La industria necesita, hoy más que nunca, en el siglo XXI, de la investigación, de la industria de la investigación, la ciencia y la tecnología.
Estos laboratorios, que estamos inaugurando en la Universidad de Quilmes, donde nuestros científicos han descubierto una vacuna contra el cáncer de pulmón; asociados la universidad nacional, pública y gratuita con el sector público y con la ciencia y la tecnología inaugurando nuevos laboratorios.
Estos nuevos laboratorios que estamos inaugurando también en la Facultad de Ciencias Naturales, en la Ciudad de La Plata, dos plantas, más de 1.600 metros cuadrados; la ampliación y refacción del Hospital Odontológico, dependiente de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de La Plata, es el hospital odontológico más grande de la República Argentina, que atiende – gratuitamente – a más de 1.500 argentinos por día, en sus consultorios.
Además, estos convenios que estamos firmando para instalar centro y biblioteca, allí en Montevideo y Lavalle, en la Ciudad de Buenos Aires y también llevando a cabo la ejecución de cinco acuerdos, de cinco universidad argentinas: una privada y cuatro estatales con cinco universidades alemanas, a través de una acuerdo – que firmamos con la canciller Ángela Merkel – y que comenzó con la visita de Néstor Kirchner, al Instituto Max Planck, en Berlín, cuando Daniel Filmus era ministro de Educación de la República Argentina y que recuerdo que a los científicos de la Max Planck les llamó la atención que un Presidente quisiera conocer un instituto de ciencia. Porque cuando él llegó le dijeron: «es muy raro, los presidentes no les interesa la ciencia». Y no es que nosotros tengamos un espíritu investigativo, es que sabemos que somos y necesitamos a la ciencia para aplicarla al desarrollo industrial.
No va a haber mejor y más desarrollo industrial si no unificamos nuestras universidades con nuestros empresarios, con nuestros productores para lograr mayor valor agregado. Esta es también la gran transformación de la década.
Lo que recién, Claudio Fernández, a quien repatriamos, junto a su familia de Alemania; lo conocí cuando aquí, en Rosario, cerquita, poníamos en marcha las nuevas instalaciones del Instituto de Biología Molecular, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario, que era un edificio viejo, que cuando llovía, los investigadores debían calzarse botas de gomas para poder ingresar. Hicimos un instituto nuevo, y hoy estamos haciendo un aporte de 5 millones de pesos, para comprar un espectrómetro nuclear digital, absolutamente de última generación, que permite seguir profundizando y constituye, hoy, a Rosario en la más importante plataforma en materia de biología molecular y es un gran orgullo.
Necesitamos mayor valor agregado, necesitamos más ciencia, más tecnología, más producción, más industria. Porque esto es lo que produjo millones de trabajos nuevos que no existían en el año 2003 en la República Argentina y que lo hemos hecho con el esfuerzo de lo público y lo privado y, también, la competitividad argentina. La competitividad que tenemos que lograr por producir más y mejor, por ser más capaces en lo tecnológico, competitividad que también el Estado nacional asegura.