Anuncio de candidatura para las elecciones presidenciales. 21 de junio de 2011. Casa Rosada.
(…) Pero yo también quiero decirles algo, porque creo que tengo que hacerlo: la verdad en estos 8 años que estamos juntos, he escuchado muchas cosas, pero en los últimos casi 4, que me han tocado presidir la República Argentina, he escuchado cosas –se los he dicho muchas veces- cosas que no había escuchado nunca sobre un presidente o sobre situaciones, no importa, no estoy acá para hacerme la víctima, no me gusta.
Pero, a partir del 27 de octubre, se agregaron a todo lo que ya venía siendo descalificación, agravio, ficciones, mentiras, dos capítulos nuevos: medicina y psicología. O sea, a partir del 27 de octubre, de repente muchos devinieron –esos que escriben en letras de molde, algunos, no todos, algunos, sería injusto generalizar- en psicólogos que me auscultaban mis estados de ánimo, en médicos que diagnosticaban si la baja tensión era por estrés.
Pero la verdad que este fin de semana lograron llamarme poderosamente la atención, porque dijeron que me había ido a Calafate a descansar y a pensar qué iba a hacer.
Yo, en realidad, como todos los saben, porque además lo comunicamos públicamente, este fin de semana, que fue el Día del Padre, porque además de Presidenta soy mujer y soy mamá, que no se olvide nadie… Este fin de semana fui a acompañar en el primer Día del Padre, una cosa tan simple y tan sencilla que creo que no necesita de psicólogos ni de médicos, a mi hijo y no a pensar qué iba a decidir.
Porque quiero decirles algo a todos: yo siempre supe lo que tenía que hacer y lo que debía hacer; lo supe, inclusive, el 28 de octubre en este mismo lugar. No lo supe de inteligente ni de ambiciosa, lo supe cuando miles y miles, que pasaron por aquí a despedirlo por última vez, me gritaban “fuerza Cristina”. Y hoy todavía, cada vez más, ese “fuerza Cristina”, siempre supe, porque siempre he tenido un alto sentido de responsabilidad política, histórica y personal respecto de lo que debía hacer.
Es que, simplemente, en un mundo, en una Argentina y en una vida que te cambia todos los días, quería estar más cerca del final del período de inscripción para poder anunciarlo.
Pero realmente este fin de semana dije “basta”, porque mañana por allí me agarraba, no sé, un ataque de hígado o me pasaba algo e iban a tratar de interpretar y decodificar que, bueno, que era que estaba deprimida, que no quería, que no podía, que mi hija tal cosa, que mi hijo tal otra. Y la verdad que llega un momento que aburre, ¿no? No molesta, aburre, no molesta, aburre.
Pero también es cierto que si uno observa lo que pasó en estos últimos 4 años, también era un dato de la seriedad y la responsabilidad política institucional el tomar las decisiones a su debido tiempo.
Porque yo repaso estos 4 años y en julio del 2008, cuando apenas esta Presidenta, que había sido electa por más del 45 por ciento de los votos estaba ejerciendo el poder, muchos medios de comunicación ya habían ungido un presidente, a la sazón, también Vicepresidente de esta Presidenta.
No, sin silbidos para nadie, acá no se estigmatiza a nadie, cada uno sabe lo que hizo y lo que no hizo. No, no, de ningún modo, con mucho respeto para todo el mundo.
Pero fíjense ustedes todo lo que pasó y en el último año: desde un partido centenario que llamó a elecciones para 3 candidatos, que después las dejaron sin efecto; que un candidato que iba a ser vicepresidente y después son fue, hasta, bueno, hasta la Ciudad de Buenos Aires. De acá lo veo a Daniel Filmus, el único candidato que –digamos- no es residual, que quiere ser jefe de la Ciudad de Buenos Aires, porque siempre quiso ser jefe de la Ciudad de Buenos Aires. Pero fíjense, hasta 2 candidatos que también lanzaron su candidatura a presidentes de la república y que luego, cuando pensaron que no iban a poder, vinieron aquí en una suerte de convertir a la Ciudad de Buenos Aires en un centro de refugiados electorales más que un lo que es, la Ciudad de Buenos Aires.
La verdad que cuando uno ve todas estas cosas dice… Porque nadie tiene la vida comprada, nadie sabe lo que le va a pasar, nadie sabe lo que va a construir. Entonces, yo creo que es también un ejercicio de responsabilidad no adelantarse en los tiempos y tomar las decisiones cuando corresponde.
