Acto de anuncios a los veteranos de guerra de Malvinas en Casa de Gobierno. Martes, 05 de Octubre de 2004.
Señor presidente provisional del honorable Senado de la Nación; señores ministros del Poder Ejecutivo; señores jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; veteranos de la gesta de Malvinas; autoridades nacionales y provinciales; amigos y amigas: quiso Dios algo que para quien les habla es muy sentido, que podamos estar juntos acá en este Salón Blanco, donde muchas veces se pensaron tantas cosas y el pueblo argentino tuvo que poner el pecho tantas veces, que hoy podamos estar junto a ustedes.
Los veteranos de Malvinas, como les dicen; los chicos, como les quisieron decir algunos tratando de disminuir el valor, la lucha y la conciencia nacional que tuvieron allá en 1982 y que yo los vi llegar al sur para ir a dar la batalla por la Patria; el olvido permanente al que fueron sometidos y al que fue sometida la causa de Malvinas con aquella famosa teoría que decía que había que desmalvinizar el corazón de la Patria, cuando si se hubiera tenido identidad nacional y la calidad de saber lo que es el ser nacional se hubiera tomado con toda fuerza el sentido de la Guerra de Malvinas y de quienes fueron allí a luchar, que no fueron a una guerra por una guerra, no fueron a servir a un gobierno nacional determinado, sino que fueron a servir a esa causa tan noble que es la causa de la soberanía nacional de la Patria, de la dignidad nacional, por la que los argentinos estamos eternamente reconocidos.
Lamentablemente, como muchas de las cosas que pasaron en la Argentina, todo fue paulatinamente en olvido y también para tratar de obtener réditos políticos coyunturales los distintos gobiernos de turno en vez de hacer una dignificación definitiva de quienes evidentemente merecen estar en el corazón permanente de todos los argentinos.
Nuestra intención hoy, muchachos, muchachas, amigas y amigos aquí presentes, compañeros, compañeras, es cumplir con un mandato de la Nación. No es una decisión de un presidente, sino que es una decisión del pueblo argentino: tratar de empezar a recorrer el camino al revés de lo que se hizo hasta ahora con quienes combatieron por la Patria y después se transformaron en una carga de todos los argentinos o de algunos argentinos y algunos dirigentes argentinos, porque el pueblo argentino los reconoció permanentemente con el calor, el cariño y el amor total que les ha brindado.
Por eso, la verdad es que cuando tuve la oportunidad de conversar en los distintos viajes en muchos lados con ustedes -mantenía permanentemente contacto con los combatientes de la provincia de Santa Cruz o nos juntamos en Tierra del Fuego cuando se recordó hace 2 ó 3 años atrás el Día Nacional de Malvinas allí- no podía creer muchas de las cosas que nos tocaron ver y palpar: primero, la tremenda desorganización que existía en el área; segundo, cuando me decían la forma que fue construida y elaborada la pensión de Malvinas; tercero, que no se podía tener asignación por cónyuge ni por hijo; cuarto, el olvido. No podía entender cómo no se había avanzando ni se habían solucionado temas en cuanto a la salud, a la vivienda, etcétera, temas que eran fundamentales y centrales.
Les quiero decir, porque creo que muchas veces las palabras están demás y los hechos valen por sí mismos, que ésta es su casa, que este Presidente temporal de la historia y quienes nos acompañan acá estamos enteramente a vuestra disposición, que Malvinas es causa nacional, es causa de todos los argentinos, es causa del Estado nacional, es causa de la Patria y es una bandera irrenunciable e inclaudicable que nunca habremos de bajar, la defenderemos en todos los foros que tengamos que defenderla. Y la llama viva de Malvinas son ustedes.
Por ustedes, por vuestras familias, por vuestros viejos, por nuestros muertos, los que cayeron allá y los que cayeron olvidados acá, por esa conciencia de Nación y de patria que tanta falta nos hace para reconstruir la Argentina, Dios quiera que juntos, con esa fuerza de recuperar nuestra autoestima, de sentirnos más argentinos que nunca, de entrar a recuperar los símbolos, nuestras epopeyas, nuestra valentías, podamos dar todas las lecciones y todos los pasos que esta patria necesita. Ustedes son un ejemplo vivo.
Muchas gracias por estar acá, ésta es su casa, yo la comparto con ustedes. Muchas gracias.