaña. Por eso creo que es muy importante que estemos hoy aquí, porque yo creo que este domingo La Matanza con su voto tiene que abrir esta universidad, para que los pibes y las pibas de González Catán tengan este lugar. Porque fíjense, no solamente con esos conceptos hay una concepción de la historia, como cuando el nazismo… o con la economía, cuando las fábricas, o de la mujer… sino que también hay un concepto de la educación y la seguridad. Nosotros pensamos que cuando más universidades se abran y más pibes metamos adentro de las universidades, menos cárceles vamos a necesitar, y que cuando sigamos cerrando universidades y sigamos impidiendo que los pibes estudien, no va a haber cárcel que alcance ni en la república Argentina ni en ninguna parte del mundo. Porque es como que tienen invertidos los conceptos de educación y de seguridad. Por eso hace tiempo que quería estar acá, y lo pensé varias veces, y la verdad que cuando escuché las manifestaciones de esta semana dije “tenemos que estar ahí, tenemos que visibilizar”, pero no para criticar, para que entiendan que tienen prejuicios y que como tales, como todos los prejuicios, son creencias equivocadas. Estamos en González Catán, rodeados de barriadas obreras que ya no tienen tanto trabajo porque ha desaparecido la changa, y necesitamos imperiosamente abrir esta universidad.
 
 

 
 
También quiero hacer junto a todos ustedes hoy un balance de lo que ha sido esta campaña. Recién veíamos un video muy lindo donde se veía a todos los candidatos y a todas las candidatas de Unidad Ciudadana en los centenarios de reuniones, encuentros, recorridas, visitas que hemos hecho por todos lados. ¿Se acuerdan el 20 de junio en Arsenal que planteamos que íbamos a hacer una campaña diferente? Que era una campaña para escuchar a la gente. Porque hay momentos en la vida institucional de un país en donde las cosas más o menos marchan en que la política discurre por carriles normales, tradicionales, los candidatos van y hablan en la televisión, acá y allá, los escuchan, pero yo sentía, y la realidad me lo confirmó, que necesitábamos hacer algo diferente, porque la sociedad estaba demandando algo diferente, ya no quería escuchar tanto a los políticos, quería que los escucharan, la gente tiene una imperiosa necesidad de ser escuchada, de poder transmitir y contar lo que le está pasando, porque le están pasando muchas cosas. Y nos hicimos eco de eso.
 
 
Yo me acuerdo que dije como un punto distintivo de lo que estaba pasando que este gobierno había venido a desorganizarle la vida a la gente, y relaté lo que era la vida antes: la gente más o menos con su salario tenía su vida estructurada, y después de casi dos meses de recorrer, de escuchar, de mirar, escuchar y mirar, creo que aquel diagnóstico de desorganización de la vida avanzó un poco más, ya no es solamente una vida desorganizada, es como que siento que hemos retrocedido los argentinos.
 
 
Siento que estamos discutiendo cosas que ninguno, cualquiera fuera su ubicación ideológica, partidaria o religiosa creía que debíamos volver a discutir. Estamos discutiendo acerca del trabajo, los que lo han perdido y los que tienen miedo a perderlo, los que ya no trabajan la jornada laboral porque les han reducido y no saben si los van a echar en la próxima. Estamos hablando de la comida que no alcanza, no solamente en los merenderos superpoblados que explotan de chicos y sus familiares sino también en las casas, y no solamente en las casas de los humildes o de los pobres, también en las casas de las clases medias. De los remedios, de las facturas impagables del gas. Y entonces digo que hemos retrocedido y esos testimonios desgarradores. Yo he visto llorar hombres de vuelta, los he visto llorar, y por ahí es un comentario un tanto producto –dirían las feministas, entre ellas mi hija- “de tu formación patriarcal, Cristina”, pero a mí me impresiona mucho cuando los hombres lloran. No es que no me conmueva una mujer llorando, pero las mujeres tenemos fama de lloronas, acá me matan del todo las feministas. Pero les quiero contar lo que siento y lo que me pasa, y me impresiona, y me conmueve ver a hombres grandes, hombres de 58 años como el otro día me abrazó uno llorando en Almirante Brown, Hugo Acosta, desesperando, porque era albañil, y durante los tiempos de albañil que le había ido bien había juntado plata para poner una carnicería, y la estaba poniendo, había comprado un montón de cosas y ahora estaba vendiendo todo, y sollozaba y me decía que él no quería vivir a costa de sus hijos. Lo tenemos filmado, nunca lo pasamos ni lo vamos a pasar porque no queremos especular con los sentimientos y con las cosas que le están pasando a la gente.
 
