Muy buenas tardes a todos y a todas: el día viernes pasado, la Cámara de Apelaciones, de la Ciudad de Nueva York, confirmó el fallo del juez Griesa, que la da la razón a los fondos buitres que ya son conocidos por los argentinos, porque fueron precisamente los que embargaron, el año pasado, la Fragata Libertad, en la República de Ghana, y por la cual tuvimos que recurrir al Derecho Internacional y también a tribunales internacionales, para obtener sin ninguna relación por parte del erario público, la restitución de uno de los símbolos de la Argentina. Antes habían existido algunos otros embargos sobre el Tango 01, sobre embajadas, sobre otros fondos.
Pero en realidad lo que queremos hablar, hoy, y dar a conocer no solamente a la opinión pública nacional, a los habitantes de la República Argentina, sino también a aquellos tenedores de bonos, que han confiado en la Argentina – el 93 por ciento de los tenedores de bonos – es que en realidad este fallo de la Cámara de Apelaciones ignora este acuerdo, que hemos logrado con el 93 por ciento, o por lo menos lo minimiza y también creo que – a nuestro humilde criterio – ignora la inmunidad soberana que tiene la reestructuración de la deuda, que se logró, primero, en el 2005, y luego, en el 2010, porque, como marca la Constitución Nacional Argentina, la negociación de la deuda externa es facultad expresa del Congreso de la Nación y solamente puede realizarse bajo su autorización.
De cualquier modo es bueno recordar, un poco, el origen de todo esto porque si bien pareciera que estuviera muy lejos, el 31 de diciembre de 2001, no está tan lejos y fue allí donde la Argentina defaulteó exactamente 81.836 millones de dólares. Vuelvo a repetir: 31 de diciembre de 2001, la Argentina, nuestro país defaultea la deuda de bonos por 81.836 millones de dólares.
El origen de esto era un 49 por ciento, esto es 40.363 millones habían sido contraídos durante la administración gubernamental, que tuvo lugar entre los años 1989 y 1999; el 51 por ciento restante, que es 41.473 millones fue contraído por la administración que tuvo su origen entre los años 1999 y el momento de declararse el default.
Bueno es también saber que cuando, en el año 2003, el Presidente Kirchner asume encara precisamente este problema de la deuda, que en realidad es un problema que proviene desde el 24 de marzo de 1976, cuando el país comienza a endeudarse cada vez más y hacer permanentemente una bicicleta financiera se ve agravado durante la convertibilidad y, finalmente, implosiona ese 31 de diciembre del año 2001.
El Presidente Kirchner tuvo una idea totalmente opuesta a la que se venía sosteniendo hasta ese momento. Hasta ese momento en el endeudamiento permanente el lema, si se puede decir, era: pagar para crecer. Él sostenía que era a la inversa, que necesitábamos crecer para pagar. Bueno, no era que lo hacía de inteligente, simplemente él observaba lo que había pasado en la Argentina durante las últimas treinta o cuarenta décadas y la conclusión se daba por sí misma: no se podía pagar si no se crecía, al contrario, se pagaba con más deuda y cada vez la deuda era mayor y constituía una severísima restricción a la economía argentina en lo educativo, en lo cultural, en infraestructura, en lo social, en la salud, en la generación de la producción del trabajo. Bueno de una Argentina que – como todos sabemos – cuando Néstor asumió tenía un 25 por ciento de desocupados, industrias cerradas y una situación que todos recordamos.
Me acuerdo que él, en la Asamblea de la ONU, en la primera asamblea que le tocó asistir, que fue en septiembre del año 2003, encaró decididamente este tema de la deuda externa y sostuvo que era necesario que el mundo comprendiera que era preciso que nos dejaran crecer a la economía argentina para poder pagar. Sostuvo una frase que no me voy a olvidar nunca más, dijo: “es necesario que nos dejen crecer para poder pagar, porque los muertos no pagan las deudas”. Y bueno, a partir de allí, invirtió la lógica de pagar para crecer, por la crecer para pagar.
