Mensaje de la Presidenta a la Asamblea Legislativa del Congreso de la Nación en su asunción del mando, 10 de diciembre de 2011.
Muchas gracias, muy buenos días a todos y a todas.
Señores jefes y jefas de Estado que nos acompañan; señores jefes de delegaciones representantes de gobiernos extranjeros; señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; señoras y señores legisladores; pueblo de mi patria: como todos se imaginarán, hoy no es un día fácil para esta Presidenta. Pese a la alegría y la contundencia del voto popular, falta algo y falta alguien; alguien que hace exactamente ocho años y cinco meses, en este mismo lugar que hoy estoy ocupando yo, y yo sentada frente a él, venía a decirle a todos los argentinos que él venía y pertenecía a una generación diezmada, que 30 años antes de ese 25 de mayo, había estado junto a cientos de miles en esta misma Plaza de Mayo vitoreando y festejando también la llegada de otro gobierno popular luego de 18 años de proscripciones.
Cuando hoy me levanté y como todas las mañanas leí los diarios, en un ejercicio militante, leer los diarios es también un ejercicio militante, y leí que, a raíz de una iniciativa de la Universidad Nacional de La Plata, una joven, que estudiaba en los años ’70, en la Facultad de Astronomía, en el Observatorio como le decíamos nosotros, los que somos de La Plata, y que desapareció el 25 de septiembre de 1976, este último 25 de septiembre, el Decano de esa Facultad y la Universidad, se presentaron ante la Unión Astronómica Mundial, que es la organización que le da el nombre a las estrellas en el universo, y que por primera vez, hace 5 días apenas, el 5 de diciembre, a 5 días también de hoy, que además les recuerdo de ser la asunción de esta Presidenta el nuevo período gubernamental, es el Día Internacional de los Derechos Humanos, esa asociación internacional, que da la nomenclatura del universo, algo así como el catastro del universo, impuso el nombre de Ana Teresa Diego, a un asteroide.
Ustedes dirán por qué esta mención. Porque en la tapa estaba la fotografía congelada de una joven a sus veinte y pico de años. Ahora está en un asteroide su nombre.
Por un momento me hizo acordar a una fotografía muy linda que apareció hace unos días de nuestra querida compañera, amiga y Presidenta de la República Federativa del Brasil, Dilma Rousseff, muy jovencita también, cuando estaba encarcelada y yo pensé por un minuto que hoy Dilma ocupa el sillón de uno de los países más importantes del mundo. A lo mejor, esta joven podría haber estado sentada en este mismo lugar en donde estoy sentada yo.
Y creo que es bueno que reflexionemos sobre estas cosas porque los derechos humanos, de los cuales me enorgullezco de ser Presidenta de un país líder y ejemplo en materia global, pudo rescatar por la fuerza, el coraje y la voluntad de ese hombre, con el acompañamiento de este Parlamento, por la decisión de nuestros más altos tribunales de justicia, precisamente, el fin de la impunidad.
Y yo decía, tengo acá una frase del discurso que pronunciara con motivo de la asunción en el 2007 que, si me permiten, lo voy a leer textualmente, referido, precisamente, a los juicios de derechos humanos: “Yo espero que en estos cuatro años de mi mandato- me refería obviamente al mandato que se iniciaba el 10 de diciembre del 2007-, estos juicios que han demorado más de treinta años en ser iniciados, puedan ser terminados”. Si bien se registra un gran avance en los mismos, lo único que sueño y lo único que le pido a la Justicia de mi país, es que el próximo presidente que tenga que prestar juramento el 10 de diciembre del 2015, no tenga que volver a pronunciar esta frase y hayamos dado vuelta definitivamente una página tan trágica de nuestra historia.
Ese hombre también dijo en este mismo lugar una frase que, tal vez, ni él mismo siquiera pudo develar cuán de profética tendría. Creo que terminó entre sus últimas frases diciendo: “Cambio es el nombre del futuro”. ¡Y Dios mío, si han cambiado las cosas desde aquel 25 de mayo del año 2003, no solamente en la Argentina, sino también en el mundo!
Estamos en una nueva Argentina, pero también estamos en un nuevo mundo que implica mayores desafíos y mayores decisiones comprometidas con los intereses de nuestro pueblo y de nuestra sociedad.
La Argentina ha dado un salto fenomenal desde aquella Argentina en la que él asumiera con el 22 por ciento de los votos, el 25 por ciento de desocupación, un cuarto de la población argentina, 11.000 millones en el Banco Central de reservas, más del 140 por ciento de nuestro Producto Bruto Interno comprometido en deuda, con más del 54 por ciento de nuestra población sumida en la pobreza y más del 25 sumida en la indigencia, con una desindustrialización formidable que hacía, por ejemplo, obreros de la Unión Obrera Metalúrgica marcharan junto a los propietarios de las empresas reclamando la industrialización del país, hoy tenemos un país que ha tenido el período de crecimiento más largo de sus 200 años de historia. Que además, su Producto Bruto ha sido per cápita uno de los más importantes, sino el más importante del mundo, en materia de crecimiento, superado por el nivel de industrialización. Porque el nivel de actividad económica, que ha crecido a tasas chinas, sin embargo, ha sido superado por el nivel de crecimiento de la industria y una cosa no está desligada de la otra, al contrario, está perfectamente articulado. Porque a partir del valor agregado de la industrialización de nuestras materias primas, es que hemos podido generar más de 5 millones de puestos de trabajo. Hemos logrado más de 2.500 convenciones colectivas de trabajo que han retornado nuevamente a la Argentina porque antes no se negociaban, las convenciones colectivas de trabajo, habían dejado de existir.
