septiembre 9, 2005
Nestor Kirchner presenta la Ley de Financiamiento Educativo, 2005
Porque las cosas que nos han sucedido en determinado momento -y es bueno hablar sin hipocresías para sentirnos bien, para construir el nuevo tiempo, que debemos hacerlo- sucedieron porque muchas veces como parte de esta sociedad preferimos mirar al costado cuando aparecía el problema o se iba agudizando el problema.

 

Discurso de Néstor Kirchner presentando la Ley de Financiamiento Educativo, 9 de setiembre de 2005.

 

Señor vicepresidente de la Nación; señores gobernadores; señores ministros de los Poderes Ejecutivos Nacional y Provinciales; señores legisladores; representantes gremiales; docentes y miembros de instituciones educativas; distintas figuras del quehacer argentino, de la cultura argentina, del pensamiento argentino: realmente estamos concretando el inicio de un sueño. Siempre digo que hay que atreverse a soñar y a pensar que se pueden encontrar caminos para solucionar problemas que parecen sin solución, en un país al que le ha pasado lo que le ha ocurrido al nuestro, no de casualidad. Porque las cosas que nos han sucedido en determinado momento -y es bueno hablar sin hipocresías para sentirnos bien, para construir el nuevo tiempo, que debemos hacerlo- sucedieron porque muchas veces como parte de esta sociedad preferimos mirar al costado cuando aparecía el problema o se iba agudizando el problema. Levantar la voz o plantear la discusión en temas básicos y estructurales para la Nación, trae en sí mismos una serie de inconvenientes, porque si hemos llegado donde hemos llegado muchas cosas nos han sucedido porque también mucha responsabilidad hemos tenido los dirigentes de las sucesivas camadas de esta Argentina, aún las democráticas.

Y esto me hace recordar cuando iniciamos la idea de construir definitivamente una Justicia independiente, tarea fundamental y central para soñar con el Estado y el país que todos los argentinos pretendemos sin distinción de banderías o partidos. Creo que se está avanzando, creo que los argentinos hoy podemos ya no soñar sino ver con claridad que hay una Corte que marca una independencia clara de la Justicia, una independencia clara de los poderes, que empieza a generar otro tipo de garantías y resguardos.

En este mismo salón dijimos -aquí que se han vivido tantas cosas, algunas tan nefastas para la Argentina- que definitivamente en la Argentina la memoria, la justicia, la verdad, el fin de la impunidad y la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final era central y para ello debíamos todos los argentinos y todos los sectores ponerle fin a este tema, creo que está en marcha, se ha logrado y ahora esperamos que los tribunales procedan con las garantías correspondientes, sin venganzas, sin odios, sin rencores pero con justicia y memoria para resolver otro tema que fue básico, que quebró e hizo un daño fundamental y estructural a la Argentina y también a la problemática que hoy estamos viviendo. Porque esa falta de memoria, falta de justicia y esa impunidad, llegó a que el derecho a pensar, a disentir, a investigar, a crear, el derecho a pensar distinto, fuera absolutamente cercenado. Eso no tengan ninguna duda fue uno de los pilares centrales que destruyó el sistema educativo argentino.

Con Daniel Filmus, con todos los ministros y gobernadores, con los dirigentes gremiales empezamos a pensar desde el minuto uno en que nos tocó empezar a gobernar esta Argentina que había explotado, cómo encontramos el canal para dar las respuestas que el pueblo argentino necesita con un proyecto educativo que nos contenga y sea el eje de la transformación de este país.