Y precisamente desde el año 2003 a la fecha se hicieron importantes pagos, basados en dos reestructuraciones: en el año 2005, en marzo de 2005 se reestructura la deuda en la presidencia de Néstor Kirchner. Recuerdo muy bien que fue una negociación dura, larga, en un momento dado el primer banco que intervino como negociador y eventual fiduciario: el Wachovia, se retira en medio de la negociación provocando una severa crisis que fue en un momento en que el entonces ministro de Economía, le ofreció la renuncia al Presidente Kirchner porque parecía que había fracasado el intento de reestructurar la deuda y Kirchner dijo: “tengamos confianza, sigamos adelante”, y se decidió tomar como negociador y luego posterior fiduciario al Banco de Nueva York, normalmente conocido en la jerga financiera como BoNY. Finalmente ese primer canje en el que muy pocos confiaban y en el que muy pocos apostaban, pero que Néstor tenía una gran esperanza terminó reestructurando el 76 por ciento de la deuda soberana, con la quita más importante que se recuerde en la historia.
Quita que para medir la importancia que tuvo, en el crecimiento posterior de la Argentina la podemos cuantificar en más de 79.000 millones de pesos.
Y para que ustedes tengan una idea de lo que representa es la totalidad de la Asignación Universal por Hijo, es la totalidad de las más de 2.000 escuelas que se construyeron – en estos 10 años – en la República Argentina y es todas las viviendas y sus respectivas infraestructuras, todos los planes sociales de viviendas que se construyeron entre el 2003 y la fecha. Esto marca la envergadura de la importancia.
¿Cuál fue el argumento para la quita? Durante el momento de endeudamiento, en realidad, la Argentina pagaba tasas exorbitantes en dólares, en todo el mundo las tasas eran del uno, del dos por ciento y acá se pagaban tasas de dos dígitos. El argumento central para esa quita fue que quien sabe que va a un lugar donde están pagando una tasa exorbitante que se no paga en ninguna parte del mundo es lógico que conoce el riesgo que asume al colocar su fondo. Por eso dijimos que debían ser riesgos compartidos entre un país que había apostado a un timba financiera y también, del otro lado, a los que sabían que era imposible que alguien les devolviera ese dinero con esos intereses.
Ahí surgió el problema de los holdouts, que era – digamos – los que no habían entrado en este primer canje. Si bien todos los países tienen una ley de quiebra, nuestro país la tiene y basta con que el 66 por ciento de los acreedores esté de acuerdo para que el juez apruebe la quiebra, o el concurso de quiebra y también es una cifra similar en los Estados Unidos, en este primer acuerdo conseguimos un 76 por ciento. Pero siguió el problema de los holdouts. Era lógico porque había mucha gente que no creía en esta Argentina que nunca había pagado las deudas. Nosotros, inclusive, habríamos querido participar y demostrar aún más buena fe creando lo que se denominó el Cupón de Crecimiento, de modo tal que si la Argentina crecía los acreedores iban a recibir más dinero producto de acompañar y de asociarse al crecimiento de esa Argentina.
Luego, durante mi presidencia, en el año 2010, volvimos a abrir el canje y de ahí llegamos a una cifra récord de aceptación de reestructuración de deuda, que es el 93 por ciento a quienes les debíamos. Ya había más confianza, se había pagado deuda no solamente emitida en ley extranjera, sino también emitida en ley nacional; se había pagado deuda en el Banco de Nueva York; se había pagado deuda, aquí en el país, con lo cual logramos este 93 por ciento, una tarea también muy buena que se dio en ese momento, a través del entonces ministro de Economía, que recorrió, junto a su equipo, todo el mundo. Pero el actual ministro de Economía, también el Doctor Lorenzino, para precisamente incorporar a muchos bonistas italianos, japoneses, que eran más pequeños y que habían quedado fuera del primer canje. Llegamos – repito – a esta cifra de 93 por ciento.
El fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York creo que es un poco injusto con la Argentina. Toma un argumento del “Financial Times” y dice que nos condena porque la Argentina es “un deudor recalcitrante”. La Argentina ha pagado, entre el año 2003 y el año 2012, este país al que califican como deudor recalcitrante 173.733 millones de dólares. Vuelvo a repetirlo: desde el año 2003 a la fecha, hemos pagado 173.733 millones de dólares. 41.044 millones de dólares es dentro del propio sector público nacional, entre distintos organismos del sector público nacional, que se prestan entre sí para financiamiento, para infraestructura, en fin para lo que hace al funcionamiento del Estado; 81.487 millones de dólares hemos pagado al sector privado (extranjero y nacional, en dólares, tenedores de bonos) y a los organismos multilaterales de crédito, entre ellos al Fondo Monetario Internacional, cuando nos desendeudamos, en el año 2006, al Banco Interamericano de Desarrollo por los préstamos que nos ha dado, al Banco Mundial, a la Corporación Argentina de Fomento, 51.201 millones de dólares; en total, 173.733 millones de dólares.