Porque además, hemos alcanzado el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región. Porque además, tenemos el índice de cobertura previsional para nuestros viejos más alto, el 96 por ciento de los argentinos en condiciones de jubilarse, hoy tiene cobertura. Porque además, de 80 parques industriales que teníamos apenas en la República Argentina, hoy tenemos más de 280 y estoy segura que vamos a alcanzar los 300 en muy pocos días más. Porque además, como todavía nos falta, porque también dije que mientras haya un solo pobre en la Argentina, no estará cumplimentado el proyecto nacional y popular… Por eso también hemos creado la Asignación Universal por Hijo para embarazadas que representa el programa social más importante a nivel global con el 1,2 por ciento de nuestro Producto Bruto Interno.
Y en tren de lectura, también estaba leyendo hoy el artículo que publicó en un diario local, un compañero de bancada oficialista, por supuesto, Calcagno. ¿Dónde estás? No hace falta que levantes la mano, no soy la maestra. Leí algo que me pareció muy interesante y que eran las tres aperturas que habíamos hecho: el ingreso o la distribución –hablabas de distribución exactamente- la distribución del ingreso, lo que mejoraba todo esto que está hoy señalando y he señalado en reiterados mensajes yo, la distribución de la palabra, donde mencionabas a este proyecto colectivo y plural que significó la sanción de Ley de Servicios de Medios Audiovisuales por este Honorable Parlamento… y señalabas también la distribución del conocimiento que, como le gusta decir a nuestro exministro de Economía y actual Vicepresidente, significó que pasáramos de una Argentina que en el año 2002 destinaba el 5 por ciento de su PBI al pago de la deuda y apenas el 2 a la educación, hoy haya invertido esa ecuación trágica y estemos destinando 6.47 a la educación y solamente 2 por ciento al pago de la deuda externa.
Hay una distinción que no hiciste, me voy a permitir completarte el artículo, no puedo con mi genio: hay una diferencia en esas tres distribuciones. La distribución de la palabra, a través de la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, fue una distribución construida colectivamente con coraje, con valentía, con el acompañamiento de grandes sectores de nuestra sociedad y también de otras fuerzas de este Parlamento que no son oficialistas y a las cuales agradezco que hayan acompañado este instrumento formidable que permite distribuir la palabra y dar pluralidad a las voces para que no sean las voces monocordes.
Y digo coraje, porque se debió enfrentar un formidable, tal vez, el más formidable aparato mediático en épocas, donde todos los sabemos, si no aparecés en la televisión o en el diario, no existís. Y tomar una decisión de levantar la mano frente a esas amenazas, bien vale que esta Presidenta reconozca, a propios y ajenos, el esfuerzo de esos legisladores que no se fueron, aunque estaban sometidos a presiones, y votaron con convicción. Me refiero, por supuesto, a los que tenían incluido en su plataforma eso. Porque claro, el que, por ejemplo…
– Suena el timbre en el recinto.
¡Julián, qué cosa…! (RISAS) ¡Cobos no hacía esas cosas; Dios mío…! (RISAS)
Y las otras dos distribuciones, la del ingreso y, fundamentalmente, la de educación, para esas no solamente hacen falta coraje y decisión. Para eso hizo falta gestión, administración y una clara definición de privilegiar a los intereses de nuestro pueblo por sobre todo cualquier otro interés.
Por eso, y en esto uno de los puntales fundamentales, precisamente, ha sido el desendeudamiento de la Argentina, como todos ustedes lo saben y hoy lo sabe además dramáticamente el mundo. Y aquí está el punto de unión en ese cambio: en el cambio de la Argentina y en el cambio del mundo.
Lo que nosotros vivimos como un drama, el default, esa deuda que representaba el 140 por ciento de nuestro PBI, que era una cadena que nos impedía crecer y que generaba miseria y tragedia y que nos arrojó fuera del mundo como mal hijo, como los peores alumnos del grado, hoy la enfrentan otros países en otros lugares que estamos viendo lo que está sucediendo. Es casi un espejo de esa Argentina del año 2001.
¿Qué hicimos en aquella oportunidad? Yo recuerdo como si fuera hoy, lo veo parado ante la Asamblea General de Naciones Unidas planteando el eje central de nuestra política en materia de desendeudamiento y pago de la deuda, que era que los muertos no pagan las deudas, que necesitábamos que nos dejaran crecer, que necesitábamos que nos dejaran desarrollar económicamente para hacer honor a lo que habíamos debido. Pero que además, cada uno debía hacerse cargo en esa deuda de la participación que había tenido.
Por eso, cuando reestructuramos la primera vez la deuda en el 2005, durante su gestión, claramente tuvo en claro este principio de que el esfuerzo debía ser compartido por quienes se habían endeudado pero por quienes también, aprovechando las condiciones que tenía el cepo de la convertibilidad, habían cobrado tasas usurarias que no se pagaban en ninguna parte del mundo. Ese fue el eje central del planteo de Argentina ante el mundo.
Luego vino la otra gran decisión soberana de pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional, de modo tal que ya nadie pudiera ser jefe de la economía argentina, que el jefe de la economía argentina se sienta acá y por decisión del pueblo.