Yo siempre he hecho un gran ejercicio de tener una gran responsabilidad porque creo que es la obligación de los dirigentes y por eso, cuando uno ve lo que pasa y que nadie o, por lo menos, algunos medios no registren estas cosas y solamente critiquen las actitudes del Gobierno y no vean estas otras cosas que han sucedido en los últimos tiempos en la República Argentina, nos hace ver realmente la necesidad de democratizar los medios de comunicación y que realmente todos puedan expresarse.
Por eso, me hubiera gustado hacerlo cuando vencía el plazo electoral, como lo hicimos también con la Ciudad de Buenos Aires. Pero bueno, aquí estamos: vamos a someternos una vez más, como lo he hecho siempre.
Quiero agradecerles todas las muestras de cariño y de afecto, como también ayer recibí en la Ciudad de Rosario.
Quiero desmentir ese titular de Crónica que puso “mi favorito es Belgrano” en forma tramposa. Me refería a Manuel Belgrano, que quede claro.
Pero fuera de broma, siempre que he accedido a todos los cargos, lo he hecho sometiéndome a la voluntad popular. Es más, llegué a legisladora provincial cuando Kirchner era intendente y como autoridad de la Cámara me tocó ser gobernadora antes que él.
La verdad que también quiero agradecer a los compañeros, a los amigos -ahí lo tengo a Kunkel en penitencia- y a las amigas que sé que reservaron porque decían por allí que me iba a presentar en el Teatro Argentino. Yo sé que los que lo hicieron, lo hicieron con mucho cariño y afecto, algunos pensaban que era por cábala.
La verdad amo ese Teatro, pero 4 veces que estuve allí y en una estuvo él sobre el escenario, en el 2009, y las otras 3 yo: una, como candidata a senadora; otra, a presidenta y otra, justamente con la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, ¿te acordás Mariotto cuando la presentamos?
La verdad que me costaría un poco ir ahí…No, no, estoy bien, tranqui que estoy bien, no es lo que dicen, tranqui que estoy bien.
La verdad que me costaría estar en el Teatro Argentino. Tal vez cuando pase un tiempo pueda volver, pero me costaría estar en el Teatro Argentino, levantar la vista y no encontrarlo. Porque, aunque ustedes no lo crean, cuando hablábamos los dos ante auditorios o ante actos, obviamente uno habla para comunicar sus ideas a los que están allí y a la sociedad, pero entre los dos siempre hablábamos un poco cada uno y, enseguida, buscábamos la mirada de aprobación en el otro sobre lo que habíamos dicho. Natural después de casi 36 años de militar juntos; es también algo inigualable.
Por eso, tal vez, me cueste un poco más de tiempo ir al Teatro Argentino, seguramente vamos a poder volver, pero por ahora busquemos otro lugar, con menos carga emotiva y menos carga emocional porque, además, ese lugar va a ser de él.
Así que, quiero agradecerles profundamente a todos los argentinos, a todos aquellos argentinos que me ven y me dicen “fuerza”. Yo lo veo no solamente como un mensaje de solidaridad, de consuelo, que lo es, sin lugar a dudas; sino también un “fuerza” en el que te transmiten “no aflojes, seguí adelante, acá estamos con vos”. Yo lo siento de esa manera.
Lo sentí el otro día, por ejemplo, cuando los padres del helicopterista teniente primero del Ejército, cuyo nombre le impusimos al Helipuerto Presidencial. Vos fijate, dos personas mayores a los que les desapareció su hijo también en acción, en guerra, y los dos muy mayores se acercaron y, sobre todo el papá, con lágrimas en los ojos y me dijo: “Fuerza, Presidenta”.
La verdad que me impactó. Si él, con esos años, con lo que tal vez es la sabiduría de la experiencia y de los años y el dolor también –el dolor enseña, pocas cosas enseñan y te tornan más humilde que el dolor, se los puedo asegurar-, si ese hombre me pudo decir eso, ¡cómo yo voy a aflojar y no seguir adelante!
Por eso, como siempre, como hemos hecho toda la vida quienes militamos en el movimiento nacional, seguiremos trabajando con el compromiso en que hemos construido y hemos reconstruido también esta patria que merece el trabajo y el esfuerzo de todos los argentinos.
Mi compromiso es irrenunciable e irrevocable, no solamente por su memoria, por su legado, sino, fundamentalmente, por los jóvenes que tanto esperan de este nuevo país y en el que espero ser un puente entre las nuevas y viejas generaciones.
Creo que ese debe ser mi rol: un puente entre las nuevas generaciones y las anteriores y como yo, que tomamos la posta de otros y seguimos adelante para construir esta Argentina que estamos viviendo entre todos.
Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas.