Durante mucho tiempo, desde las usinas mediáticas escritas opositoras (léase Clarín, La Nación, anque otras) y sus réplicas televisivas y radiales, se difundían fotos y “noticias” acerca de la persona del Sr. Ricardo Barreiro. Se le adjudicaba al mismo, y aún hoy lo siguen haciendo, haber sido: “jardinero de los Kirchner”.
Con una insistencia rayana en la campaña difamatoria y sistemática, se machacaba y se sigue haciendo sobre lo que habría sido su oficio de jardinero. Será por aquella conocida frase del genocida y jefe de propaganda del nazismo, Goebbels: “miente, miente, miente, que algo quedará”?
La verdad es que con todas la mentiras, falsedades y calumnias diarias propaladas por estos medios, si uno estuviera desmintiendo todas y cada una de ellas, creo que ni quedaría tiempo ni para gobernar, ni siquiera para vivir. Pero una noticia aparecida en los diarios de hoy acerca de una verdadera tragedia, que es la muerte de un piloto rescatista que salvó a dos andinistas en la localidad de El Chaltén, donde vuelven a repetir la historia de jardinería (pág. 25 de La Nación y 41 de Clarín), me obliga a tomarme aunque sea un instante de mi tiempo, para definitivamente decir que es una absoluta mentira que el Sr. Ricardo Barreiro haya sido alguna vez jardinero de los Kirchner.
Por una razón muy sencilla: tengo el mismo jardinero desde hace 15 años y el Sr. Ricardo Barreiro es licenciado en Administración de Empresas. Jamás le confiaría a un profesional de esa rama una tarea tan importante como es el cuidado de mi jardín.
Vaya también como un homenaje al rescatista que perdió su vida para salvar la de otros: en este caso, dos andinistas. Un riesgo que no muchos asumen: el de arriesgar la propia vida por la de otros. Sobre todo los que han hecho de la mentira y la calumnia su profesión.
Por cierto, es mucho menos riesgoso, sobre todo en la Argentina, donde la impunidad mediática goza de muy buena salud. Por eso, todos los días la calumnia y la difamación en una campaña mediática sin precedente contra “los Kirchner”. Y no sólo a quienes fuimos o somos Presidentes, sino también a nuestros hijos.
Seguramente mañana inventarán otra mentira. Pero bueno, mañana será otro día.