Y llegó ya, durante nuestra gestión, y bajo la égida del exministro de Economía y del actual ministro de Economía, por instrucciones de esta Presidenta, la segunda parte de la reestructuración de la deuda, que nos llevó a cubrir ya el 93 por ciento. El resto los fondos buitres que siguen, como en todas partes del mundo, tratando de aletear para ver sobre qué cadáver pueden carroñar. No va a ser sobre la Argentina, se los puedo asegurar.
Otro de los ejes fue finalizar con esa dicotomía de mercado interno o exportación. Y gracias a duplicar nuestro comercio exterior respecto de la década de los 90, que era del 17 por ciento, hoy estamos entre el 34 y el 35 por ciento, más que duplicando, pudimos generar superávit comercial que este año ya, al mes de noviembre, llevamos más de 10 mil millones de dólares de superávit comercial.
Esto nos permitió el comercio exterior, apuntalado por un mercado interno creciente y pujante, que no hace falta que les lea las estadísticas de consumo, basta salir a la calle, en cualquier lugar, en cualquier pueblo, en cualquier provincia, basta ver este fin de semana nomás, volcarse a nuestra sociedad a las playas, a disfrutar, a estar con alegría para saber que el mercado interno fue, precisamente, el que nos permitió sortear la brutal crisis que en el 2008 y en el 2009 se desplomó sobre todo el mundo pero que permitió, gracias a las políticas activas del Estado argentino, que ningún argentino tuviera que sufrir y, fundamentalmente, que pudiéramos volver a crecer como lo hicimos en el año 2010 y lo estamos haciendo en el año 2011, donde ya llevamos el 9 por ciento en materia de actividad económica de crecimiento.
Pero también permitió otro de los puntales del modelo, la acumulación de reservas. Acumulación de reservas que al día de hoy ascienden a 46.368 millones de dólares, después de haber pagado, a través del FONDEA, años 2009 y 2010, a tenedores de títulos privados y organismos multilaterales de crédito, la suma de 26.316 millones de dólares. Y también, soportar cinco corridas cambiarias que las corporaciones hicieron creyendo que este Gobierno iba a ceder. Que se den por notificados: yo no soy la Presidenta de las corporaciones… soy la Presidenta de los 40 millones de argentinos.
Y para entrar en detalles, porque saben que soy fanática de los números y ya que tanto a las corporaciones les gusta hablar de números a mí también me gusta hablar de números, pero de los números de todos, no solamente de los de ellos, esta es la gran diferencia.
En las cinco corridas cambiarias que mi Gobierno…y ahí sí no me voy a referir al año 2003, sería que el susto de lo que nos había pasado en el 2001 los tenía a todos calmados y tranquilos y esta cosa que nos pasa muchas veces a los argentinos que cuando empezamos a mejorar, es como que empezamos a hacer cosas para volver para atrás. Esa cosa que el titular de la UIA decía el otro día del péndulo y que yo lo corregí porque le dije: “Mirá que si el péndulo va muy fuerte, termina convirtiéndose en maza como fue en el 2001 y termina estrellándose contra la pared y derrumbando el edificio”. Y lo recuerdo muy bien, porque yo estaba sentada en ese lugar que están ustedes aquí cuando el edificio se derrumbó, cuando me opuse a la derogación de la Ley de Subversión Económica, porque sostenía que quienes habían vaciado el país tenían que ser castigados. Lamentablemente, no pudimos tener los votos para también, enjuiciar a los que son responsables, en definitiva, de ser siempre los ganadores, les vaya como les vaya a los argentinos.
En estas cinco corridas cambiarias, el Central vendió 15.897 millones de dólares, casi 16.000 millones de dólares. Nos querían obligar a devaluar o a fijar las marcas en la cancha.
Si yo sumara lo que hemos pagado en materia de deuda, más estos casi 16.000 millones de dólares, hoy el Banco Central tendría 88.684 millones. Por eso le pido a todos los sectores que no escupamos al cielo, porque no es buen método y nunca nos ha dado resultado a los argentinos escupir al cielo. Cuidemos lo que hemos logrado en estos años, donde pequeños empresarios se convirtieron en medianos; donde medianos empresarios se convirtieron en grandes y donde los grandes se cansaron de ganar dinero y que está bien, no me quejo de los que ganan dinero; simplemente les pido la contribución sensata e inteligente, ni siquiera patriótica, sensata e inteligente de seguir colaborando con un modelo virtuoso de economía que ha producido pingües ganancias y que les permite hoy a muchos de ellos, inclusive y tenemos el orgullo, de que se conviertan en verdaderos ejemplos de empresas que trascienden las fronteras.
Nada de eso tampoco hubiera sido posible si no hubiéramos virado estratégicamente la dirección de nuestra economía y de nuestra mirada. La volvimos casa, la volvimos al continente, a la América del Sur, al MERCOSUR, porque sabemos que aquí, que en la integración regional, está una de las mejores defensas que podemos tener contra un mundo difícil y plagado de desafíos que debemos enfrentar.
Afortunadamente, los jefes y jefas de Estado de la América del Sur, más allá de las diferencias que es notable y que además es normal que tengamos en todos los gobiernos, sabemos que nuestro futuro está en estar tomados de la mano, brazo con brazo, codo con codo, como quería Mario Benedetti.