 

 
 
Cuando una sociedad comienza a discutir cosas que ya teníamos totalmente superadas como el trabajo… No había miedo en la Argentina a perder el trabajo, el trabajo no era un problema, la comida tampoco, ni los remedios para los viejos, tampoco eran un problema las tarifas de gas y de luz. Y hoy se ha convertido en algo que yo denomino el piso de dignidad. Lo llamé el otro día piso democrático, pero pensándolo bien, digo que es algo más que un piso democrático, es el piso de la dignidad de cada uno de nosotros.
 
 
Por eso creo que esto que nos está pasando es producto también de que yo creo que el gobierno no sabe bien cuál es el país que está gobernando, ni conoce ni siente quiénes son sus gobernados. Yo creo que no tiene una clara noción de lo que está pasando. Y yo creo que entonces es cuando nosotros debemos a través de nuestro voto, que es nuestra voz y nuestra expresión, ponerle un límite a todo esto, y volver a reconstruir la dignidad de la ciudadanía.
 
 
Porque es posible que alguien crea que un plasma, o un celular, o un auto, o un viaje al exterior no son para el pueblo, son para las clases altas, puede ser, yo no lo creo de esa manera, yo creo que una computadora, un celular, un plasma, un auto, la casa, estudiar en la universidad, no tienen que ser únicamente para determinados sectores de la sociedad, todos tienen que poder acceder a esos bienes, pero pongámosle que haya algunos que no y tengan derecho y desarrollen su pensamiento y su teoría sobre lo que debe ser, pero me parece que nadie puede discutir que hemos retrocedido tanto en la Argentina que hoy estamos hablando de cosas que ya creíamos derechos conquistados como el trabajo, como la comida, como los remedios, y la tranquilidad.
 
 

 
 
Hablando de tranquilidad, escuchaba recién cuando venía para acá que alguien había dicho que la gente estaba nerviosa por el resultado electoral del domingo. La verdad que el ejercicio democrático que presupone emitir un voto y emitir por lo tanto una opinión, no puede constituir ningún riesgo ni poner nervioso a nadie. Yo creo que la gente está nerviosa pero no es ni por las elecciones ni por el dólar, la gente está nerviosa porque no llega a fin de mes, porque no sabe si la van a echar del trabajo, porque no sabe si sus hijos van a poder estudiar. Está nerviosa porque no pueden comprar los remedios para los mayores. Está nerviosa porque la comida ya no es la misma a la que podían acceder. Por esas cosas la gente está nerviosa, que nadie se engañe, que absolutamente nadie se engañe.
 
 
Y además, yo creo que este rumbo económico absolutamente equivocado, desacertado y por sus consecuencias necesita tener un límite, un freno. ¿Y saben por qué? Por el mismo gobierno. Porque necesitamos que el gobierno entienda que es un rumbo económico equivocado, que está desacertado, y sin voces destempladas, sin enojarnos, debemos emitir esa opinión, para que sepan que así no se puede seguir, que tenemos que tener otro rumbo.
 
 
Es más, no se puede seguir tercamente diciendo “este es el rumbo” o “somos los mejores”. ¿Qué van a ser los mejores? Miren lo que está pasando con quien decían que era el mejor ministro de Educación de la historia de la Argentina, lo tienen que esconder y hacerlo callar la boca porque cada vez que abre la boca y da una de sus ideas espanta miles. Y ahí la tienen a la gobernadora que debió abandonar su gestión como gobernadora para sumarse a la campaña y para transitar y trajinar por todos los estudios de televisión y todos los programas habidos y por haber. Uno prende la televisión, mañana, tarde y noche, y la encuentra. Es evidente que no era el mejor ministro de Educación de la historia, creo que está claro, y creo que es simplemente descriptivo lo que estoy haciendo, no es ni siquiera calificativo.
 
