No somos marcianos ni Kirchner ni yo, somos miembros de una generación que creyó en ideales y en convicciones y que ni aún, ante el fracaso y la muerte perdimos las ilusiones y las fuerzas para cambiar al mundo.
Por eso, argentinos, amigos, con toda la fuerza, con toda la convicción, por Argentina. Porque vale la pena, vale la pena construir, volver a participar, vale la pena representar ideas y convicciones.