Y quiero también agradecer la ayuda de la hermana República Bolivariana de Venezuela en los momentos difíciles allá de Néstor, y desearle a su Presidente, Hugo Chávez Frías, su restablecimiento. La verdad que lo vi bastante reestablecido, pero más restablecimiento todavía.
Pero quiero terminar diciéndoles que en la Argentina –terminar en cuanto a la deuda, tengo un poquito más para decir-, la disminución de la deuda total pública más privada en relación al Producto Bruto llegó al 32,2 por ciento. Creo que desde el empréstito de la Baring Brothers, de Londres, no teníamos una relación tan baja entre deuda y PBI.
También decirles que la deuda pública en moneda extranjera, se redujo a 27,5 del PBI, era el 106 en moneda extranjera en el año 2003. Y estimamos que cuando paguemos ahora en diciembre, la deuda pública en moneda extranjera, que estará en manos del sector privado, será solo del 8,7 por ciento. El resto es todo deuda sector intrapúblico.
También, el crecimiento de una industria que no ha dejado de invertir. Si uno compara la capacidad instalada de los diez principales bloques industriales, de octubre del 2010 a octubre del 2011, estamos en octubre de 2010 en un 79.2 y en octubre de 2011 un 80.1. Esto, sumado al formidable crecimiento en el consumo y también en el crecimiento formidable de las exportaciones, revela claramente el nivel de inversión privada y pública que hubo aquí, porque tenemos que contar también que materia de infraestructura, otro de los pilares fundamentales, la obra pública no se considera más gasto público, se considera inversión económica y social… estamos en más de 5 puntos del PBI en materia de inversión pública. Que por cierto también ha tenido, no la inversión pública, sino la inversión en sí en el Banco de la Nación Argentina, un puntal importantísimo, casi el 30 por ciento de nuestra economía real, está representada por nuestro Banco Nación de Fomento.
Yo quiero decirles que en diciembre del año 2003, de la torta del sector privado en cuanto a préstamos, el 45 por ciento era para las grandes empresas; para la banca minorista el 29; para las cooperativas el 8; para las empresas vinculadas el 10 por ciento y para las PYMES, el 8 por ciento. Hoy, a 8 años y medio de que ese hombre se sentara aquí, las grandes empresas tienen el 19 por ciento del 45 que tenían; la banca minorista el 19 por ciento, del 29 que tenía, porque necesitamos seguir prestándole a la producción; de las empresas vinculadas del 10 al 2; las cooperativas al 3, porque han tenido un formidable desarrollo y el 57 por ciento de la cartera de préstamos del Banco Nación, va a la pequeña y mediana empresa, verdadera generadora de trabajo y de valor agregado en la República Argentina.
Turismo: hoy casi el 7 por ciento de nuestro PBI. Turismo que también bueno es reconocerlo, proviene fundamentalmente del turismo regional, de los hermanos brasileros, de los hermanos chilenos, uruguayos y del resto de la región que constituyen en conjunto casi el 70 por ciento o más de los turistas que vienen a nuestro país.
Por eso, todo esto no ha sido tampoco fácil, porque pareciera que contado así como lo cuento yo, es un cuentito que la abuela le cuenta a los nietos antes de dormirse. Pero acá no hubo ni abuela, sí hubo y hay nietos, pero lo que es más importante es que hemos podido hacer esto en un período -el que le tocó gobernar a él- con un mundo en contra, fuera del mercado de capitales, que para nosotros, paradojalmente, fue una bendición porque impidió que se inyectara a nuestro sistema financiero activos tóxicos como pasó. Dice Dios que no hay mal que por bien no venga, viejo refrán. Bueno, lo que parecía una desgracia, finalmente constituyó una ventaja muy importante para que la Argentina no formara parte hoy de ese grupo de naciones en donde se inyectaron activos financieros tóxicos que, para que ustedes tengan una idea de lo que le está pasando al mundo, que es lo que nos pasó a nosotros.
En el año 1980, la relación entre el producto bruto global, todo lo que produce el mundo en bienes y servicios, y el stock de activos financieros, llámese bonos, derivados, lo que fuere, era del 1,1. En el año 2010, llegó a 3,4 habiendo tenido una punta en el 2006 de 3,6 veces. ¿Qué significa esto? Algo muy simple: el dinero, que es el elemento fungible por esencia para comprar bienes y servicios, hay casi 4 veces más dinero que bienes y servicios para comprar. ¿Y después nos quieren contar a nosotros que ellos gobiernan con metas de inflación? Gobiernan con metas de crecimiento pero del sector financiero y yo quiero notificarles que nosotros gobernamos con metas de crecimiento del trabajo y del empleo. Estos son los ejes de nuestro Gobierno y estos van a seguir siendo.
¿Qué pasó? Muy simple: cuando uno ve simplemente gráficos como los McKinsey-Fondo Monetario Internacional, para los que confían tanto en ellos, veo a algunos desde aquí, que se queden tranquilos y para Boreau of Labor Statistics también, y estadísticas argentinas, ¿dónde se produce uno de estos problemas brutales? Es, entre la productividad y el salario.
Si uno pudiera ver una línea, el salario real y el nivel de endeudamiento de las familias de las naciones desarrolladas, verían que el salario es prácticamente una línea horizontal que no se mueve y la productividad de las empresas, esto es el PBI dividido por cada uno de los trabajadores, es prácticamente casi vertical. Ese spread de diferencias, es el endeudamiento y parte de lo que está pasando junto a los imbalances mundiales hoy en la economía mundial. Una economía que no se basa en la economía real, sino en una economía financiera.