 

 
 
Pero también, y no puedo dejar de mencionarlo porque sería traicionar lo que pienso, traicionar nuestra historia y traicionar memorias… Escuché muchos testimonios de gente que se quedó sin trabajo, de mujeres que no tienen la suficiente comida para sus merenderos, de estudiantes que les bajaron el PROGRESAR o tienen que dejar la carrera porque tienen que ayudar al papá que es albañil o salir a trabajar, hemos escuchado testimonios en Zárate, en Mar del Plata, en todas partes, pero les juro por la memoria de lo que más quiero que jamás pensé que iba a volver a escuchar un testimonio como me tocó escuchar el domingo. El domingo me comuniqué telefónicamente con Sergio Maldonado y su esposa Andrea, hermano y cuñada de Santiago. Y la verdad que nunca pensé, Jorge, te juro, y vos también creo que sos un testimonio viviente de lo que vivimos los argentinos, nunca pensé, amigos y amigas, que iba a tener que volver a escuchar el testimonio doloroso de familiares sobre un joven que había desaparecido luego de una movilización y de una represión que había sido conducida por Fuerzas de Seguridad nacionales pero además también por un importantísimo funcionario del gobierno nacional, del ministerio de Seguridad. La verdad que me corrió frío por la espalda, porque ahí ya no es conmoción de sentimientos, ahí ya no es el dolor de alguien que perdió el trabajo, que no le alcanza para la comida o para llegar a fin de mes, ahí por lo menos en mí viven otros sentimientos: miedo, temor. Algo que yo pensé que nunca íbamos a volver a sentir los argentinos. Por eso, para terminar con este tema tan especial, sin adjetivaciones y sin descalificaciones, por la Argentina, por nuestros hijos, por nuestros nietos, el gobierno debe aclarar la situación y que aparezca con vida Santiago Maldonado.
 
 
También quiero hablarles de este domingo, y quiero hablarles a los que van a votar, a todos, por favor, yo les pido a todos los que vayan a votar este domingo una sola cosa: que miren a su alrededor qué es lo que está pasando, que escuchen, tienen que saber que hay millones de compatriotas que la están pasando mal, aún cuando aquel que tenga que ir a emitir su voto esté bien, porque siempre hay gente que esta bien, piensen en los millones que están mal.
 
 
Esto es una elección parlamentaria, no es ni el balotaje de 2015 ni la primera vuelta de 2019, es una parlamentaria, estamos aquí, hoy y ahora, el momento es hoy, 2017, elección parlamentaria. Y es la oportunidad para emitir opinión y junto a la opinión, el voto. ¿Y cuál voto? Todos sabemos cuál es el voto más directo. Todos sabemos cuál es el voto que más va a entender el gobierno que es un llamado de atención y una advertencia para cambiar el rumbo, todos lo sabemos, los oficialistas y los opositores, todos saben, por eso uno puede leer las cosas que lee, escuchar las cosas que escucha. Por eso les pido que ese voto que emitan el domingo sea lo suficientemente fuerte, lo suficientemente claro y contundente para que el gobierno entienda que así no se puede seguir. Y aún los que quieran ayudarlo al gobierno sepan también que al gobierno lo van a ayudar si nos ayudan a convencerlo de cambiar el rumbo económico, es clave esto para la Argentina y para todos. Por eso digo, que nadie los confunda, es una elección parlamentaria y necesitamos ese límite para el gobierno, ese expresar que las cosas así no pueden seguir.
 
 

 
 
Finalmente, no quiero atosigarlos tanto, quiero también hablar del después. Quiero decirles a todos que este domingo además de construir un voto, también cuídenlo mucho, oigan lo que oigan, les digan lo que les digan, que sus votos sean cuidados. Y también el domingo por la tarde seamos humildes, tengamos humildad y responsabilidad. Responsabilidad hemos tenido siempre, se podrá decir muchas cosas menos que no hemos ejercido responsablemente las funciones institucionales que oportunamente la ciudadanía nos confiriera. Pero debo reconocer que algunas veces no hemos sido tan humildes como debiéramos debido ser. Y eso también es importante reconocerlo. Por eso, ejemplo de nuestras conductas, de que jugamos limpio, de que no respondemos a provocaciones, y convocar desde aquí, desde esta universidad para ser estrenada, esta universidad que todavía por impericia, por mal manejo de los recursos del Estado, por lo que fuere, todavía permanece cerrada, que la tenemos que abrir, y que los votos que depositemos en esas urnas el domingo sean votos constructivos, que expresen ideas y sobre todo, demandas y necesidades. Y que sean además no votos ni de bronca ni de odio, ya sembraron demasiado, no más bronca ni odio. Mucha esperanza, hay que meter mucha esperanza en esas urnas el domingo. Para volver a soñar, para volverá tener futuro, para abrir la universidad, para que los pibes estén acá en la universidad, que es el lugar que la juventud argentina debe ocupar.
 
 
Muchas gracias a todos y a todas. Los quiero mucho.