Muchas gracias. Bueno, muy buenas tardes a todos y a todas. Luego de escuchar las intervenciones de Miguel Ángel, de Alí, de Jorge, imposible no estar aquí esta tarde presente, donde se puede rescatar en lo que estamos celebrando en estos momentos la constitución de este espacio de convivencia Alef y el recuerdo de los detenidos desaparecidos de origen árabe, o de origen islámico. Tenemos que hablar de eso, y también los detenidos desaparecidos de origen judío, que como bien señalaba Jorge recién con exactitud y precisión histórica, casi 2 mil detenidos desaparecidos judíos. Cifra que por cierto no se compadece en absoluto con el número de la colectividad aquí en nuestro país. Y que además, Jorge, quiero agregarte algo que está absolutamente documentado y verificado en todos los informes en materia de Derechos Humanos, cuando era detenido alguien de origen judío, las condiciones de la tortura, las condiciones de la prisión, las condiciones de ese hombre o de esa mujer por ser judíos eran mucho peores que las del resto de los detenidos desaparecidos. Un ensañamiento especial para todo aquel que fuera judío. Es un testimonio inexcusable en todos los informes en materia de Derechos Humanos.
Decía que no podía estar ausente hoy aquí porque estaba precisamente uno de los ejes de lo que ha sido no nuestra política, nuestras convicciones, porque las políticas son en todo caso las expresiones de las convicciones que tiene un colectivo, una sociedad. Derechos Humanos. Derechos Humanos que allá por el 2003 no mencionaba ningún focus group, no era un tema de la sociedad, parecía casi un lugar de delicatesen o un lugar exótico de militantes derecho-humanistas. Ya había pasado la efervescencia del retorno de la democracia, cuando multitudes en las calles, fundamentalmente aquí en la Ciudad de Buenos Aires, y a lo largo y a lo ancho del país, reclamaban castigo a los culpables, castigo y cárcel a los culpables.
Habían sobrevenido otras urgencias terribles también, más próximas a lo cotidiano. Estaban los fuegos del 2001 y estaban también los desaparecidos del largo genocidio, desaparecidos económicos y sociales del largo genocidio de la noche neoliberal, que se instaló en 1976 y que no pudo ser desterrada por la simple convocatoria de la democracia, y que se prolongó luego hasta que en el año 2003 alguien con apenas el 22% de los votos, que prometió no dejar en la puerta de la Casa Rosada sus convicciones, vino entre muchas cosas a instalar los Derechos Humanos como una política de Estado de todos los argentinos. Rol que nos mereció y nos merece, por lo menos hasta el 10 de diciembre del pasado año 2015, un rol preponderante con gran autoridad en materia de la comunidad internacional en materia de Derechos Humanos. Del cual me siento profundamente orgullosa.
Nadie hablaba, no figuraba en ninguna encuesta. Fue su convicción, su compromiso con la historia y con los detenidos, con los 30 mil detenidos desaparecidos lo que realmente nos llevó a colocar a los Derechos Humanos, a la memoria, a la verdad y a la justicia en un rol absolutamente preponderante. Y junto a eso también, y por eso hoy más que nunca mi presencia aquí en este espacio de convivencia Alef de judíos y musulmanes, también nos llevó a instalar como eje de nuestra política exterior una vuelta a casa, una vuelta a la región.
Y por cierto, no era porque tuviéramos raíces indigenistas, no. El caso de Evo Morales es un caso de cultura propia, de empoderamiento propio de su origen, pero no es el caso nuestro. Él más que yo todavía era de origen absolutamente inmigrante, bastaba verlo nada más, de abuelos croatas por un lado y suizos y alemanes por el otro. Y los que vinimos no de la inmigración rubia y alta sino más bajitos y más morochos, españoles e italianos.
Algunos parece ser que hubieran sido descendientes de los zares de Rusia cuando uno los escucha hablar, pero no conozco ningún descendiente de los zares de Rusia. Sino que fueron todos, como lo señalaba Alí en su introducción, todos los inmigrantes vinieron aquí con una mano atrás y otra adelante, porque quien en su país de origen, donde están sus afectos, su cultura, su familia, goza de una buena posición económica, es muy difícil que migre y que se vaya hacia otros destinos y otras latitudes. Quien hace esto lo hace siempre, en la absoluta mayoría de los casos, acuciado por el hambre, la necesidad de progreso, la necesidad de futuro, o escapando de la guerra, como contaba Alí.