Digamos que más que deudores recalcitrantes somos pagadores seriales. Pero, además, con un aditamento: esto lo hemos hecho absolutamente con recursos genuinos, con recursos que hemos logrados a partir de la administración de comercio, y a partir de la mejor administración de los recursos del Estado, sin acceder al mercado de capitales. Creo que así como fuimos el país que entró en el Guinness por ser la deuda soberana más importante que se ha defaulteado creo que también debemos estar en el Guinness de los países que más hemos pagado, que más hemos cumplido con nuestras obligaciones en los últimos diez años, sin acceso al mercado de capitales.
Por eso me parece importante que todos los argentinos sepamos el esfuerzo que hemos hecho y también el mundo tenga conocimiento del esfuerzo que hemos hecho. Hoy, la deuda de los argentinos en dólares, que cuando Kirchner asumió representaba algo así como el 150 por ciento aproximadamente del PBI, ha pasado a representar en moneda extranjera, ya sea que se le deba a privados nacionales o extranjeros, algo menos del 10 por ciento del PBI. O sea, del 150 del PBI, hemos pasado a algo menos del 10 por ciento del PBI.
Y en pocos días más, vamos a pagar el BONAR 7, vamos a pagar 2.000 millones de dólares cash, exactamente el día 12 de septiembre. Este es un bono en legislación nacional que se paga también aquí en la Caja de Valores pero que la mayoría se cobra en el extranjero porque la mayoría son tenedores extranjeros que lo hacen muy fácilmente, con filiales locales de bancos extranjeros pagan a sus otra casas matrices o filiales en el lugar donde están los acreedores internacionales y de esa manera se salda la deuda.
A partir de ese momento la Argentina, o sea, a partir del 12 de septiembre, la Argentina va a pasar a deber en moneda extranjera, euro o dólares, 8,3 por ciento de su PBI.
Bueno también es recordar que esto es una ratio de deuda que es de las más bajas de los países desarrollados y ni qué hablar de los países de la región.
Bueno también es recordar que nuestro Gobierno es un pagador serial pero no es un endeudador serial, porque la deuda se tomó durante otras gestiones y también se defaulteó durante otras gestiones. Y esto nos ha permitido a los argentinos, esta administración, crecer y precisamente poder pagar la deuda.
Ahora bien, este fallo…Yo escuchaba algunos comentarios hoy sobre este fallo que me atrevo a calificar un poco de cortoplacistas porque el fallo…dicen, bueno, “en realidad es un fallo que recién podrá tener efectos porque va a ser apelado y tendrá que decidir la Corte Suprema de los Estados Unidos en el año 2014 o 2015”.
Realmente, no parece demasiado serio, no hay responsabilidad, me parece de un buen gobierno, de una buena gobernanza creer que el 2014 o el 2015 o el corto plazo son una solución para los problemas. Nosotros creemos que los problemas deben resolverse, no solamente en el corto plazo, sino en el mediano y en el largo plazo.
Por eso, la decisión…hemos tomados decisiones en virtud de esto porque no podemos tener como país una Espada de Damocles sobre nuestro cuello diciendo que en cualquier momento alguien va a tomar una decisión, se van a caer los canjes del año 2005, 2010, los acreedores nuestros no van a pagar y el país va a volver al 2001. Esto es lo único que no vamos a permitir por lo menos mientras yo sea Presidenta.
Por eso, la primera decisión que hemos tomado, bueno, es pedirle a Dios que ilumine a la Corte Suprema de los Estados Unidos porque, en realidad, estaríamos realmente ante un caso que, no solamente tiraría abajo una de las reestructuraciones de deuda más importantes de las que se tenga memoria, sino que también invalidaría otras reestructuraciones de deuda. Porque téngase en cuenta que estos fondos buitres solo representan el 0,45 por ciento.
Para tenerlo claro: el 93 por ciento de los acreedores de Argentina, arregló; un 7 por ciento no arregló, pero solamente están haciendo juicio en Nueva York y han obtenido esta sentencia, fondos buitre por el 0,45 por ciento del total de la deuda. Bonos que fueron comprados recién en el 2008, cuando ya habían sido defaulteados, valían muy poco y si se le hace lugar a lo que ellos pretenden, la ganancia en dólares sería de algo más del 1.300 por ciento, algo que realmente carece de lógica, de sentido común. Creo que no hace falta ser un experto en Derecho o en Economía para darse cuenta que de esta manera solamente funde la República Argentina, sino que fundiría el país. Sobre todo, en momentos en los cuales numerosos países desarrollados del primer mundo, están también reestructurando sus deudas.