Pero claro, docentes que no podían cobrar, docentes que no cobraban por allá, escuelas paradas, sin material didáctico, sin posibilidades de mejorar la calidad pedagógica, con los brazos caídos, con una resignación casi absoluta en casi todos, salvo aquellos que seguían persistiendo y luchando aún en la soledad; la pérdida de la autoestima de los propios argentinos aceptando que parecía que éramos los peores del mundo y había una clase dirigente en este país que se encargó de instalar eso, que a los argentinos no nos sentaba trabajar, no nos sentaba estudiar, no nos gustaba investigar; el premiar –y tengamos buena memoria en este tema- que el mejor dirigente era aquel que más pícaro era, más sinvergüenza o más rápido podía hacer fortuna personal, ése era el mejor dirigente. Aquel que estudiaba, investigaba, era honesto, decente y demás era un tonto. Esto se fue instalando durante una larga década en la Argentina, fue rindiendo sus frutos, fue quebrando muchas voluntades y eso se vio y se ve reflejado en muchas cosas que nos pasan hoy en la Argentina.

Por eso ayer cuando promulgamos la Ley de Educación Técnica, les puedo asegurar que sentí una profunda satisfacción de que nuevamente, como cuando éramos chicos, la escuela de arte y oficios, la escuela técnica, vuelva a ser el instrumento que posibilite calificar a los argentinos para tener un trabajo digno, un trabajo como cada argentino se merece y que sea remunerado como corresponde.

Porque estoy de acuerdo con los empresarios en que es necesario tener el oficio y la calidad, pero también es fundamental que definitivamente los sectores empresarios tomen conciencia de que es fundamental tener empresarios que les vaya muy bien y que tengan mucha rentabilidad, pero deben que tener la visión de saber compartir la renta, mejorar y ayudar a mejorar la distribución del ingreso como otras formas de alcanzar las posibilidades de la educación.

Podemos hacer muchas leyes pero si no cambiamos culturalmente nosotros, si no entendemos el país que queremos construir, con equidad, con solidaridad, con inclusión social…, y para ello es muy importante el escenario que tenemos hoy, si todos los sectores participan con claridad de este tema. La reconstrucción del empresariado nacional, la reconstrucción de la clase media con movilidad ascendente -que es fundamental por la calidad y la capacidad transformadora- y la recuperación de la clase trabajadora, deben ser la base de la estructuración del país que soñamos.

Le Ley de Financiamiento Educativo trae aparejada otra nueva discusión, otro nuevo tema y no tenemos que mirar el costado. Decíamos cuando estábamos solucionando otros temas en diversas conversaciones con dirigentes gremiales, que ahora venía ver cómo estructurábamos el proyecto de financiamiento educativo que va a ir al Congreso. Hacia el Bicentenario 6 puntos del Producto Bruto Interno, en esta Argentina que va a seguir creciendo y que no va a ser 2 puntos más de los 4 que tenemos hoy, porque la Argentina va a crecer y ese crecimiento de 2 puntos va a ser hacia el 2010 muchísimo más fuerte de lo que muchos pensamos si la Argentina sigue creciendo.

Pero decíamos que a partir de allí viene otro tema, que tenemos que afrontarlo y espero que en el 2006 lo podamos hacer con todas las fuerzas de la capacidad del debate y la idea. Desde el Gobierno yo quiero incentivar y empezar a dar esa gran discusión que los argentinos nos merecemos, que es de una vez por todas tener una verdadera Ley de Educación que es lo que está necesitando el país centralmente.

Logrado el financiamiento educativo, logrando entre todos la puesta en marcha, el funcionamiento y la normalidad de todo el sistema, es fundamental determinar, porque hablamos de cualificación, hablamos de capacitación y hablamos de qué país queremos, entonces tenemos que tener una ley de Educación para ver cómo nos vamos a capacitar, para qué país y qué país vamos a construir. No queremos cualquier ley de Educación, queremos una ley de Educación que nos ayude a construir un país donde los argentinos nos sintamos todos contenidos, que sea una patria para todos, una ley de Educación que vuelva a revalorizar a la sociedad en todos sus aspectos.

No es una discusión menor. Yo sé que va a ser una discusión muy importante, con una verdad relativa de muchos sectores que nos va a determinar con absoluta claridad el perfil de los argentinos, el perfil de país que queremos los argentinos. Financiamiento educativo, ley educativa, que es fundamental, y también la construcción definitiva de un país con trabajo, con la consolidación del sistema empresario, la eliminación de la corrupción, el premio a la investigación. Hay que fortalecer y lo estamos tratando de hacer hasta donde podemos pero tenemos que hacer muchísimo más esfuerzo para que definitivamente los investigadores en la Argentina tengan el apoyo, la promoción y el respeto social que se merecen. Sin investigación no va a haber valor agregado ni crecimiento en los productos de calidad tecnológica que necesitamos para competir en el mundo.

