Estos días se nos dijo que uno de cada tres argentinos era pobre y se largó una medición que poco tiene que ver con la realidad. El otro día la desnudaba un periodista económico con mucha certeza en un diario cuando hablaba de que esta nueva medición es una medición que implicaría que, por ejemplo, si se utilizara en Chile, en lugar del 8% de pobreza que declara tener Chile, tendría un 28%. Y que si se utilizara esa misma medición en Bolivia, en lugar de un 32% de pobreza, tendría un 50% de pobreza. Pero si esa misma medición se utilizara en Estados Unidos, habría solamente un 3% de pobres contra el 14,40% que reconoce Estados Unidos, que tiene una canasta de 24 mil pesos.
Lo que nadie quiere explicar o se hacen los tontos es que en realidad la medición de la canasta debe ser en la medida del consumo de un determinado país y ser homogénea para ser comparable.
Pero además, más allá de lo deductivo o del análisis, lo empírico. Muchos de ustedes deben conocer otros países seguramente de Latinoamérica: Chile, Perú, Bolivia, México, Brasil, Cuba, Guatemala, y conocer la Argentina, tu país. Sí, también, es parte de la pesada herencia, no van a viajar tanto algunos que viajaban más, sí. ¿Realmente algún argentino, inclusive de los que no están acá y seguramente fruncen la nariz cuando nos escuchan hablar, realmente esos argentinos viajados por el mundo y por la región pueden decir que nuestro país, la República Argentina, con este nivel de inclusión al que habíamos arribado es el país más pobre de Latinoamérica después de México? Por favor…
¿Qué es entonces lo que se busca? Algunos charlábamos la otra vez con Daniel y Daniel me decía “lo que buscan, Cristina, por ahí es que dentro de dos o tres meses tener otra medición y decir que entonces bajaron la pobreza”. Puede ser, pero yo creo que no, yo creo que hay otro objetivo, porque inmediatamente que salió esto, se pudo ver titulares de diarios, que no son precisamente nacionales, populares y mucho menos democráticos, decir “pese a la cantidad de planes sociales, creció y se consolidó la pobreza”. Y todos los discursos y todos los análisis estaban “pese a los programas sociales hay más pobreza”. Tiro directo al corazón, a las políticas compensatorias y de inclusión social como la AUH en nuestro país. Esto es así, naturalizar y crear sentido común que tener políticas, políticas compensatorias, políticas de inclusión, programas sociales, no sirve, que la pobreza igual crece, porque es casi como un fenómeno de la naturaleza.
No, no es un fenómeno de la naturaleza, la pobreza tiene que ver fundamentalmente con un modelo económico de país y la única manera de combatirla es generando trabajo decente y calificado con valor agregado
Por eso tanto hincapié, tanta política, tanta inversión en la reindustrialización del país. El proceso de reindustrialización que Néstor comenzó en el 2003, y que luego impulsamos cada vez más, el proceso de ciencia y tecnología, que no es una ciencia de microscopio aislada de un laboratorio, es la ciencia y la tecnología que crea nuevas innovaciones en materia productiva, que la aplica al proceso productivo económico nacional y le agrega valor a nuestra producción y a nuestra industria, valor agregado. La gran clave para generar riqueza y para romper además la dependencia tecnológica, el pago de royalties, a todo eso se apuntó durante estos doce años y medio de inclusión social.