De esa guerra que parece haberse instalado estructuralmente en Medio Oriente, y que no tiene que ver con las religiones, por favor, que nadie intente convencernos de que lo que pasa en Medio Oriente es un problema teocrático, no, es un problema, como siempre lo fue, de estrictos intereses geopolíticos y económicos. No es otra la causa y el motivo de este grado de conflictividad.
Y si antes de ser presidenta afirmaba esto con la convicción de ser una apasionada de las relaciones exteriores, de la historia, de estudiar, luego en el ejercicio de las dos presidencias participando en eventos internacionales, en ámbitos y espacios internacionales, institucionales, multilaterales, o simplemente en relaciones bilaterales, pude comprobar fehacientemente que es lo que siempre habíamos pensado y habíamos dicho: conflictos que no tienen que ver con la religión sino con intereses geopolíticos y económicos. Y conflictos que además, como presidentes, como militantes, como dirigentes, como ciudadanos argentinos estamos obligados a mantener fuera de las fronteras de nuestro país. Es obligación de cualquier buen argentino o argentina, de cualquier buen ciudadano de la América del Sur, mantenernos fuera de las zonas de conflicto.
Las coincidencias, la historia, no sé, el destino, porque este encuentro había sido acordado hace ya mucho tiempo antes de que yo me fuera la anterior vez, quiso que en el día de ayer fuera a declarar como testigo en mi carácter de ex integrante de la comisión bicameral de seguimiento de ambos atentados al juicio de encubrimiento. Y lo decía ayer en uno de los pasajes, más de 4 horas estuve allí: hace más de 22 años y medio del atentado, 13 años desde que declaré en el primer juicio oral. El domingo, este domingo que pasó, el 4 de diciembre se cumplieron 13 años de que declaré en el primer juicio. Han pasado 22 años y medio y todavía no podemos conocer la verdad. Lo manifesté ayer, habla muy mal de nuestro sistema judicial, habla muy mal de las instituciones en la Argentina, que luego de 22 años y medio en donde ya los recuerdos, los testimonios que uno puede darse se entrelazan… Para que tengan una idea, lo comentaba ayer, mi hija Florencia tenía 4 años cuando ocurrió el atentado, hacía días, el 6 de julio de 1994 había cumplido 4 años, faltaban días para el 18. Hoy mi hija Florencia tiene 26 años y una hija de un año y medio, casi.
Entre la ultima vez que fui a declarar, 13 años, como decía cuando por ahí no podía precisar con exactitud: fui dos veces presidenta, Kirchner fue presidente, pasó todo eso y todavía estamos sentados en un estrado judicial declarando como testigos, como miembros de aquella comisión. Yo pedía disculpas a los presentes de no acordarme con exacta precisión, pero además en esos 13 años últimos yo no había estado tejiendo crochet ni cuidando los rosales, mi disco rígido había sido ocupado por otros temas. Pero así y todo pude comprobar después de las preguntas de algunos o de algunas que mi memoria es bastante mejor que la de otros, sin lugar a dudas.
Quería por eso estar aquí hoy para reafirmar una vez más lo que significa en materia de inserción global, en materia de relaciones exteriores, cuál debe ser el lugar y el rol que debe tener nuestro país, qué es lo que reivindicamos.
Hablamos también de inmigración y del drama de los migrantes. Si algunos vinieron corridos por el hambre, como nuestros abuelos, o por la miseria, hay otros que van ya corridos no solamente por eso sino por el drama de la guerra. Es más, gente que tenia una determinada posición económica en sus países, y que deben abandonarlos a partir de bombardeos, de la destrucción total de todo lo que los rodea, el drama de la inmigración.
