Lo decía Néstor en 2004 en San Nicolás, en medio de la devastación, de la nada, de la desesperanza y de todo lo que nos había pasado. Porque, por sobre todas las cosas, era un hombre que creía en la fuerza de los argentinos, en la voluntad de los argentinos y también quería que si esos argentinos eran dirigidos, tenían una dirección que los orientara hacia dónde ir, no podíamos equivocarnos.
Claro que todavía falta y falta mucho. Pero cómo no va a faltar mucho en un país de 40 millones, durante décadas abandonado a las políticas sociales, culturales, de inclusión, económicas, donde nos marcaban el paso de afuera.
Esto lo quise leer porque esto parece que fuera escrito exactamente ayer u hoy. Esto es para los que preanunciaban que habíamos cambiado de rumbo.
«Queremos convivir integrados a un mundo, pero también es hora de que ese mundo les ponga freno a los fondos buitres y a los bancos insaciables que quieren seguir lucrando con una Argentina que está quebrada y doliente y necesita la mano solidaria del mundo para resurgir».
«Yo no endeudé a la Argentina, ni ustedes endeudaron a la Argentina. Los que endeudaron a la Argentina, son los que siguen diciendo que tenemos que firmar cualquier acuerdo. Queridos amigos, nuestra posición es razonada, seria, que no nos coloquen como en la década pasada en la situación de que hacemos esto o se viene el caos. Por eso, que no nos vuelvan a meter miedo. Argentinos y argentinas: con absoluta tranquilidad, les pido que estemos con los ojos bien abiertos. Yo les voy a ir contando todo, no voy a decir una cosa y firmar otra.» Néstor Kirchner, San Nicolás 2004.
Necesitamos que los distintos dirigentes responsables de las organizaciones, también organicen cursos de formación sobre política internacional, sobre historia internacional.
Ustedes se dieron cuenta que prácticamente, salvo cuestiones catastróficas o muy evidentes, parece como que la Argentina fuera un planeta solo en el mundo, que no existiera el resto, porque no hay una sola noticia internacional de nada, de las económicas ni hablemos.
Tenemos que prepararnos, tenemos que saber, porque al que no estudia, al que no sabe lo que pasa y cómo se fueron produciendo los acontecimientos, lo llevan de la nariz. Sobre todo, en un mundo, donde los medios de comunicación y, fundamentalmente también, las redes sociales han adquirido una gran importancia, el problema es la selectividad de la información.