Y no es porque no nos interesen los bancos. Sabemos que los bancos son una parte fundamental, pero no pueden ser el fundamento de la economía; tienen que ser el instrumento, la palanca para que la economía real se mueva y produzca más bienes y servicios.
Y fíjense ustedes, que tiene que ser así, porque poca veces los bancos han demostrado balances con la rentabilidad que han tenido durante estos años los bancos en la República Argentina.
Quiere decir que el hecho de que los trabajadores tengan buenos salarios, que haya industrias, que haya cobertura social, que la actividad sea regulada, porque pocas cosas están reguladas como la actividad monetaria, no son óbice para la rentabilidad y para la utilidad. Que, al contrario, cuando la sociedad crece en su conjunto, todos crecen con ella. Debemos aprender esta lección y seguir apostando a la economía real.
Quiero también, en estos tiempos que vienen, en los que hablamos de sintonía fina, que cuando me tocó dar el mensaje ante la Unión Industrial Argentina, en la cual vamos a tener y para ello les he recomendado…”Recomendación” es un eufemismo en realidad, le he ordenado, eso para que mañana no digan que soy autoritaria, porque parece ser que los que dan órdenes a los ministros, son autoritarios, es una cosa muy extraña, yo no sé si quieren un presidente que le den órdenes los ministros a él o…no sé. Pero bueno, yo siempre viví en un país donde los presidentes elegidos por el voto popular daban orden a los ministros y los ministros que no estaban de acuerdo, por supuesto, tenían siempre la opción de la renuncia, como todo el mundo.
He dado orden a mis ministros de la necesidad de hacer sintonía fina. Para ello también he dispuesto que, en el ámbito del ministerio de Economía, se cree una Secretaría de Comercio Exterior que, junto a la Secretaría de Comercio Interior, como en todos los países del mundo el comercio no es a dos bandas, es una sola banda, bajo la égida y la órbita del ministro de Economía y con la dirección de la Presidenta de la Nación, Comercio Exterior y Comercio Interior sean al mismo tiempo las dos caras de una moneda que es el comercio de la República Argentina que es una sola y que no puede estar dividida.
Porque, ¿saben qué me tocó observar en estos cuatro años de Presidenta? Claro, desde el año 2003 al 2007, era todo una ola impresionante de cosas que había que resolver, agujeros que había que tapar. Pero luego, cuando las cosas van ordenándose, uno puede observar con mayor precisión y uno ve que hay muchas ventanas separadas en el Estado con los mismos fines y, entonces, los que ya tienen gimnasia de años en estas cosas, van tocando diferentes ventanas a ver qué pueden sacar. Y la falta de conexión muchas veces y de armonización entre las propias áreas del Estado, nos convierte en un Estado bobo y yo quiero ser cualquier cosa, menos boba.
Y entonces, he decidido que todas las áreas se articulen, Agricultura y Ganadería, donde nuestro Julián desempeñó una excelente trabajo; Economía, Industria, donde Débora ha desarrollado un eficiente trabajo; ni qué hablar de Boudou, no digo nada de Boudou, porque si no mañana van a decir que estoy peleada, si bien es el Vicepresidente más vale que creo que fue un buen ministro de Economía, sino no lo hubiera puesto…
Pero bueno, para evitar comentarios de editorialistas que nunca faltan acerca de presuntos enfrentamiento y no sé qué otras cosas más.
Pero quiero decirles esto de la sintonía fina, como se lo dije a los industriales, a los empresarios, la necesidad de que no puede haber reglas generales para todas las empresas ni para todos los empresarios. Que vamos a ir empresa por empresa, actividad por actividad. Porque también he decidido crear una Subsecretaría de la Competitividad, que es el gran desafío que vamos a tener en esta etapa que viene: mejorar la competitividad, que no pasa ni por el club de los devaluadores ni por el club de los endeudadores, que pasa por el club de los que queremos generar mayor valor agregado, mayor innovación, mayor ciencia y tecnología.
Por eso también, nuestro ministerio de Ciencia y Tecnología y todas nuestras áreas técnicas desempeñan un rol tan importante y lo van a seguir haciendo. Es clave la innovación y la ciencia y la tecnología en la competitividad en esta etapa.
También la competitividad exigirá que examinemos en forma conjunta utilidades y rentabilidades para hacerlas acorde con los estándares internacionales. Esto no significa, como se dijo por ahí “ninguna ley”. Los que crean…
Yo cuando –y discúlpenme la digresión- estaba leyendo hoy por la mañana este compromiso de la Unión Europea de la unidad fiscal, no sé las cosas…A mí me tocó estar sentada en esa banca, era atrás de la tuya Aguad o la que estaba Juliana, la que ocupaba el día que se discutió en este recinto la Ley de Déficit Cero y después la otra, la que discutimos en octubre, se deben de haber acordado algunos miembros de la Unión Cívica Radical, algunos de los cuales están en Diputados todavía, cuando discutimos la Ley de Intangibilidad de los Depósitos. ¿Saben cuándo la discutimos? Creo que en octubre del 2001, creo que no pasaron dos meses cuando vino lo que vino.