Por eso, la decisión que tome la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, no solamente influiría en la Argentina, sino influiría en todo el mundo financiero internacionales. No en vano se han presentado numerosos “amicus curiae” frente a la Corte, que no son precisamente amigos de la Argentina, baste recordar a la exdirectora del Fondo Monetario Internacional, Anne Krueger, también a numerosos fondos de administración que también tienen intereses y se han presentado, al gobierno de la República de Francia, a quien agradecemos también su presentación ante la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Pero también, como les decía y como no podemos tener una Espada de Damocles sobre nuestras cabezas, hemos tomado 2 decisiones más además de esta casi espiritual y casi terrenal de encomendarnos a Dios y a la Corte Suprema de los Estados Unidos: en primer lugar, en el día de mañana, vamos a enviar un nuevo proyecto de Ley al Parlamento argentino, que por imperio de la Constitución y del artículo 75 es el único capacitado para decidir sobre la deuda externa argentina, el Poder Ejecutivo actúa siempre como negociador, como delegado pero finalmente los acuerdos deben pasar por el Parlamento para ser aprobados o rechazados, y este proyecto de Ley va a consistir, precisamente, en abrir por tercera vez el canje de deuda para ese 7 por ciento que no ha ingresado. Queremos una vez más, demostrar la profunda vocación de hacer frente a los compromisos que tiene la República Argentina.
Hoy no lo podemos hacer porque estaríamos violando la propia ley de nuestro país que estableció ya en el 93 por ciento y cerró el segundo canje en el año 2010. Pero vamos a enviar, reitero, un proyecto de Ley al Parlamento para que, precisamente, ese 7 por ciento tenga la capacidad de ingresar, la posibilidad de ingresar y, bueno, y cobrar en paridad de condiciones con el resto de los acreedores.
Pero también hemos tomado una decisión para salvaguarda de quienes han confiado en la República, el 93 por ciento de los tenedores de bonos que han confiado en Argentina y que vienen cobrando, algunos del año 2005 y otros del año 2010. Y es, precisamente, hacer un reemplazo de títulos por la misma moneda, por los mismos plazos nada más que cambiando el lugar de pago para evitar eventuales embargos que pudieran sufrir los fondos porque ya hemos sufrido embargos anteriores.
Para ser claros: los que tienen bonos argentinos, el 93 por ciento, vamos a reemplazar esos títulos, esos bonos por bonos similares, por moneda extranjera, por los mismos plazos, únicamente que serán pagaderos aquí en la República Argentina en la Caja de Valores.
Como ya hemos pagado, para que ustedes tengan una idea de la certeza y de la seguridad jurídica que esto significa, los BODEN 12, que fueron precisamente los bonos que Argentina emitió para pagarles a todos aquellos que habían atrapados por el corralito, se acuerdan cuando no pudieron sacar los depósitos de los bancos, el Gobierno argentino, con bonos emitidos por ley argentina y pagaderos aquí en la Caja de Valores en la Argentina, ya ha cancelado totalmente esa deuda que fue de 19.600 millones de dólares.
La Argentina pagó la totalidad de los ahorros confiscados de argentinos y de no argentinos, o sea, de nacionales y de extranjeros, por 19.600 millones de dólares con títulos emitidos con legislación local y pagada aquí en la República Argentina en los plazos y en la moneda que habían sido estipulados.
Y en unos días más, para ser más precisos el día 12 de septiembre, como les decía hace unos instantes, vamos a pagar otro bono también emitido que es el BONAR 7, 2.000 millones de dólares, también emitidos en legislación local y pagaderos aquí en la Caja de Valores de la República Argentina, de modo tal que ya hemos pagado miles de millones de dólares de títulos emitidos con legislación local y pagaderos aquí en la Argentina.
Por lo tanto, la certeza y la seguridad jurídica, no solamente emana de nuestra convicción en cuanto a hacer frente a las obligaciones a las que la Argentina como Estado se había comprometido, aunque no haya sido nuestro gobierno, sino fundamentalmente también a los hechos objetivos, concretos que ya hemos protagonizado pagando títulos emitidos aquí en la Argentina.