Afortunadamente en nuestra región la inmigración todavía tiene que ver con las posibilidades económicas y sociales que nuestra tierra brinda a otros que no las encuentran en sus propias latitudes. Por eso mas allá de los estereotipos o de la repercusión mediática que tienen algunas expresiones xenófobas, que nadie quiera etiquetarnos a los argentinos…
Por eso también, y creo que son rémoras tal vez que nos quedan de nuestros antepasados, los europeos eran muy colonizadores. Les voy a contar una anécdota, ya que hablabas de populismo, estaba en Madrid y me estaban haciendo un reportaje de un importante periódico, el más importante de habla hispana, y estaban batiendo el parche de los populismos, de que Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, y entonces en un momento dado, como había mucha critica en ese momento a Venezuela, al chavismo y demás, y sabían de nuestra amistad con Hugo, el jefe de relaciones internacionales de ese diario que había venido a hacerme el reportaje me pregunta si no había un peligro de exportación del chavismo a la Argentina. Y yo le dije “mire, yo lo invitaría primero a que conozca el Caribe, a que conozca Venezuela, Cuba, y seguramente va a comprender que esos rasgos que usted define como populistas en el comandante Chávez son apenas los rasgos característicos de un modo de expresarse, de un modo de vivencia, de un modo de relacionarse de la comunidad caribeña, con más efusividad para aquellos que tienen una determinada ideología, pero es una forma de comunicarse, aunque pensándolo bien quizás usted no lo entienda, yo no podría ser nunca presidenta de ningún país caribeño como ningún caribeño podría ser presidente…” Dejémoslo ahí, pero siguiendo con el tema, le dije: ¿Sabe por qué piensa de esa manera usted, que puede ser exportado y alguien puede venir a implantarnos un modo diferente del que nosotros podemos ser? Porque ustedes tienen en su cultura todavía una fuerte raíz de colonos. Tienen en la sangre la colonización, han colonizado al mundo, y entonces hay una cosa de siempre querer imponer cultura, religión, pensamiento.” Como además surgieron allí todas las corrientes político-ideologicas que tiñeron desde la Revolución Francesa hasta en nuestros días en occidente las ideas, hay claramente una visión colonial que impide mirar más allá de la propia historia o de las propias taras, como digo yo, y pensar que las cosas pueden ser diferentes.
Así que los tranquilicé en el sentido de que no se iba a implantar en el resto de América del Sur ninguna revolución chavista, porque como todos y cada uno de los procesos políticos populistas que se han desarrollado en nuestra región, cada uno lo hace con características específicas de acuerdo a las historias, a las identidades de nuestras sociedades, de nuestros pueblos.
Y hablando de esto, no quería irme del tema de lo que también está sucediendo en nuestro país hoy respecto de una nueva etapa colonizadora, interna tal vez, en la cual se quiere instalar una cultura únicamente de neoliberalismo, de blancos, y que todo lo que no sea una familia, como dijo una, “hermosa, pura, linda y blanca”… Además, ¡cada gente habla de pureza! Que la verdad uno dice: Dios mío, ¿no? Cada una habla de pureza casi virginal que realmente no es el estereotipo. Creo que deberían ser un poco más decorosos y más memoriosos. Pero bueno, no importa.
He ahí también el fallo de la CIDH que Memoria Activa y Familiares de Víctimas de la AMIA fueron a reclamar porque no encontraban justicia en nuestro país, y que nosotros debimos cumplir, no solamente por convicciones sino por obligaciones, porque no solamente se es presidente por convicciones, también hay que cumplir con las obligaciones que impone representar a nuestro país.
Y si esta era la manera en que nos íbamos a integrar al mundo, por favor, que piensen algo diferente, porque en realidad lo único que estamos haciendo es mostrar las peores taras -como digo yo, que por cierto todos las tenemos, no somos perfectos- que puede exhibir una sociedad, y que es el irrespeto y fundamentalmente el desprecio a esa América mestiza, indígena, de la cual Milagro es también una representante.