Por eso quiero decirles a todos, porque el otro día también vi una suerte de encuesta o ranking, ranking, de congresos por leyes. Y parece ser que algunos miden la calidad institucional o la calidad de este Parlamento por la cantidad de leyes que sancionan. Yo les quiero decir que en este ranking el que más leyes había sancionado en dos años fue el gobierno de Fernando De la Rúa. Quiere decir que el número no es, hay que descartarlo. Y el que menos leyes había sancionado, era, obviamente, tenía todos los números comprados, el de esta Presidenta. Qué bueno es decirlo, perdió su mayoría legislativa a pocos meses de iniciado el Gobierno, porque también, así como cinco corridas cambiarias, podemos también agregarle el conflicto político más largo y prolongado desde que se tenga memoria por lo menos, desde el advenimiento de la democracia.
No importa, no, no, sin silbidos, que si nos hubieran hecho caso, estarían mejor. Pero bueno, no importa.
Pero quiero decir y decía algo así como que habíamos sancionado 92 leyes, una cosa así, creo, los más poquitos.
Miren, así hubiéramos sancionado tres leyes, y hubieran sido la Ley de Servicios de Medios Audiovisuales, la Ley de Recuperación de las AFJP para la Administración Pública Nacional, la Ley de la Movilidad Obligatoria dos veces al año, que ha permitido que nuestros jubilados tengan una recuperación en sus haberes jamás vista en las últimas décadas, y ya voy por cuatro, con eso me hubiera bastado.
Por eso, esto me viene no de ahora, sino desde cuando fui legisladora nacional, me acuerdo cómo me peleaba con mis compañeros de bancada en Santa Cruz cuando sacaban esas leyes de “Declárase de Interés Provincial…”, hasta un campeonato de bochas llegamos a declarar de interés provincial en Santa Cruz. Bueno, uno ve también ejemplos en todas partes todos los días.
Por eso les recomiendo a todos, propios, extraños, recomiendo, no ordeno ni aconsejo ni nada, recomiendo: no se guíen por la letra de molde; guíense por la mirada de la gente, por las necesidades de la gente, vayan viendo…Porque realmente hay otra Argentina.
Y hablando de competitividad, también la necesidad absoluta de todos los sectores, no solamente de los sectores empresariales, sino también de los sectores que tienen responsabilidad en las dirigencias de nuestros sindicatos, de nuestros trabajadores.
Esta Presidenta, como ya lo ha dicho sentada dos veces en este recinto, una en el ’98, curioso, ahí uno puede ver un poco la política argentina y por qué algunos no entienden y le pasan las cosas que le pasan: en el ’98 estaba sentada de este lado, éramos oficialistas, ma non troppo porque yo tenía mis diferencias en el bloque, pero oficialista y jamás me fui de mi bloque ni formé ningún bloque unipersonal; no creo en las unipersonas, creo en los proyectos y políticas colectivas. Siempre me quedé a pelearla de adentro, siempre la peleamos de adentro, Y de adentro, me acuerdo, sentada con tres compañeros más de Santa Cruz y uno más de Entre Ríos, rechazamos la primera flexibilización laboral, la de Erman González, la del año ’98. Por supuesto, con nosotros votaron todos los que en ese momento se sentaban de este lado y eran oposición. Bueno, no sé cómo se sentaban, están todos medio mezclados ahora, qué sé yo.
La cuestión es que conmigo, que era oficialismo, votaban –yo no voté porque finalmente nunca entré, un mes estuvimos sin entrar y un mes estuvo sin poder tener quórum para esa flexibilización laboral la Cámara- y me acuerdo también de muchos dirigentes sindicales que me venían a ver para que diera quórum. No importa los nombres, no vengo acá de fiscal de nadie. Pero no saben la cantidad de dirigentes sindicales y políticos importantísimos que me llamaban por teléfono y otros que me fueron a ver para que, bueno, para que abdicara e ingresara y diera quórum. “Aunque votés en contra, no importa”. Claro, seguramente, ya habían conseguido que o cuatro o cinco también se levantaran del otro lado. No tengo nada que explicarles acerca de todos esos mecanismos.
Y me acuerdo también, ya sentada de este lado y como opositora, y los que se sentaban de este lado se sentaban del otro lado, vino la Ley de Flexibilización Laboral que terminó con el escándalo de los sobornos y de las Banelco y voté de la misma e igual manera que había votado cuando era oficialista. No pasó lo mismo en la Cámara y, finalmente, todo terminó en un gran escándalo y, bueno, en lo que yo creo que fue el principio del fin para un gobierno que tantos argentinos habían votado con tanta ilusión.
Por eso siempre digo que lo que es importante es hacer honor a lo que uno cree y por lo que a uno lo votan.
Y por eso creo que me siento, no con autoridad, pero sí, tal vez, con la experiencia, si les gusta más la palabra, de reclamarles a todos la misma responsabilidad porque hemos llegado a un punto de crecimiento importante y un mundo complicado, necesitamos el esfuerzo.
Quiero contarles una anécdota nada más para que se entienda lo que digo y referida a mi provincia, para que nadie se sienta aludido: ustedes habrán recordado el prolongado conflicto docente de Santa Cruz que, además, se unió a un conflicto con los trabajadores del petróleo. Curiosamente, del sector público provincial, el sector docente es uno de los salarios más altos, es el salario docente más alto de la República Argentina. Y de la actividad privada, el salario de los petroleros, es uno de los más importantes junto al del sector minero. Con una huelga que se prolongó por meses y que, además, tuvo la toma por primera vez en la historia de Santa Cruz, de sectores docentes que tomaron yacimientos petroleros, le significó al país una pérdida por día de más de 10 millones de dólares y al conflicto durante todo el conflicto 820 millones de dólares. Y si les gusta más en pesos argentinos como a mí, 3.349 millones de pesos que perdieron el Estado nacional, el Estado provincial y las compañías productoras.
