Por Barak Ravid | abril 12, 2015 | www.haaretz.com
Netanyahu expresó su preocupación de que el cumplimiento de Irán con el acuerdo engañará al mundo en la complacencia sobre la amenaza de bomba, según las autoridades.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo en una reciente reunión del gabinete de seguridad que si un acuerdo nuclear global entre Irán y las seis potencias mundiales es, en efecto firmado por la fecha límite de junio 30, la mayor preocupación es que Teherán lo cumpla plenamente sin violaciones, dijeron dos altos dijeron funcionarios israelíes.
La reunión del gabinete de seguridad fue llamada de imprevisto el 3 de abril, unas horas antes de la cena de la Pascua. La noche antes, Irán y las seis potencias había anunciado en Lausana, Suiza, que habían llegado a un acuerdo marco sobre el programa nuclear de Irán y que las negociaciones sobre un acuerdo global continuarán hasta el 30 de junio.
La reunión del gabinete de seguridad fue llamado después de una llamada telefónica dura entre Netanyahu y el presidente estadounidense, Barack Obama, sobre el acuerdo con Teherán.
Dos altos funcionarios israelíes que están familiarizados con los detalles de la reunión, pero pidieron permanecer en el anonimato, dijo que una buena parte de la reunión de tres horas consistió en ministros «desahogandose» sobre el acuerdo nuclear y la forma en que los EE.UU. se condujo en las negociaciones con Irán.
De acuerdo con los dos funcionarios de alto nivel, dijo Netanyahu durante la reunión que temía que los «iraníes mantengan cada letra en el acuerdo si es que uno se firmó a finales de junio.»
Un funcionario dijo: «Netanyahu dijo en la reunión que sería imposible atrapar a los iraníes haciendo trampa simplemente porque no van a romper el acuerdo.»
Netanyahu también dijo a los ministros que en 10 o 15 años, cuando las principales cláusulas del acuerdo expiran, la mayoría de las sanciones se levantarán y los iraníes demostrarán que cumplieron con todas sus obligaciones. A continuación, recibirán un «certificado de kashrut» de la comunidad internacional, que verá a Irán como un país «normal» del que no hay nada que temer.
En tales circunstancias, el primer ministro dijo, va a ser muy difícil, si no imposible persuadir a las potencias mundiales para mantener su vigilancia del programa nuclear de Irán, por no hablar de la imposición de nuevas sanciones si surgen preocupaciones de que Irán ha vuelto a desarrollar un secreto programa nuclear con fines militares.
Se decidió durante la reunión del gabinete de seguridad, tratar de persuadir al gobierno de Obama para mejorar el acuerdo. Sin embargo, Netanyahu y la mayoría de los ministros acordaron que la única manera de detener el acuerdo, aunque es poco probable que tenga éxito, es en el Congreso. Por lo tanto, una buena parte de los esfuerzos israelíes se centrarán en convencer a los miembros del Congreso a votar a favor de la Ley de Revisión de Irán Nuclear, propuesta por el presidente republicano del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador Bob Corker, que podría retrasar la ejecución de un acuerdo si es que uno es alcanzado.
El Proyecto de ley de Corker pide un retraso de 60 días en la ejecución de cualquier acuerdo nuclear firmado, tiempo durante el cual el Congreso examinará todos los detalles del acuerdo. El proyecto de ley requiere que altos funcionarios del gobierno proporcionen al Congreso informes detallados sobre el acuerdo, así como asistir a las audiencias del Congreso sobre el tema. Proyecto de ley de Corker también establece que las sanciones estadounidenses impuestas por ley, sólo se levantarían si dentro de los 60 días asignados para el escrutinio del acuerdo, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y el Comité de Asuntos Exteriores declararon su apoyo al pacto.
El Comité de Relaciones Exteriores del Senado se reune el martes para su primera votación sobre el proyecto de ley Corker, después de lo cual será votada por el Senado entero. La Casa Blanca se opone al proyecto de ley y amenaza con vetarla. En este punto, además de los 54 senadores republicanos, nueve senadores demócratas también han expresado su apoyo al proyecto de ley, dejando cuatro senadores demócratas corto, hasta el momento, de la mayoría de 67 votos que haría que el proyecto de ley de derecho de veto a prueba.
El lobby AIPAC pro-israelí, que coordina sus actividades con la embajada israelí en Washington y la oficina del primer ministro en Jerusalén, ha comenzado en los últimos días a ejercer presión sobre los senadores demócratas – tanto en público como en privado – para conseguir que voten por el proyecto de ley Corker.
AIPAC también reclamó el fin de semana en su Twitter oficial que el marco del acuerdo actual podría hacer posible que Irán se encuentre al umbral de un estado nuclear dentro de 15 años y por lo tanto la presión debe ser ejercida sobre el Congreso a votar por el proyecto de ley Corker.
Netanyahu y el embajador de Israel en Washington, Ron Dermer, quieren ver los cambios introducidos en el proyecto de ley que hará que sea más vinculante, e incluso convertirlo en uno que impide un acuerdo con Teherán en lugar de retrasarlo.
Uno de los cambios que Netanyahu está buscando es una nueva cláusula que el acuerdo con Irán se considere un tratado; un tratado internacional firmado por los Estados Unidos debe ser aprobado por una mayoría de dos tercios en el Senado.
El senador republicano de Wisconsin, Ron Johnson, al parecer tiene la intención de exigir en la reunión del martes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que esta cláusula se añada al proyecto.
Mientras tanto, el senador Marco Rubio de FL, considerado como uno de los posibles candidatos del Partido Republicano para la campaña presidencial de 2016, quiere enmendar el proyecto de ley con la demanda de Netanyahu de que el reconocimiento de Irán del derecho de Israel a existir sea parte de cualquier acuerdo global firmado en el final de junio.
Sin embargo, si el Comité de Relaciones Exteriores del Senado vota a favor de una o ambas de estas enmiendas en su reunión del martes, podría conducir a senadores demócratas, quienes ya se habían comprometido a apoyar el acuerdo original con Irán, a cambiar de opinión.