Hemos crecido fuertemente en las exportaciones primarias, pero necesitamos darles a esas exportaciones primarias valor agregado para consolidar definitivamente una economía de producción y de distribución que la Argentina necesita.

Son temas muy importantes que tenemos por delante y que debemos discutir entre todos los argentinos como lo estamos logrando hoy. Con debate abierto, no el acuerdo corporativo. Bien dijo Hugo con toda claridad: el acuerdo corporativo es una construcción política del pasado que nos ha hecho muchísimo daño. Las corporaciones creen que se ponen de acuerdo entre ellos y estamos de acuerdo todos los argentinos, pero la mayoría de los argentinos estamos fuera de esas corporaciones.

Es decir, Dios quiera que florezcan las organizaciones libres del pueblo para enriquecer este debate que es fundamental y central.

Muchas gracias don Ernesto; muchas gracias a tantas figuras importantes que se encuentran aquí, gracias Teresa, León, Víctor, Alejandro; cuántas veces hemos conversado de todos nuestros sueños.

Estamos viviendo una etapa en la que estamos tratando de salir del infierno; estamos en el infierno todavía. Espero que cuando me toque terminar mi mandato, le pueda decir al pueblo argentino que estamos en la puerta del purgatorio y Dios quiera también que con estas políticas de Estado, la consolidación de la justicia independiente, la consolidación definitiva de la política de los Derechos Humanos en la Argentina, la consolidación y profundización de un sistema educativo trasformador y liberador que ayude a construir un país soberano, independiente, con cuadros, con pensamientos, con idoneidad, pluralidad y consenso; con inversión nacional que consolide a los empresarios nacionales definitivamente, que los empresarios argentinos se sientan orgullosos de ser empresarios nacionales, que nuestros empresarios –con todo cariño se los digo- tengan definitivamente un discurso nacional. Dejemos de comprar el discurso que nos traen desde otro lado que no es para construir la Argentina que nosotros necesitamos.

Queremos una Argentina que administre bien, tenga un buen superávit, un buen nivel de crecimiento, un justa distribución del ingreso y que definitivamente podamos decir que estamos construyendo una Argentina en la cual nos podamos mirar.

Yo lo digo en todos lados y lo voy a decir en el Salón Blanco; no sé si es muy académico lo que voy a decir pero es lo que siento. Caminando el país, cuando estaba en esa marcha, en esa locura que se me había dado por ser presidente, iba a actos que me miraban y se reían. Yo les decía, tienen razón, la verdad es que estoy un poco loco, pero si uno no tiene un poco de locura tampoco puede… Pero veía a los padres y abuelos llorar porque sus hijos no tenían destino, porque iban a estar peor que ellos, estaban todos amontonados en la casa del abuelo y sentí vergüenza, no sabía qué decirles. Esa es la Argentina que habíamos construido, la Argentina del achique, la Argentina de la exclusión, la Argentina de la pérdida de la esperanza. Dios quiera que en los años que vienen podamos volver a aquello que tenían nuestros pioneros, a esas cosas que pasaban hace 50 años en este país, donde las viejas y los viejos miraban a los chicos felices porque sabían que sus hijos iban a estar mejor que ellos.

Si nosotros triunfamos en esta idea de transformar la educación, no tengo ninguna duda de que esa fotografía que parece una fotografía del pasado, se va a convertir en la fotografía del presente y del futuro que los argentinos queremos.

Muchísimas gracias, están en su casa, gracias por todo, gracias Hugo, gracias señores gobernadores, gracias entidades, gracias docentes, la Argentina nos espera. Espero que estemos a la altura de la historia. Muchísimas gracias.

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