24 de marzo, un aniversario que no quisiéramos tener los argentinos, pero que tenemos la obligación de recordar. Un recuerdo que no es patrimonio de ningún sector político de la Argentina. Cuando se atenta contra la democracia, se atenta contra la forma de vida en que queremos vivir todos los argentinos. Entendamos que esta es una fecha de la democracia, que tanto costó recuperar y debemos asegurar: Lo que pasó no fue por casualidad. Si uno mira los índices que tenía el país de ocupación, calidad de vida, industrialización, desarrollo social al momento de producirse el golpe, y cómo terminamos en 1983 cuando llega la democracia, y luego lo que pasó en la segunda parte, cómo terminamos en el 2001… vemos que el mejor homenaje que se puede hacer a todos los que hoy no están, o los que están y sufrieron, es seguir logrando esta Argentina, una Argentina con mayor inclusión social, con mayor trabajo, de fábricas abiertas, de ciencia y tecnología.
El objetivo del golpe no sólo era un país sin industrias, un país donde manejara solamente el capital financiero, era además instalar en cada uno de los argentinos que no valía la pena ocuparse del otro, porque si te ocupabas del otro te podía pasar algo. El miedo. Y al miedo le siguió el egoísmo. El egoísmo es el hijo del miedo. Los que no tienen miedo son solidarios. Seguir luchando por más igualdad, por los que menos tienen, para estar siempre junto a ellos, ese es el mandato de los 30.000 desaparecidos.
Recuerdo palabras de él, 24/3/2004: “Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha contra la impunidad. Dejaremos todo para lograr un país más equitativo, con inclusión social, luchando contra la desocupación, la injusticia, y todo lo que nos dejó en su última etapa esta lamentable década del ’90 como epílogo de las cosas que nos tocaron vivir. Hermanas y hermanos, compañeros que están presentes por más que no estén aquí, Madres, Abuelas, chicos: gracias por el ejemplo de lucha.
Defendamos con fe, con capacidad de amar, que no nos llenen el espíritu de odio porque no lo tenemos, pero tampoco queremos la impunidad. Queremos que haya justicia, queremos que realmente haya una recuperación fortísima de la memoria. Que en esta Argentina se vuelvan a recordar y tomar como ejemplo a aquellos que son capaces de dar todo por los valores que tienen. Una generación en la Argentina que fue capaz de hacer eso, ha dejado un sendero, su vida, sus madres, sus abuelas y sus hijos.»
Cristina.