Sinceramente, el derecho de huelga, que es un derecho que asiste a todos los trabajadores por imperio de la Constitución reformada…Alguien me dijo y no lo pude corroborarlo antes de venir acá, por eso lo digo a título de algo que me dijeron: parece ser que en la Constitución peronista de Sampay, no estaba el derecho de huelga. ¿Podrá ser posible? No creo. Ah, no había conflicto con Perón. Mirá qué bien, hay que bueno está esto. O sea que cuando estaba Perón no había derecho a huelga. Digo por lo que lo reivindican a Perón y nos critican a nosotros; con nosotros derecho de huelga hay; pero derecho de huelga, no de chantaje ni de extorsión.
Me acuerdo del conflicto de los ferroviarios. Pero bueno, a lo mejor no eran peronistas, qué sé yo.
Quiero decirles entonces, que en esta tarea que viene de sintonía fina, con la competitividad, vamos a tener que trabajar todos. Por eso le he ordenado a todos y cada uno de mis ministros y secretarios, a cada uno de sus subsecretarios, que conformen mesas de cada uno de los sectores económicos, porque hay sectores que tienen una gran competencia, como es el sector automotriz, que ha tenido un crecimiento exponencial, vamos por más de 800 mil autos patentados, un crecimiento increíble de un tipo de actividad que genera alto valor agregado y además mucha industria autopartista, le he dicho a cada uno que conformen mesas de acuerdo con esas actividades. Porque también hay actividades que son monopólicas por imperio del Estado, fundamentalmente en todas las empresas de insumos difundidos y también respecto de las empresas de servicios públicos para que podamos discutir y debatir entre lo que constituye el trípode de la discusión colectiva de trabajo, empresarios y Estado, podamos discutir, precisamente, esa competitividad y mejorar, porque ningún empresario quiere perder, obviamente, ningún trabajador quiere perder el empleo, pero la economía tiene leyes y reglas que no se gobiernan solamente por decreto o por una ley.
Por eso quiero finalizar con algo que me interesa mucho como es la educación, también pedirle a todos los hombres y mujeres que tienen ese inmenso honor de vestir el guardapolvo blanco y también pedirle a los señores gobernadores y responsables de las 24 jurisdicciones, 23 gobernadores y 1 Jefe de la Ciudad, que hagamos un inmenso esfuerzo colectivo por cumplir todos los días de clase, los unos y los otros.
Quiero decirles que creo que también es algo que solicité en el mensaje del 2007. Y debo decir que el informe que me acercó el señor ministro de Educación, que vamos a compartir con todos los ministros de Educación de las provincias, creo que el próximo lunes, nos da avances en la evaluación educativa afortunadamente. Pero yo les recuerdo que estamos dedicando el 6.47 y, además, hemos emprendido el Programa Conectar Igualdad que nos convierte en el país en el mundo que más netbooks ha entregado a sus alumnos secundarios.
Tenemos que ir por mayor calidad educativa y la evaluación no solamente debe ser de los alumnos, sino también tiene que ser la evaluación de los docentes. Es un imperativo que debemos hacer y que le debemos a nuestros hijos, a los jóvenes que el día de mañana van a tener que tener mejores y mayores haberes para enfrentar un mundo cada vez más difícil.
Permítanme leerles o adelantarles parte del informe que luego con todos los datos les llegará del cual participaron 277.959 estudiantes, 7.308 escuelas en 4 disciplinas: matemáticas, ciencias naturales, lengua y ciencias sociales.
El anterior estudio, que es un censo, se había hecho en el año 2007, el estudio es censal y los desempeños se reflejan en bajo, medio y alto. O sea, bajo, malo o insuficiente –perdón, malo suena como una fea palabra, poco pedagógica, le decís a un chico “sos malo” y la verdad que aprende menos todavía- pero bueno, insuficiente el esfuerzo en todo caso, bajo, satisfactorio, medio y destacado alto.
Quiero leerles en matemática: “Mientras que en el año 2007 el 47 por ciento de los estudiantes tenía un desempeño bajo y evidenciaba dificultades de aprendizaje, en el año 2010, dicho porcentaje del 45 se redujo al 30 por ciento, un 55,3 por ciento alcanzó un desempeño medio un 14,7 por ciento se ubicó en el nivel alto. En lengua: si bien se incrementó en un 5 por ciento la cantidad de estudiantes que se ubican en el nivel bajo respecto del 2007 –yo tengo una explicación que se la voy a dar al Ministro después-, continúa siendo el área con mejores rendimientos colectivos: 74 por ciento de los estudiantes tienen en lengua rendimiento medio y alto. Ciencias Sociales: en el 2007, solo el 57,8 tenía rendimiento medio o alto; en el 2010, en Ciencias Sociales, el 70 por ciento de los estudiantes logra rendimientos medios o altos. Y, finalmente –y esto me encanta porque ustedes saben que soy la loca de la ciencia y la tecnología-, Ciencias Naturales, mientras que en el 2007 solo un 44 por ciento de los estudiantes alcanzaba rendimientos medios o altos, ese porcentaje llega hoy al 65,6 por ciento”.
