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Nosotros, él, que no está más, no fuimos importantes ni seremos importantes por nosotros mismos. Somos apenas una herramienta del pueblo y me refiero, no solamente a los que estuvieron en la plaza.
Me refiero también a aquellos que sin saberlo, muchas veces repiten lo que escuchan o lo que leen. No es la primera vez en la historia.
Quiero también convocar a todos los argentinos a esta gesta, a que esta década ganada, le siga otra década más en que los argentinos sigan ganando también.
Es necesario empoderar al pueblo, a la sociedad de estas reformas y de estas conquistas para que ya nunca nadie más pueda arrebatárselas, y sé de qué estoy hablando.
¿Cómo hacer? Yo encuentro una sola manera. Que esta sociedad de los 40 millones de argentinos se organice en forma unida y solidaria pero, al mismo tiempo, comprendan.
Porque quiero decirles algo: si no se organizan, si no participan, si no cuidan ustedes mismos lo que es de ustedes, van a venir otra vez por todos ustedes como lo han hecho a lo largo de toda la historia.
Tenemos los argentinos el deber de no depender de una persona; tenemos el deber, pero sobre todo la necesidad, de empoderarnos nosotros mismos de esas conquistas y de esos derechos y de organizarnos para defenderlas. Con eso sueño.
Sueño también con una Argentina como la que hemos logrado en esta década, la década ganada pero también la década de la solidaridad
Este no es un modelo económico, que quede claro que este es un proyecto político con objetivos económicos, sociales y culturales. Digo entonces, que es necesario empoderar a la sociedad.
Y en cuanto a los insultos, a los agravios, a la descalificación y difamación permanente, inclusive contra los que ya ni siquiera pueden defenderse porque no están, le seguiremos contestando con gestión, con acción, con trabajo, con sacrificio, con esfuerzo, con militancia, con participación.
Necesitamos imperiosamente ser más inteligentes, porque el odio nubla las mentes, no nos deja pensar. Y nosotros queremos pensar, pero pensar, no solamente en esto que estamos haciendo, sino en todo lo que todavía nos falta hacer.
La plaza del sábado no fue una plaza de ayer ni de hoy, es una plaza de futuro, de porvenir, es una plaza y una patria preñada de esperanzas, de sueños, de ilusiones como las que él tuvo.