Recuerdos del futuro. Parece que fuera mañana, no?
Nos hemos propuesto la enorme tarea de construir una solución estratégica, que ponga eje sobre el crecimiento sustentable en el largo plazo, y que, por supuesto, requiere la comprensión y participación del pueblo argentino y de sus instituciones, y pretende ser entendida y atendida por los organismos multilaterales de crédito y los propios acreedores.
La deuda no es un problema que haya creado este gobierno. La deuda es responsabilidad de los malos gobiernos de la Argentina y de quienes los prohijaron, protegieron y tomaron como modelos desde el exterior. Sin embargo, la deuda es nuestro problema. Es un problema de toda la sociedad argentina, que debe comprometerse con seriedad y racionalidad a brindarle una solución definitiva.
El pueblo argentino debe saber que no nos proponemos elegir el camino fácil de comprometer cualquier salida confiando en que los vencimientos le sobrevendrán al próximo gobierno. Como debe también saber que el camino elegido no es un camino fácil, ni exento de riesgo ni ausente de presiones. Debe saber que importantes intereses económicos tratarán de torcernos el brazo, desviarnos del camino, confundirnos el rumbo.
En todos los casos se trata de comprender que no existe otra posibilidad que el crecimiento como garantía para la sustentabilidad interna, para el cumplimiento externo y para la salida del default. A los llamados fondos buitres que, junto a los intereses financieros más recalcitrantes e insaciables, intentan lucrar con la difícil situación ejecutando acciones mediáticas y espectaculares pero destinadas al fracaso para lograr sus fines, les cabrá entender la firmeza de las posturas nacionales.
Queda claro que no existe margen para recurrir a ajustes ni al incremento del endeudamiento. No pagaremos deuda a costa del hambre y la exclusión de millones de argentinos generando más pobreza y aumentando la conflictividad social, para que el país vuelva a explotar. Sería bueno que recordaran cuánto daban por sus acreencias en el 2001, cuando gobierno, instituciones, políticos, el país, todo se caía.
Este gobierno, con racionalidad y toda la prudencia del caso, seguirá principios firmes de negociación con los tenedores de deuda soberana intentando salir del default sin poner en riesgo el crecimiento que las cuentas nacionales y todos los indicadores evidencian.
No pagaremos a costa de que cada vez más argentinos vean postergado su acceso a la educación, la salud, la vivienda, el empleo decente. Creciendo nuestra economía mejorará nuestra capacidad de pago.
Como dijéramos aquí: no somos el proyecto del default. Sabemos que nuestra deuda es un problema central. Pero no pagaremos de cualquier modo. No se trata de ideologías, no se trata de capricho, temeridad, verborragia, inflexibilidad o como quieran llamarle. Se trata de una fría y racional lectura de los números y de la economía. Se trata de asumir con realismo lo que la situación indica. Lo irracional, lo que parece fruto de la más embriagada fantasía, es el tamaño de nuestra deuda. Lo irresponsable y ausente de buena fe fue contraerla.
Tenemos la certeza de que recibiremos una y mil presiones. Sabemos que nos pondrán obstáculos que deberemos superar. Pero sabemos el inmenso apoyo que nuestra defensa de los intereses nacionales tiene en la gran mayoría de nuestro pueblo. No vamos a aflojar.
No nos dejaremos confundir. Sabemos que estamos discutiendo intereses. Nos hacemos cargo de la defensa de los intereses de todos los argentinos y de su futuro. No se trata de otra cosa que de una discusión sobre dinero, pero tampoco nada menos que de eso. No valen altisonancias ni silencios impuestos. Se trata nada más ni nada menos que de una discusión de intereses y así habremos de encararla en defensa de los intereses nacionales.
Néstor Kirchner, a la Asamblea Legislativa en el Congreso de la Nación, 1° de marzo de 2004.