Creo que todavía nos falta y mucho, pero creo que en esto ha tenido que ver el incremento de los 5 millones de puestos de trabajo; creo que en esto ha tenido que ver la Asignación Universal por Hijo donde los chicos van ahora a la escuela a aprender y no van a comer… y creo también en el canso de las ciencias técnicas que el surgimiento de nuestras escuelas técnicas ha sido algo formidable.
Quiero contarles que el último día hábil de mi mandato, fui de visita a una escuela técnica en Gregorio de Laferrere, La Matanza, donde me encontré con una escuela modelo a la que hemos ayudado mucho, hemos comprado todas las maquinarias. Vieran cómo los chicos me explicaban todos los sistemas, hasta para hacer una casa inteligente. Pero lo que más me llegó de Gregorio de Laferrere, es el corazón de La Matanza, que ya cumplió cien años y es la ciudad más populosa de La Matanza: todos los chicos que van a ese colegio son la primera generación de secundarios; los padres, o no tienen la primaria completa o solamente tienen la primaria completa. Diferente de lo que me tocó, por ejemplo, en Florencio Varela, cuando fui a inaugurar la Universidad Arturo Jauretche, donde era la primera generación de universitarios. Los padres, en Florencio Varela, tenían o el secundario o el primario, pero ellos eran ya la primera generación de universitarios. Aquí, en el corazón, donde antes había solamente calles de tierra, donde no había cloacas, donde no había agua corriente, logramos que haya una primera generación de chicos que están en las escuelas técnicas.
Podría seguir con muchas enumeraciones, pero ahora me toca a mí hacerles un pedido. No, “todo” no. No existe “todo”. Perón decía: por lo menos el 50 por ciento. Bueno, el 54. Está bien. Acepto.
Quiero pedirles, porque la última vez que vine aquí, que fue el 1° de marzo, desde algún lugar, cuando yo enumeraba las cosas, como corresponde enumerar ante el inicio de cada año legislativo lo que ha sido la actuación del gobierno y lo que va a hacer el gobierno, me olvidé de pedir la ley de tierras. Me acuerdo de que un diputado, no sé por donde anda, me la hizo recordar a los gritos desde la banca. Allí está. Lo cierto es que yo la mandé, pero todavía no la han tratado. Así que, por favor, si podemos tratarla… Yo, por lo menos, cuando gritaba algo desde la banca, desde ahí, después, lo cumplí cuando fui Presidenta. Así que quiero decirles que espero…
El otro día leí un informe de la FAO donde decía que el 10 por ciento de las tierras argentinas estaban en manos extranjeras. Sería bueno que pudiéramos apurar la sanción de esta norma, que no es xenofóbica, que no afecta derechos adquiridos, que simplemente quiere cuidar un recurso estratégico como es la tierra en un mundo que va a necesitar de los alimentos como de la energía.
También, otra iniciativa que mandé, y que por no tener mayoría no la pudimos sancionar, es la ley penal tributaria. Él, también, dijo en aquel discurso del 25 de mayo de 2003 “traje a rayas para los evasores”, si mal no recuerdo. Yo quiero que, por favor, podamos sancionar la ley penal tributaria para que no le roben al fisco, porque lo que no le pagan al fisco no lo podemos aplicar ni en escuelas, ni en hospitales, ni en caminos, ni en ayudas para las provincias, ni en obras de viviendas.
Por eso, les pido también, entre otras que seguramente enviaremos, en sesiones extraordinarias, el apoyo de esta casa de las leyes, que también es la de los representantes del pueblo y de las provincias, la ayuda a esta Presidenta para poder seguir trabajando.
Finalmente, si se me permite, quiero dar las gracias desde aquí, en mi primer mensaje como Presidenta en este nuevo período, a todos los argentinos que creyeron en nosotros. Y fíjense que no digo en esta Presidenta, porque yo no me la creo. Sé que represento un proyecto colectivo, que no soy yo. Soy parte de un proyecto colectivo… nacional, popular y democrático; profundamente democrático. Quiero dar las gracias a los millones de argentinos que confiaron en este proyecto nacional, popular y democrático, y en esta Presidenta como la persona capaz de llevarlo adelante con la ayuda del resto de los argentinos. Porque quiero también que sepan que sin la ayuda del resto de los argentinos, una presidenta sola o un grupo de hombres y mujeres solos, tampoco pueden.
Quiero dar las gracias, también, si se me permite aquí, a mis compañeros y compañeras; a los que resistieron a pie firme en la calle y sentados en estas bancas los momentos más difíciles que nos tocaron vivir como gobierno y como movimiento político…, a los que no desmayaron; a los que no defeccionaron; a los que creyeron que valía la pena luchar por los ideales y las convicciones.
Para finalizar, yo les prometo a ustedes, mis compañeros y compañeras, y a los 40 millones de argentinos, y a todos los compañeros de la patria grande también –como dijo él- que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno y no las dejó, y no solamente no las dejó, sino que por no dejarlas dejó la vida.
Yo quiero decirles a todos ustedes, en honor a los cuarenta millones de argentinos, en honor a todos los compañeros y compañeras vivos o que ya no están y a nuestra propia historia, que no vamos a dejar las convicciones, como nunca lo hicimos y que vamos a seguir trabajando con todos y por todos por una Argentina más justa, más equitativa y más solidaria.
Muchísimas gracias a todos.