Y el deber fundamental de esto, no es una vocación de pago, yo sé que por allí hay algunos sectores que dicen que no habría que pagar nada, mínimos, absolutamente, porque sería disparatado. Pero bueno es recordar que la República Argentina tiene además 40 millones de habitantes que exigen responsabilidad por parte de las autoridades del Gobierno y poder seguir garantizando el crecimiento de Argentina en un marco de seguridad jurídica y de hacerse cargo de las obligaciones.
Por eso, quería hoy dirigirme, no solamente a los 40 millones de argentinos, sino también a todos aquellos que han confiado, nacionales o extranjeros privados, y han formado parte de ese 93 por ciento que aceptó bonos de Argentina con cupón de crecimiento que ha venido pagando regularmente, dirigirme también al resto del mundo financiero internacional y específicamente a las autoridades de Estados Unidos y, fundamentalmente, a su Corte, porque en realidad, estaríamos infligiendo un seguro daño sí a la seguridad jurídica, sí al trust, a la confianza que se tienen que tener en la reestructuración de deuda en un momento muy difícil de todo el mundo en materia financiera.
Nos parece realmente que solo un 1,45 por ciento que ingresó en el 2008 con bonos basura, comprados por muy poco dinero, hoy pretenda malograr lo que hemos logrado en materia de reestructuración de deuda, de crecimiento, de pago, de aporte al mundo, porque en definitiva es un aporte de la Argentina a la certidumbre jurídica del mundo y a la confianza de quienes confiaron en la Argentina, me parece que es importante que podamos tener este contacto y poder decir estas cosas.
Finalmente, para los que muchas veces nos dicen que nos gusta hablar del pasado y creen que el pasado ya pasó, yo creo que este viernes pasado, el viernes de la semana pasada, se ha comprobado definitivamente que el pasado y sobre todo en Economía, siempre está a la vuelta de la esquina. Que basta que alguien cometa una equivocación o que alguien tenga otros intereses que no sean la de representar los intereses de los 40 millones de argentinos, para que las cosas que tanto nos han costado lograr en estos últimos años, finalmente se malogren.
Estas cosas que a veces decimos sobre el pasado, no es con el ánimo de fiscalizar, con el ánimo de acusar o de poner en mayor valor lo que nosotros hemos hecho, sino por el contrario, tratar de evitar volver a cometer los errores que hemos cometido los argentinos, miren, me involucro yo también a pesar de no haber formado parte en ningún gobierno endeudador, pero sí formo parte de la Argentina y me siento tan responsable como los 40 millones de argentinos, pero la más responsable porque me han elegido para conducir los destinos del país.
Por eso, quería en síntesis, comentarles estas dos decisiones importantes, la de la reapertura de una tercera ley de canje. Espero que como decimos aquí en la Argentina, la tercera sea la vencida y podamos finalmente incorporar a ese 7 por ciento.
También un llamado a la razonabilidad y al sentido común que no puede ser que un 0,45 por ciento, que adquirió bonos a tan bajo precio, pueda poner en juego al 93 por ciento de los acreedores y con las cifras que hemos pagado y que tendremos que seguir pagando y, fundamentalmente, las posibilidades de seguir creciendo en la Argentina para generar trabajo, para dar salud, educación y al mismo tiempo, para hacer frente a nuestras obligaciones.
Por esos motivos es que quería hoy comunicarme con el conjunto del pueblo argentino y también fundamentalmente, con quienes han creído en la Argentina, han apostado por ella, que sigan haciéndolo porque estamos al frente de la nave y fundamentalmente la vamos a conducir a buen puerto y creemos también, tenemos fuertes esperanzas, de que el sentido común impere por sobre el lobby formidable que hemos visto en estos días donde un 0,45 por ciento se pueda imponer sobre la voluntad de un 93 por ciento.
Soy abogado al mismo tiempo y sé que esto afecta decididamente la igualdad entre las partes; sé que afecta la equidad; sé que afecta la seguridad jurídica; sé que afecta la certeza que deben tener las relaciones económicas y financieras el mundo y, por eso, solicitamos que con la misma responsabilidad que hemos actuado en estos 10 años, pagando puntualmente todo lo que nos habíamos comprometido por primera vez en nuestra historia, también pedimos responsabilidad a los que tengan la decisión en sus manos.
De cualquier manera, también decir que la Argentina no va a violar sus propias leyes y va a, precisamente, darle participación al Parlamento argentino en un tema tan importante como este, como también se lo hemos dado en el año 2005 y 2010, que nos ha permitido tener un crecimiento y hacer frente a nuestros compromisos.
Muchas gracias por escuchar y buenas noches a todos y a todas.