Y creo además que esto debiera ser una exigencia de cualquier argentino, aún de aquellos que no comparten la lucha de Milagro o la militancia de Milagro. Porque nosotros, y cuando hablo de nosotros sí hablo del espacio político e institucional que gobernó la Argentina del 2003 al 2015, fuimos objeto en numerosas oportunidades de cortes de ruta, de movilizaciones, de manifestaciones, algunas durante meses bloqueando rutas, provocando desabastecimiento, aumento de precios, y hasta en un momento poniendo en crisis casi a las instituciones, y sin embargo no hay un solo argentino que pueda decir que esta Presidenta en algún momento frente a cualquier actitud, aún las más repudiables y condenables, hubiera asumido una actitud o hubiera tenido un gesto de desconocimiento de derechos, o querer arrogarse la representación de la ley “porque la mayoría opina de tal manera”. No es así.
Por eso hoy tomaba nota cuando hablaba Jorge y cuando hablaba Alí de las distintas referencias a esto que estamos viviendo, que no es para tampoco quejarnos o ponernos a llorar, porque no es nuestra costumbre. Pero sí es un momento para organizarnos.
Lo decía el otro día, y de aquí lo estoy mirando al Dr. Daniel Gollan, que le tocó presidir el III Encuentro Nacional de Salud, de políticas sanitarias, un encuentro maravilloso que tuvo lugar en la Universidad pública y nacional de Lanús, en la cual desde distintos puntos del país, trabajadores de la salud, médicos, enfermeros, auxiliares, concurrieron en una jornada a numerosos talleres. Recibimos allí a los chicos argentinos que se habían recibido de médicos en el proyecto ELAM de Cuba, 25 mil médicos han egresado de ELAM. Ese proyecto que Fidel creó en Cuba para que todos aquellos que en sus países de origen no pudieran realizar su vocación de ser médicos pudieran hacerlo, 25 mil médicos que no se han quedado en Cuba, tienen su título y vuelven a sus países de origen. De los 4 que recibí el otro día, y es buena la aclaración acá, 3 de ellos eran hijos de detenidos desaparecidos.
Por eso hablaba de la necesidad de organizarnos en distintos frentes, porque no todos tienen las mismas inquietudes, las mismas vocaciones. Es más, puede haber cosas que muchas veces nos diferencien, o tengamos puntos de vista diferentes, entonces creo que uno de los secretos, una de las fórmulas de esta organización va a ser poder encontrar, como lo han encontrado Alí y Jorge, cuál es el punto más importante, por ejemplo, en la vida de ellos, que seguramente tienen otras actividades. Porque seguramente este encuentro, esta convocatoria va a convocar a musulmanes y a judíos que tienen todos distintas actividades. Por allí van a tener diferencias, porque no todos pertenecen al mismo partido y no todos tienen las mismas ideas, pero sí los va a unir algo que es muy fuerte y que los convoca, que es la necesidad de la convivencia, la necesidad de superar enfrentamientos o diferencias artificiales que nada tienen que ver con la realidad nuestra y que no podemos dejar que nos envuelvan, que nos atrapen, que nos encierren.
Y para finalizar, dos cosas. Algo que mencionaba Alí, vos hablaste de la piedad. Acá hay de todo: judíos, musulmanes y cristianos, yo soy católica, no soy una activista católica tampoco, no soy de confesión los domingos, no voy a misa, pero creo en Dios, y creo haber ayudado a que muchísimos argentinos que habían sido dejados de la mano de Dios, porque no podían jubilarse, porque no podían estudiar, porque no podían tener un trabajo, porque no podían acceder a los bienes culturales, a la salud, a la educación, al esparcimiento, a la identidad de género, a la igualdad, pusimos nuestro granito de arena para que esos argentinos, esos compatriotas pudieran vivir mejor. Creo haber por lo menos cumplido un cachito de lo que Dios impone a todo buen católico y a todo buen cristiano. No iré a misa todos los domingos, no comulgaré, pero cuando me llame, me voy a poder tal vez parar en frente y contarle algunas de las cosas que hemos hecho para que nuestros compatriotas vivan mejor.
Y finalmente, entonces en eso que Alí hablaba de piedad, a nosotros nos gusta hablar de la compasión, que no es compadecer, compadecer es “pobre, mira lo que le está pasando”. La compasión implica una actitud de humildad pero sobre todas las cosas de solidaridad y de entender lo que le está pasando al otro.
Muchas gracias y muy buenas tardes a todos y a todas. Los quiero mucho.